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Su pasado freista ensombrece a la DC

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Cuando Eduardo Frei Ruiz-Tagle gobernó el país (1994-2000) sucedió a un intrascendente Patricio Aylwin y encabezó un periodo  de graves e inexplicables decisiones antipopulares que marcaron a la sociedad chilena, al punto que muchos anticiparon que ningún político democratacristiano volvería a acceder a la presidencia de la República.

Efectivamente,  transcurridos más de 20 años nadie de esa tendencia ha podido acercarse a La Moneda, posibilidad que ha terminado por diluirse con la actual crisis del PDC – la peor de su historia – motivada por su falta de perfilamiento ciudadano y propuestas programáticas, fuga de militantes, pérdida de credibilidad, presencia e influencia, y abrumadora baja de preferencias electorales.

Frei había ganado las elecciones con mayoría absoluta durante el auge de la Concertación, cuando empezaba la transición y parecía que la alegría venia en camino,  pero su gobierno resultó un fiasco porque fue la prolongación de la dictadura en cuanto al desprecio por la valoración de los derechos humanos y la mantención del mismo modelo económico neoliberal basado en el poder del dinero y el mercantilismo.

En ese tiempo comenzó la era de las privatizaciones concertacionistas que el pueblo lamenta hasta hoy. Aunque el agua es ciertamente  un bien común de uso público fue entregado como un negocio lucrativo a empresas extranjeras que llegaron para enriquecerse y dejando sin el vital elemento a comunidades completas que con esfuerzo deben abastecerse por camiones aljibes. Entretanto, los derechos de agua son  acaparados por grandes capitales.

También fueron privatizados los puertos, desapareció la eficiente Empresa Portuaria de Chile, Emporchi, y la actividad portuaria quedó en poder de bien blindados consorcios financieros cuyo norte es la acumulación de dinero. No ha sido posible aún una nueva Ley de Puertos que se reclama a nivel nacional, especialmente desde Valparaíso.

La guinda de la torta fue la cruzada de Frei, junto a su canciller “socialista” Insulza para traer de vuelta, impoluto, a Pinochet tras su detención en Londres. Ello salvó al dictador de la justicia internacional que buscaba enjuiciarlo y encarcelarlo por sistemáticas violaciones a los derechos humanos, terrorismo de Estado y genocidio. Gracias al mandatario que acudió en su auxilio, el capitán general murió en la impunidad.

Todo ello ocurrió ayer,  pero rebota hasta el día de hoy. Lo tiene presente la memoria colectiva y no lo olvidan los familiares de las víctimas del pinochetismo, los ejecutados, los desaparecidos, los degollados, los quemados y  todos aquellos que cayeron en lo que la prensa manipulada – la prensa “seria” – calificaba como confusos incidentes.

El desperfilamiento de la Democracia Cristiana ha sido persistente a partir de su dependencia del sistema oligárquico, y en estos momentos el apoyo popular le es esquivo. La DC no estuvo en movimientos multitudinarios del pueblo como los de No + AFP o los del estallido social, ni tampoco se advierte liderazgo de los suyos en las organizaciones sociales,  en las agrupaciones de pobladores ni en las asambleas territoriales, y hace largo tiempo dejó de figurar en las federaciones de estudiantes en las que otrora se imponía con holgura.

En la actualidad, convertido en millonario mercader internacional, Frei afirma que “los últimos 30 años han sido los mejores de la historia de Chile”. Ello es compartido por otros acaudalados correligionarios conservadores,  como Zaldívar, Pérez-Yoma, Burgos y otros, autocalificados de “centroizquierda”,  pero incomoda a quienes ingresaron a la Falange por la imagen democrática que tuvo la “revolución en libertad” de antaño.

Los resultados están a la vista: en las últimas presidenciales (2017) la senadora Carolina Goic que optó por el camino propio llegó en quinto lugar entre ocho candidatos con un pobrísimo 5,8% de la votación. En mayo pasado el PDC obtuvo un solo escaño – uno solo, el de su entonces presidente nacional Fuad Chahin entre 155 constituyentes.

Jorge Sharp, independiente de Izquierda,  fue reelecto alcalde de Valparaíso con un 55,9% de los votos emitidos. Por su parte  Marcelo Barraza, postulante demócrata cristiano que encabezaba la lista de la Unidad Constituyente, ex Concertación, arribó en el tercer puesto con un 7,2%.

De un desastre a otro, el Partido Demócrata Cristiano no levanta cabeza porque no logra sacudirse de los errores y las sombras del pasado, carece de un planteamiento claro que lo identifique en lo económico y político,  y se ha dejado llevar por el sistema antipopular vigente. El reciente mega sismo electoral lo sorprendió mal parado, desfigurado, debilitado, sin nada nuevo que decir, encaminándose hacia el ocaso, irremediablemente.

 

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

 

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  1. Felipe Portales says:

    Yasna Provoste es nada menos que una de las firmantes de la ACTUAL Constitución, en su calidad de ministra de Lagos cuando se inauguró entusiastamente nuestra «Constitución democrática» en septiembre de 2005…

  2. Gino Vallega says:

    Los perdedores de pronto encuentran una tabla de salvación , que les permite mantenerse a flote ,como sucede con la Sra. Provoste , de terrible pasado DC dersleal con los estudiantes en 2006 y descolorida ministra de Lagos.Su pasado es obscuro y hay que tener cuidado con engañarse otra vez.Piénselo,
    instrúyase antes de actuar por emoción.

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