La debacle de la derecha junto a los traidores de la Concertación
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Las elecciones del sábado 15 y domingo 16 de mayo han sido resaltadas por periodistas y analistas políticos como una especie de “epopeya”, un 21 de Mayo, (1879), en que el pueblo almorzó y votó, por primera vez, libre de cohecho.
Hechos comunes aparecían publicados como verdaderas hazañas. Nadie se había robado los votos en la noche de mayo del 15-16 reciente, por ejemplo, y se resalta como unos comicios muy especiales, (dos días de duración). El número de votantes fue significativamente menor que el del plebiscito de octubre de 2020, en que las comunas populares se volcaron para depositar su voto a favor de la Asamblea Constituyente, hecho que no ocurrió en estos dos días. Pese a ello, dejaron de imponerse los sufragios de los oligarcas de las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea. Era el mismo Chile de mierda, pero se olían aires de cambio, que se gestaron a partir del 18-0, cambio que se inició a raíz de las sucesivas revueltas populares, hecho histórico nada de baladí si se mira el conjunto de la evolución política.
De nuestra historia recuerdo un desastre de la derecha, en 1965, cuando votaron a la fuerza por Eduardo Frei Montalva, año en que desaparecieron los Partidos Liberal y Conservador, para transformarse en el Partido Nacional, (dirigido por el nazi Sergio Onofre Jarpa. Una derecha militarista y autoritaria: se trataba de un cambio entre curas españoles, el Syllabus, partidarios del franquismo, y de Jesuitas progresistas., es decir, un cambio de la iglesia tradicional a la Encíclica “Mater et Magistra”, de Juan XXIII. A pesar de la Reforma Agraria y la promoción popular, “la aristocracia pechoña y mala” no había cambiado en lo esencial.
En 1978, con el triunfo del NO a Pinochet en el Plebiscito, la gente creyó que el lema “La Alegría ya viene”: en el fondo, los pinochetistas pactaron la convivencia futura con el general Pinochet incluido, es decir, una dictadura con corbata y distintos cargos asegurados, y un parlamento en el Almendral, (un adefesio de edificio tan feo como torta en un matrimonio entre siúticos).
Chile aparentaba ser una democracia, pero las ricas tortas se repartían entre las distintas castas políticas, que “le correspondían” a los democratacristianos o a los socialistas, (según el orden del turno), en que los socialistas, por ejemplo, de “rotosos” pasaron a ser “caballeros”, y personajes dignos de compartir actividades sociales en conjunto con los primeros, y no pocas veces, también con sus amigos, los militares, (el Presidente Salvador Allende y su pueblo seguían siendo traicionados).
Este largo camino histórico terminó en que nadie podía distinguir entre la derecha tradicional y la concertacionista, y los electores prefirieron a los ladrones antiguos que a los nuevos. Ya la Concertación de Partidos por la Democracia habían pasado la etapa de agonía, pero ayer, en las elecciones, se terminó con su sepelio.
Lo sabemos, los políticos actuales, además de inútiles e ignorantes, con sueldos insolentes frente a la pobreza popular, y que sólo buscan su interés personal de poder y dinero, son despreciados por la mayoría de los ciudadanos, que ya no soportan su abuso manifiesto, incluso, con prerrogativas que ningún país civilizado les concedería, (auto, bencina, celular, secretarios y asesores, viáticos excesivos, y para colmo, se les permite días, semanas y meses su presencia en TV, y ¿a qué hora “trabajan? (¿Algún otro trabajador, incluso de los ministerios, del poder judicial…tendría derecho a disfrutar de estas y otras prebendas? ¡Que se vayan a la mierda!
La otra gran derrotada en estas elecciones, (del 15 y 16 de mayo), fue la derecha y, sobre todo, el pésimo gobierno de Sebastián Piñera, que sólo sabe hacer payasadas, (el sábado no perdió la costumbre de demostrar su incapacidad, tratando, por ejemplo, de mojar el sello de los votos, cuando hasta sus nietos saben para qué y cómo usar los adhesivos).
Afortunadamente la derecha, que se creía incólume en el disfrute del poder, recibió una patada del pueblo hambriento y bajo la epidemia del Covid-19 y, aún bajo estas condiciones, se dio la fuerza para que la Constituyente se convirtiera en un hito histórico. De tal manera se constató el triunfo de la mayoría de los ciudadanos. Para la derecha, en cambio, que apenas obtuvo 35 Convencionales, muy lejos de los 52 que requería para bloquear los cambios que pudieran darse en la nueva constitución, su peor pesadilla se convirtió en realidad.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
17/05/2021
Fernando Aldoney says:
Felicito su buena pluma veraz, manejada por uncerebro aun joven y luchador. Larga vida te deseo, que aun hay mucho por hacer.
ramon roman says:
Don Rafa, aúnque son chihuahuas con poder los que ladran, se nota que se avanza en este azaroso camino y al comienzo del final del camino ya se van notando luces que muestran un mejor futuro para este sufrido pueblo. Gracias por sus palabras bien puestas.
Gino Vallega says:
La increíble proeza de Sebastián de desafiar todas las reglas de la elección : no llevó lápiz azul , dobló mal los votos , langüeteó el auto adhesivo y se demoró 8 minutos en marcar los votos , lo muestra como demente de hecho que , tras la derrota de las derechas pinochet-lagos , debería renunciar a su cargo y permitirle al país esperar las próximas presidenciales con calma y madurez , como lo hicieron en esta mega elección del 15-16 de Mayo.
Se aplaude al pueblo su voluntad en la elección , la derrota de las derechas 30años , la extinción de la DC y el abrir un foco de luz al final del tunel.BRAVO!
Luis Oteiza says:
Ahora chiquillos viene lo bueno. La NUEVA CONSTITUCION y con la derecha con solo derecho a opinion porque no les alcanza para los 2/3.
Por fin a nacionalizar lo que corresponde, sobre todo, EL AGUA PARA TODOS LOS CHILENOS SIN DISTINCION DE CLASES. Las plantaciones de palta
que consigan agua en Marte y no le quiten agua a los agricultores y ganaderos de baja escala, como los nortinos.
QUE LLEGUE PRONTO LA «NUEVA» PARA QUE CHILE DE UN CAMBIO EN 180* PARA PRESERVARLES UN MUNDO JUSTO A LAS NUEVAS GENERACIONES.