Debate documentos ocultos

Los convencionales tienen la mayoría para aprobar lo que quieran

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La primera semana de instalación de la Convención Constitucional (CC) ha sido rica en experiencias nuevas y otras no tanto. Desde la sana confianza que había en un gobierno para preparar todo lo necesario para un comienzo sin tropiezos, pasando por la elección de la mesa, la decisión de ampliarla hasta la votación de una declaración sobre los presos políticos de la revuelta, que el Gobierno se ha apresurado a negar su existencia con el bombo de los convencionales de Derecha, los que de ostrascizados pretenden salir de este provocando, armando confusiones, inventando falsos reclamos, dilatando todo cuanto sea posible. Lo que será su trabajo durante todo el tiempo que dure la CC.

Respecto del gesto político del Gobierno para torpedear el inicio de los trabajos de la CC, parece no está demás recordar a los convencionales que en lo sucesivo no se puede tener confianza en el Gobierno de Piñera para el éxito de su misión constitucional, tal como lo confesó su Vice-Presidente Bassa cuando descubrieron que el tal Francisco Encina, pagado a 7 millones mensuales, estaba ahí … solo para no hacer nada dando la impresión que hacía. Boicot puro y duro. Una política del gobierno de Derecha que demuestra una vez más que es profundamente anti-democrático. No le interesa otra Constitución. La idea de convocar este evento fue un error producto del miedo que les dio Chile popular cuando se levantó en 2019.  Por lo tanto señoras y señores convencionales que están por los cambios, por favor no sigan creyendo en el Viejito Pascuero. No existe.

Si la discusión de escoger y votar para elegir dos personas para dirigir la Convención duró más de un día, la idea de ampliar la mesa a 7 o 9 personas durará no sabemos cuantos días. Cualquiera se puede imaginar a los Chahuán, Harboe y otros en su elemento armando contubernios para ver si pueden meter sus cuñas allí. Si se formarán comisiones de trabajo y cada una de estas tendrá uno o más coordinadores, ¿cuál es la idea de tener una mesa tan numerosa? ¿Para tener más democracia? Se trata de que en nombre de la democracia hasta los más minoritarios tengan representación nos dicen. ¿Y quién determina cuántos son los grupos minoritarios que también deberían estar representados? ¿10,11, 15? ¿Cuántos? Imaginemos que se eligen 9 miembros de la mesa de coordinación. Bastaría entonces el voto de 5 de ellos para parar una decisión de la mesa. Se nos dirá que eso es mejor que el acuerdo entre dos personas como es ahora.  Pero una decisión entre 9 entre 155 personas tan diversas como estas, tampoco asegura la democracia si se aplica este criterio donde pareciera que la confianza en los representantes elegidos no existe. Habría así que aumentar el número para que “nadie se quede fuera”. Así siendo, y llevando este ejemplo al absurdo, entonces habría que plebiscitar cada decisión a tomar por la mesa entre los 155, lo que sería todavía mucho más democrático. No hay que confundir democracia con “democrataje”. Sobre todo que en cualquier momento, el conjunto de los 155 podrá decidir cambiar la mesa directiva si esta se aparta de lo que debe ser su comportamiento ético. Si la labor de la mesa es coordinar el trabajo de grupos y sintetizar para dirigir las votaciones finales entre otras actividades administrativas, apoyados por técnicos que tendrán a su disposición, entonces 7 o 9 personas a discutir no ideas a incorporar a la Constitución sino meras cuestiones administrativas menores, se gastará un tiempo enorme que la CC no tiene y que la ley inexorablemente no dará.  Imaginémonos uno entre muchos ejemplos. Uno(a) de los integrantes de esta mesa ampliada renuncie al cargo porque considera que una decisión tomada le es simplemente inaceptable. Se necesitará una nueva elección parcial para completar el cargo que falta. Tiempo y más tiempo gastado en lo que no es esencial. Para ya no observar lo que será obvio:  los intereses políticos de cada integrante de esta nueva mesa ampliada para favorecer sus propuestas jugarán su lógico papel, lo que convertirá una supuesta simple decisión – equivocada o no a los ojos de algunos – en largas discusiones políticas disfrazadas de cuestiones meramente administrativas. En suma, una gran pérdida de tiempo que repetimos, los convencionales no tienen. Si se han escogido dos personas que le dan confianza a la gran mayoría a la vista de la votación que tuvo lugar, entonces y para ser coherentes dejen que hagan su trabajo, el que no será excento de errores. Si los errores son muchos o catastróficos se cambiarán si la gran mayoría así lo decide.

Pero lo que queremos destacar en este breve comentario es el significado de la votación de la declaración sobre los presos de la revuelta.  Veamos primero sobre el contenido de la declaración. Había una opción que claramente estaba por exigir la libertad de todos ellos. Y aquella que ganó, que “urge” al gobierno de acelerar los distintos procesos y etapas legales que existen para que esto así ocurra. Igualmente pide la desmilitarización del Wallmapu y que se “implemente una política robusta de Justicia”. El camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones. ¿Cómo se puede pensar que Piñera – al que le quedan pocos meses en la Presidencia – va a implementar una política “robusta de Justicia” y va a desmilitarizar el Wallmapu?. ¿Alguna chilena o chileno hoy piensa que la Justicia funciona y que este gobierno la puede implementar? ¿Alguien podría pensar que en un repentino arranque de comprensión de la realidad  la política de guerra declarada contra la nación mapuche la puede terminar Piñera ahora? Al día siguiente de la declaración sobre la desmilitarización del Wallmapu Carabineros defendiendo la propiedad de una empresa de la CMPC asesinó a Pablo Marchant, combatiente de su pueblo. Y declaró además enfáticamente que en Chile no hay presos políticos. El mismo día de la instalación de la CC Carabineros reprimía en la calle a los manifestantes con el vigor conocido. En ese contexto, decidir hacer una “enérgica declaración” donde se pide educadamente a un gobierno que no respeta los DDHH de que por favor lo haga, es simplemente un gesto político que intenta por una parte salir airoso de lo que exigen las mayorías, y por la otra, de negarse a volver a poner el Gobierno en el suelo, como aconteció en 2019, esta vez mediante lo que habría sido un verdadero ultimatum de la CC que tiene el apoyo mayoritario – hasta ahora – de la gran mayoría de chilenas y chilenos. Han decido no hacerlo.




