A finales de los años 50 del siglo pasado un periodista norteamericano dio a conocer al mundo las hazañas de un grupo de “barbudos”, que se empeñaban en liberar la Isla de Cuba del yugo de tirano, el sargento Batista. Cuba era, en ese entonces, el paraíso de los casinos y de los pedófilos norteamericanos, que aprovechaban la cercanía de Miami a la Isla para gozar de las bacanales.

La hazaña de estos revolucionarios semejaba la gran novela del siglo XX, y personajes como los hermanos Castro y el Che Guevara eran catalogados como héroes románticos por las “calcetineras”. Estados Unidos, durante el siglo XIX, había colocado a tiranos en distintos países del Caribe, (Rafael Leonidas Trujillo, en República Dominicana; los Somoza, en Nicaragua; los Duvalier, papá y Baby Doc, en Haití); ´un Presidente norteamericano dijo: “son unos hijos de puta- los dictadores – pero son nuestros hijos de puta”´). Cuba era llamada “la puta de América” y Estados Unidos, además, estaba interesado en mantener las empresas imperialistas en la Isla.

A comienzos de 1959, los “barbudos” derrocaron al dictador y sanguinario, Fulgencio Batista, y una de las polémicas que se suscitó se refería al dilema de si el nuevo gobierno cubano sería el modelo del progresismo norteamericano de “La Alianza para el Progreso”, o bien, se entregaba a la URSS, y colaborara con la revolución. Fidel Castro visitó Estados Unidos, donde tuvo buena acogida, y fue aplaudido por los habitantes del Barrio Latino, en Nueva York.

“La Alianza para el Congreso”, creada durante el gobierno de J.F. Kennedy, había decidido abandonar la ayuda económica a las dictaduras militares y apoyar a gobiernos democráticos y progresistas. El rival de Cuba era, por ese entonces, el gobierno democratacristiano chileno, (1964), Partido que pretendía realizar una reforma agraria, con el sello de “La revolución en Libertad”, lema del gobierno del Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva. Un diputado democratacristiano (Hurtado se atrevió a visitar Cuba y fue, de inmediato, expulsado de sus filas.

Unos meses después del triunfo, Fidel Castro se declaró marxista-leninista, por consiguiente, el panorama político de América Latina cambió radicalmente, y países como Venezuela, que venía saliendo de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, tuvo que enfrentar un foco guerrillero, en la región del Falcón, y se encendió en algunos países del área la teoría del “foco guerrillero”, sumado al liderazgo de Ernesto Che Guevara.




En esa época pocos analistas políticos apostarían a que la revolución cubana,  (parte del campo soviético), duraría más de 50 años, y ahora completa cerca de 60 decenios, vaticinio probado de que la revolución tenía para largo período. La revolución cubana  ha superado los años de vida de su líder, Fidel Castro, incluso, ha superado la existencia de la Unión Soviética. Por otra parte, el derrumbe del Muro de Berlín, como también el fin de la Guerra Fría, no ha significado, hasta ahora, un cambio de régimen en Cuba.

Cuba ha tenido que sobrevivir a situaciones que han marcado la historia, como el derrumbe de la URSS y, posteriormente, el aislamiento de Venezuela que, por medio del petróleo a precios muy rebajados, tuvo que cesar su suministro. Cuba ha sobrevivido por más de 60 años, a uno de los bloqueos más brutales e inhumanos que haya podido afrontar cualquier país del mundo.

Cuba se ha visto obligada a reinventarse tratando de sobrevivir gracias al aporte del turismo y, además, por las misiones de apoyo de este país a naciones necesitadas de sus competencias y científicas y técnicas, especialmente en África y América Latina.

La actual pandemia del Covid-19 ha sido fatal para Cuba, pues si a la crisis económica la restricción del turismo se suman, además los cortes eléctricos, que a veces duran más de seis horas, ha provocado una hambruna, muy similar a la ocurrida con ocasión de la caída del Muro de Berlín: lo que antes era considerada la “Perla del Caribe”, hoy se encuentra con sus coloniales palacios y monumentos destruidos, y un bloqueo cada vez más brutal que, en tiempos de pandemia como el actual, recrudece el hambre, las enfermedades y la pobreza de la gente.

La hipocresía humanitaria de los países occidentales, que se dicen democráticos, y que osan afirmar el respeto irrestricto a los derechos humanos, sólo se han dedicado, durante más de siete décadas, a condenar, con declaraciones rimbombantes, el criminal bloqueo norteamericano, sin embargo, en la práctica, no han propiciado ninguna acción tendiente a enviar misiones humanitarias que pudieran terminar con el bloqueo por parte de Estados Unidos, y encabezar una cruzada solidaria, a fin de evitar la guerra civil, o bien, la condenación a muerte a su pueblo por inanición y por enfermedades.

A mi modo de ver, Cancilleres hipócritas, entre ellos el de Chile y Colombia, como también senadores norteamericanos, como Rubio y Menéndez, en nombre de los derechos humanos, se han dedicado a radicalizar las medidas de aislamiento, con la intención de derrocar el régimen cubano y, en el caso de los cancilleres mencionadas, que en Chile y Colombia, cuyos países presentan un récord de atropello a los derechos humanos, especialmente durante las protestas, y se atreven a predicar el respecto constitucional  a manifestarse y protestar: ni Chile, ni Colombia, tienen el derecho moral de pedir respeto al derecho de protesta.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

14/07/2021

 



El Clarín de Chile

Ver comentarios

  • Si EEUU levantara el bloqueo a Cuba, este país seguiría siendo un "ejemplo" para los países pobres del mundo. Y a éso es lo que le temen los gobiernos norteamericanos.

  • La "Alianza para el Progreso" surgió para dar impulso a las economías de Latinoamérica para disminuir las condiciones de pobreza y abuso extremo que creaban las condiciones para la rebelión de sus pueblos y así evitar otras "Cubas". Cómo será que en esa época se la llamó el "Castro Plan". Pero como obviamente sus recursos eran puestos a disposición de la oligarquías locales, solamente aceleró el problema de la pobreza y desigualdad. O sea, como remedio no sirvió y fue peor que la enfermedad. Además la Alianza para el Progreso se lanzó post Castro.

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