La pobreza en Haití y el mundo no es noticia que interese al poder occidental
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Antes del asesinato de Jovenel Moise la prensa dominante no informaba de Haití y sus dos tercios de pobres.
Los medios occidentales son parte de la política del modelo que necesita que la inmensa mayoría de las personas vivan en condiciones de miseria. Su tarea es hacer que ideológicamente acepten como normal que un mundo pequeño sea rico y domine por medio de sus empresarios.
Luego del crimen las noticias se dirigen como siempre a relaciones que no tienen que ver con los millones de haitianos pobres.
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Haití: la «peligrosa inestabilidad» del único país de América que ha tenido más de 20 gobiernos en 35 años. BBC
Moise era empresario, de extrema derecha, neoliberal, amigo de Estados Unidos. Actuaba como presidente aunque la oposición sostenía que su mandato había expirado y sin haber congreso gobernaba mediante decretos. Había declarado que empresarios poderosos planeaban acciones contra él.
Ahora el tema es su asesinato, los sicarios formados por el estado colombiano, la participación de dos ciudadanos estadounidenses,
la disputa de dos políticos para sucederle.
La solución bienvenida es que Estados Unidos/Occidente ponga orden arriba y Haití desaparezca de la noticia internacional.
“A la vista de la peligrosa situación, se plantea la cuestión de si no sería mejor que el país volviera a recibir apoyo de fuerzas extranjeras. Es cierto que las intervenciones de tropas de paz de la ONU y de los estadounidenses en las últimas tres décadas no han estado exentas de problemas, pero, al menos, evitaron destructivos estallidos de violencia». Neue Zürcher Zeitung, DW
Es decir recuperar la normalidad de los haitianos como los más pobres entre los pobres del continente.
Cité Soleil. Nadie se atreve a contarlos pero se estima que en esta explanada de unas 200 hectáreas que comienza a espaldas del aeropuerto y acaba en la bahía de Puerto Príncipe, la capital, viven unas 300.000 personas. Treinta y cuatro barrios en uno con viviendas del tamaño de una habitación, construidas con ladrillos de arena y techos de zinc, donde los niños juegan y recolectan ‘tesoros’ entre la basura, mientras sus padres deambulan sin trabajo, las bandas violentas se multiplican y los ritos y ligas vuduistas ganan terreno frente a la desesperanza. El País, septiembre 2012
Niña haitiana caminando por alcantarillas abiertas que pasan junto a las casas. Alamy.es (foto)
Para Occidente no significa una responsabilidad la pobreza en Haití ni en los otros países. Su discurso es que cada uno debe solucionar sus problemas. Pero si algunos de esos pueblos intentan resolverlos con políticas soberanas… intervienen.
En Haití ha pasado muchas veces.
Por Rómulo Pardo Silva