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Insulza al desnudo

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En una entrevista con EMOL TV, el senador del partido socialista, don José Miguel Insulsa, habló a calzón quitado. Es decir, se desnudó a medias. Dijo con aires de tribuno: “Yo no voy a tener relación con una lista que esté encabezada por Pamela Jiles; que quede claro eso”. Nada de ambigüedades. Enseguida, tildó a la diputada de populista, dispersa en sus pensamientos y sin principios, dedicada a protestar todos los días. Descargó su enojo, el cual bien pudo ser un antojo, mientras pestañeaba. Enseguida, en otro tramo de la entrevista, cuando se refirió a Patricio Melero, actual Ministro del Trabajo, expresó que admira su sinceridad en política, por la cual lucha desde hace 25 años. José Miguel Insulza acostumbra a mostrar lealtad cuando lo adulan. Se rinde al boato como buen escalador político, y lo expone, al proclamarse cercano al actual Ministro del Trabajo. «Yo no soy partidario de prejuzgar a Patricio Melero. Lo conozco desde hace mucho tiempo y tenemos una buena relación; le tengo respeto”. ¿Amigos desde hace años? Curiosa confesión. ¿De dónde surge ese respeto hacia quien floreció en la dictadura como rosa negra y trabajó para engrandecerla? Semejante declaración, de una plumada, limpia el pasado del actual Ministro del Trabajo. Le otorga credibilidad y lo convierte en un personaje sin mácula. Candidato a la beatificación y a ingresar al santoral. ¿Acaso este énfasis por limpiar el pasado de Patricio Melero se debe a inconfesables compromisos? Propio de un intríngulis, el cual acecha a quien habla sin meditar. Hay demasiadas historias, aun ignoradas en el ámbito de la política, que enrarecen la atmósfera. Conocer la trama de esta íntima devoción, donde impera la mutua turbiedad, a nadie debe extrañar. En 1977, el actual Ministro del Trabajo, participó en la ceremonia del cerro Chacarillas, donde antorcha en mano, ascendió hasta la cima para iluminar la figura del dictador Augusto Pinochet. Desde luego, el grupo vestía sayo de sacristán y a cada zancada se santiguaba. El fervor es el fervor y los impíos nada saben de las convicciones religiosas. Acto vinculado a los regímenes totalitarios, donde debe ser endiosado el paladín. Puesto en un altar para ser venerado por los siglos de los siglos. La historia es pródiga en este tipo de ritos paganos. ¿Insulza conoce cuál era el pensamiento político del joven Patricio Melero? Acaso ese día el Ministro del Trabajo andaba de excursión en el cerro Chacarillas y de pronto, sin querer queriendo, se vio involucrado en la ceremonia. Negarse a ingresar a esa cofradía de fervorosos beatos, bien podía dañarlo. La época se veía propicia para escalar en dictadura y afianzarse, cuando retornara la democracia. Entonces, Melero juzgó ventajoso mezclarse con tantos jovenzuelos idealistas de su grupo social, ansiosos de servir a la tiranía.

Hay quienes jamás entienden cómo la edad avanza, deteriora, reblandece y el habla se hace tembleque. Arriba la época del olvido y las ideas adquieren síntomas de desbarajuste, donde prima la incoherencia. La vejez se convierte en realidad y sólo quienes se dedican a la meditación, sabios por naturaleza, logran soslayar el deterioro de la mente. Se aconseja, de no tener la capacidad de la meditación, realizar otras actividades. Consagrarse a la jardinería, acaso a la apicultura, a darle de comer a las gallinas, y si no las hay, concurrir a pescar a la orilla de un lago. Siempre que no aparezca el dueño y le eche los perros bravos, o en su defecto, le disparen los guardias privados.

El senador José Miguel Insulza, navegante de mil embarcaciones, viajero contumaz, debería empezar a escribir sus memorias. Costumbre que acecha a quienes se empeñan en seguir mintiendo. Que no se le ocurra ponerle, “Memorias de un desmemoriado”, pues el escritor español Benito Pérez Galdós y nuestro compatriota Ernesto Montenegro, ya utilizaron ese título. Es un hecho, que el prólogo lo va a escribir Patricio Melero.

 

Por Walter Garib




 

 

 



Escritor

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  1. Patricio Serendero says:

    Nada de sorprendente la última de Insulza. De estudiante de uno de los colegios de elite de Chile – Saint George – y militante de la Democracia Cristiana al Mapu donde descubrió Trotsky en su tesis de licenciatura. De ahí al PS el 73, su regreso a Chile después del exilio, la defensa a ultranza de la impunidad a Pinochet en Londres y posteriormente en Chile cuando Ministro, hasta todas sus votaciones contra el Pueblo desde que es Senador. Es el típico camaleón político «apitutado» en el aparato del Estado, fiel conservador del «Estado de Derecho» y enemigo de los trabajadores. Hay siempre que sospechar de personas con este currículum.

  2. Felipe Portales says:

    ¡Pero si José Miguel Insulza llegó a una de las más ignominiosas conductas políticas concebibles! ¡Fue quizá el más eficaz político chileno en obtener (habiendo sido víctima de grave violación de derechos humanos bajo su dictadura) la impunidad del mayor criminal de nuestra historia -Augusto Pinochet Ugarte-; siendo clave primero como canciller de Frei Ruiz-Tagle en lograr sortear la Justicia europea que estuvo a punto de condenarlo; y luego presionando exitosamente a los Tribunales de justicia chilenos, como ministro del Interior de Lagos, para que finalmente no lo condenaran aduciendo manifiestamente falsas razones de salud mental. ¡Qué puede extrañar! Quien puede lo más, puede lo menos…

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