En ese sentido, pareciera que la actual mesa de la CC no comprendiera que la actitud del gobierno es de mantener la misma política que ha tenido todo este tiempo. Y que Piñera 2 no es distinto de Piñera 1. Es la misma Derecha antidemocrática de siempre. No hay peor cosa que contemporizar con un enemigo político que da muestras de no respetar ninguna regla de la Democracia. Si la mayoria de los convencionales son contrarios a este gobierno, entonces no hay que pedirle nada. Hay que exigirle.

Veamos ahora sobre el significado de haber reunido 105 votos para aprobar esta declaración.

La opción ganadora en la declaración sobre los presos políticos, el Wallmapu y la Justicia en general refleja sin duda la visión socialdemócrata de la sociedad. El Capitalismo está bien solo hay que controlar sus excesos. Los económicos, los sociales y los humanitarios. Y entonces hay que pedirle al Capitalismo que no sea tan malo como es. Si lo que afirmamos es verdadero o falso, la mejor forma de comprobarlo será el articulado resultante de la nueva Constitución. En la votación sobre la declaración de los presos políticos sucedió que entre los convencionales del PC, del FA y del Colectivo Socialista más algunos otros obtuvieron 105 votos. O sea, 2 más que los necesarios 103 votos que se representan los dos tercios que son el mínimo exigido para aprobar cualquier artículo de la nueva Constitución. Por otras palabras, los votos – en teoría – están para aprobar cualquier artículo que este grupo acuerde. No tienen excusas para no aprobar lo que quieren porque no se pudo, como lo hizo tantas veces la Concertación en el Parlamento. Será que estos constituyentes, que tienen en su mano ahora la clara oportunidad de aprobar lo que quieran, terminarán aprobando tibias reformas en función de que no se pudo, o de que era preciso “una visión que nos represente a todos”?

Las Constituciones chilenas nunca representaron a todos. Lejos de ello. Solo representaron los intereses de la clase dominante. Se trata ahora que la nueva Constitución represente los intereses del Pueblo mayoritario. Eso sería lo más democrático. Un Pueblo debería tener la Constitución que perfila el país que quieren la gran mayoría de sus habitantes. No es verdad?  Es necesario entonces estar muy atentos para ver en favor de quienes deciden estos 105 convencionales: o de una ínfima minoría de ricos o de la gran mayoría de este país.

 



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  1. Gino Vallega says:

    El gobierno y los políticos inventaron la CC para aplacar la efervescencia del O-18 ; le aplicaron algunas normas para hacerla imposible y fallaron en el intento : empezó su funcionamiento sin ninguna organización previa y ni siquiera con los elementos básicos para su implementación ; es indudable la acción censora del gobierno responsable de su organización para que fracase y no se cambie la constitución de la dictadura y los 30 años.La derecha no logró el tercio de constituyentes para «parar» los cambios ,pero hay una buena parte de la ex concertación que sumada a la DERE , lograrían el tercio ; por el momento ,los PS actúan independiente del comando del partido que dicen no los representa.A pesar de todo , la CC está en movimiento y creo que van a lograr una mejor constitución que la dictatorial-30años.Un famoso dicho italiano dice «chi va piano ,va lontano»: QUIEN VA DESPACIO , VA LEJOS …pero los italianos del pueblo le agregaron «ma non arriva mai» ,PERO NO LLEGAS NUNCA.Vamos ,constituyentes , a no dejarse asustar por Piñera y sus manejos , buena suerte!

  2. Felipe Portales says:

    Creo que el artículo subestima voluntaristamente el hecho de que en estos 30 años se constituyeron sólidamente dos derechas -la tradicional y la concertacionista- que legitimaron, consolidaron y perfeccionaron el modelo neoliberal heredado de la dictadura. Y no solo eso: ¡Consensuaron la Constitución actual, que está suscrita por Lagos y todos sus ministros!, incluyendo a Vidal, Eyzaguirre y Provoste. Evidentemente que el «estallido», «rebelión» o «revuelta» social de octubre de 2019 ha introducido una feroz crisis -muy probablemente terminal, pero difícilmente a corto plazo- de dicho modelo. Y es dable esperar que en este nuevo contexto los convencionales PS -que serán cruciales en las votaciones de la Convención- estén respondiendo a esquemas de pensamiento mucho más progresistas que los líderes que han conducido al PS a la derecha. Pero la prueba de fuego la dará la conducta que ellos adopten a la hora de aprobar textos que sirvan de base para la sustitución del «modelo chileno». Ciertamente que allí las presiones de la elite del PS serán monumentales. Esperemos que los convencionales sean capaces de resistirlas…

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