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Convención Constitucional: Los culpables son otros

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Comienza la campaña para adjudicar la responsabilidad de una eventual victoria de la derecha a quienes no votan.

Si no votas, no tienes derecho a decir nada después. La derecha gana porque tú no votas. Si no votas, eres el responsable de todo.

Se repiten acusaciones, más bien chantajes, que buscan reemplazar las verdaderas razones por las que millones de personas no se sienten convocadas a votar.

¿Quieren que la gente vote?

Entonces ofrézcanles algo más que acomodos, egolatrías, ambiciones y egoísmos y pongan a disposición de la gente la decisión de quienes son los mejores candidatos a lo que sea. Los intereses de los partidos no les dicen nada a la inmensa mayoría de los habitantes.

Es muy fácil echar la culpa a la gente abusada y vuelta a abusar. Se ha transformado en un lugar común en parte de la izquierda, acusar al remiso de los sucesivos triunfos de la derecha en las elecciones.

Y esas mismas voces desatinadas, nada dicen respecto de cuáles han sido las ofertas que harían la diferencia entre un candidato y otro. Más bien, entre una forma de entender la política y otra. Más bien entre esta idea de país y de otro.

La exConcertación vendida hasta el tuétano al modelo no ha hecho más que mentir, manipular y perfeccionar el legado pinochetista.

Y a la gente común, no ha hecho más que darles con el mocho del hacha.

Despreciados, explotados, relegados a un tipo de miseria que ahora le trae celular y antena parabólica, atrapados en el circulo venenoso de la pobreza, la delincuencia, la marginación, y nuevamente la pobreza, aún esperan por la alegría y por la justicia y por todo lo que merecen y que jamás, ¡jamás!, llegó.

¿Y más encima quieren que la gente vote por ellos?

Digamos las cosas como son: si la derecha se ha hecho de todo el poder ha sido porque quienes asumieron el país luego del retiro de los militares, acordaron desmovilizar a la gente que botó a la dictadura porque, después de todo, para esta gente acomodada y traidora  lo hecho por Pinochet no era tan malo.

Luego, durante todos estos años lo que ha cursado ha sido la manipulación, el abuso, la represión y sobre todo, la maldad de la esperanza fallida.

Y entonces, cuando no han hecho nada por la gente, que no sea reprimir y repartir excusas y sobras, aún insisten en que esa gente debe ir a las urnas y volver a elegirlos.

El sistema político se ha transformado en una plataforma de sinvergüenzas y corruptos que se han hecho ricos como supuestos servidores públicos. Las excepciones son muy pocas.

Y en el otro extremo está la izquierda, intentando que la gente vote por ella solo porque sí, argumentado el chantaje de rigor: si no votas por nosotros sale el cuco de la derecha.

Esta oportunidad, como nunca otra en la historia, habría permitido derrotar a la derecha y a la exConcertación de una manera demoledora.

Bastaba con haber hecho coincidir la bronca desplegada cuya mejor expresión es en octubre del 2019, con las votaciones que vendrían. Pocas veces en la historia el voto habría tenido tanto poder como arma en manos de millones, decididos y movilizados.

¿Y por qué no fue así?

Simplemente porque los dirigentes políticos y sociales de la izquierda no estuvieron a la altura para haber cambiado la historia. En muchos casos prevaleció el interés por mantener vivos a sus partidos.

No, compañeros, camaradas, amigos, hermanos, conciudadanos: la gente no tiene la culpa de esa falta de cojones, de la ausencia absoluta de un sentido de poder, de que no hayan siquiera esbozado un proyecto de país diferente y que no hayan hecho mucho esfuerzo para diferenciarse de verdad de quienes hasta hace poco eran el enemigo o se les parecía mucho.

Los responsables de que gane la derecha son los que no tienen la capacidad de ofrecer algo más que no sea lo mismo: la consigna que no dice nada, la frase altisonante, el pañuelito en el cuello y el puño en alto

Los responsables que gane la derecha son los que entienden a la gente como sujetos limitados que no sirven sino para ir a votar por ellos o convertirse en traidores.

Los responsables de que gane la derecha son quienes entre cuatro paredes y un cielo raso nominan a dedo los candidatos que no los conoce nadie y por los cuales se supone que la gente está obligada confiar.

Los responsables que gane la derecha son los dirigentes sociales que se auto nominaron sin tomarle al parecer a los que se supone representan y a quienes entienden como borregos que deberán ir en fila ordenada a votar por ellos.

Los responsables que gane la derecha son los que se acuerdan de la gente cada dos años y medio cuando hay elecciones y el resto del tiempo se dedican a perfeccionar un modo de hacer política que ayer no más era la suma de lo inmoral.

Los responsables que gane la derecha son aquellos que creen que solo los partidos políticos pueden y deben hace política, restringiendo a la gente común a simples obedecedores de órdenes e inhábiles para asumirse como sujetos de la política, responsables de su futuro y el de todos.

Los responsables que gane la derecha se acuerdan de la gente solo para llamarlos a desfilar y a ponerse pañuelitos de colores en el cuello.

Hay que ir a votar, sí. Ojalá que muchos millones lo hagan.

Pero ojo con culpar, insultar, al que no lo haga. Los culpables son otros.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

 

 

Escritor y periodista

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  1. Gino Vallega says:

    Los candidatos de la Unidad Constituyente me recuerdan a los eunucos de los cuentos de las mil y una noches….guardianes de la virtud de sus partidos.

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