Si yo tengo 100 pesos en una AFP y retiro un 10% me quedan 90 pesos.
Si de los 90 que me quedan, retiro otro 10%, me quedan 81.
Si de los 81 que me quedan, retiro otro 10% más, me quedan 72,9 o 73 pesos para redondear porque en Chile no tenemos centavos o chauchas —sólo pesos, que es más o menos lo mismo para la gran mayoría.
Ergo, es falso que después de estos retiros, uno se quede con cero fondos en la AFP como dice el gobierno.
Sin embargo, si el objetivo es reventar a las AFP, adelante con los retiros, pero después qué?
Nadie dice! Nadie sabe!
Lo único que se sabe es que quienes hicieron todos estos retiros, van a percibir pensiones incluso más miserables que las que habrían recibido si no hubieran hecho ningún retiro, independientemente de lo que ocurra con las AFP.
Lo que sí resulta inconcebible es que nadie formule ni proponga ningún plan para atender las necesidades de la población haciendo uso de los fondos de la bonanza de los ingresos del cobre y los bonos soberanos que el país tiene en el extranjero, los cuales están disponibles precisamente para atender situaciones de emergencia y calamidades públicas, a pesar de que los efectos de la pandemia califican como tales.
En algunos artículos recientes, Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo) se refiere a Chile como el reino de los huevones. Aunque he escaneado dichos artículos muy a la ligera pues a lo mucho sólo miro algunos títulos de la prensa chilena a fin de mantener la poca salud mental que me queda, su autor definitivamente tiene toda la razón. No hay otra explicación! Chile, el reino de los huevones! Tal vez, para mayor gloria y majestad, Reyno —como a la antigua!
Y como si todo esto fuera poco, hay huevones que quieren acusar constitucionalmente a Piñera porque ha recurrido al TC en contra del tercer retiro de un 10% y otros que anuncian todo tipo de acciones de calle en vez de plantear un serio juicio político por los desmanejos de la pandemia y la consecuente desprotección sanitaria, social y económica en que se encuentra la gran mayoría de la población.
Me cago en la leche, la hostia y el cáliz!
Por Germán Westphal