La escena política de la Convención Constitucional
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«El reino de Chile está llamado por la naturaleza de su situación,
(…) por el ejemplo de sus vecinos, los fieros republicanos del Arauco,
a gozar de las bendiciones que derraman las justas
y dulces leyes de un república».
(Simón Bolívar)
Pertinente resulta rescatar estas frases expuestas en la difundida «Carta de Jamaica» que en lenguaje criollo colonial se refiera al pueblo mapuche. La escena más emotiva de la jornada de instalación de la Convención Constitucional fue el saludo de inicio pronunciado por la elegida presidenta, la doctora Elisa Loncón, en su lengua originaria el mapudungun. Este fue el momento más simbólico en el mismo edificio (ex Congreso Nacional) en el cual durante el siglo XIX se planificaba el exterminio del pueblo mapuche por el Estado de Chile. Pero, aquí están vivos y hablando su lengua «los fieros republicanos del Arauco» llenándonos de ternura el corazón, junto a los otros pueblos que habitaban el Chile que conocemos geopolíticamente desde la Guerra del Pacífico.
Los ciudadanos hoy salieron a la calle a manifestar el apoyo para seguir ejerciendo fuerza política frente a los convencionales, recordemos que en varios de ellos el pueblo ha manifestado su confianza para las transformaciones demandadas desde octubre 2019 con fuerza constituyente y voluntad democrática.
La mañana se fue politizando en la ceremonia. Antes del comienzo la represión de las Fuerzas Especiales ya actuaba en contra del pueblo agrediéndolo, buscando imponer con violencia el «orden público» y acabando la fiesta ciudadana. Esa atmósfera, sin duda incide en este continuo crecimiento democrático que no ha podido ser intervenido de manera tan importante por la clase política conservadora del neoliberalismo.
Al interior del ex Congreso el protocolo comenzaba con la entonación del Himno Nacional, los convencionales de los pueblos originarios manifestaron con pifias esta composición del siglo XIX en la que participó una figura protagónica, Eusebio Lillo, de la Revolución de la Sociedad de la Igualdad liderada por Francisco Bilbao y Santiago Arcos.
Esa interrupción dio paso a la intervención de los convencionales de la lista del pueblo que comenzaron a demandar el cese de la ceremonia mientras se siguiera reprimiendo a los ciudadanos en las calles. Varios salieron a la calle a manifestar su desacuerdo con la violencia policial. Gesto que manifiesta su compromiso con el pueblo movilizado y que hace pensar que seguirán fieles a la voluntad popular.
Los convencionales que representan a la derecha rápidamente se apropiaron de las cámaras televisivas que siguen estando al servicio del poder económico -sigo clamando por instalar el tema de una ley de medios de comunicación en la nueva Constitución-. Marcela Cubillos y Rodrigo Álvarez, manifestaban su enojo de estar esperando horas la realización de la instalación los mostraba impacientes y tratando de imponer el autoritarismo, y Marinovic virulenta, sin mascarilla, acusando como siempre a la izquierda de todos los males.
La interrupción del «normal» funcionamiento de esta ceremonia republicana, deja en pie la esperanza en que este proceso democrático no será interrumpido por los operadores políticos mientras el pueblo siga atento y vigilante frente a los intentos de la derecha y sus aliados que aún nos pueden amargar.
No estamos reconstituyendo la república, estamos forjando la democracia de esas mayorías maltratadas e invisibilizadas, pero que sin duda son los protagonistas de la historia de nuestro pueblo.
Ya tuvimos la instalación política que busca fundar el nuevo Chile con la tarea pendiente de la liberación de los presos políticos y el juicio a la violación de los derechos humanos cometidos durante la recuperación de la democracia popular que desafía la democracia representativa que se quedó líquida y vacía.
Por Alex Ibarra Peña