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Guía para votar en abril

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Si usted participó, apoyó o estuvo de acuerdo con las manifestaciones contra el Gobierno y su política desde el 18-O hasta ahora, en alguna de las mil formas que ha tomado dicha protesta, entonces y para ser consecuente debería igualmente votar el 11-12 de Abril. NO HAY NINGUNA RAZÓN OBJETIVAMENTE VÁLIDA PARA NO VOTAR. En este breve comentario intentamos justificar el porqué.

Existen quienes por las más diversas razones proponen no votar el 11-12 de Abril. Desde luego están quienes indican que los votos del día 11 serían robados. Una de las tantas mentiras que recorren las redes sociales. Al mejor estilo Donald Trump. Todavía no nos roban, pero lo van a hacer.  Otros, enemigos crónicos de votar, nos dicen en esta oportunidad que puesto que la Derecha tiene asegurada la sartén por el mango al ser necesarios  los ⅔ de votos de convencionales para cualquier cambio en la Constitución,  resulta imposible un resultado favorable a quienes están por los grandes cambios sociales. Y añaden que por lo tanto, y siendo hoy en día ampliamente conocida la trampa de la Derecha, que quienes votan son tonta(o)s, ingenua(o)s, despistada(o)s o apoyan los ricos abierta o embozadamente. Y por último, están los partidos de la Clase política que esperan discretamente que la votación no sea muy elevada, de manera de asegurarse con sus máquinas electorales los votos de constituyentes que les darán una Constitución que en lo esencial preserve el Capitalismo. No voten o voten pocas(os), una estupenda perspectiva para el orden establecido.

El llamado a no votar fue utilizado también antes el Plebiscito del 25 de Octubre del 2020[i], argumentándose que este representaba parte de la trampa con que el sistema pretendió parar la revuelta del 18-O.  Considerando que en dicha elección votaron 51% de las(os) inscritos, de los cuales y a pesar del engaño impuesto 80% votaron por el Apruebo, habría que concluir en consecuencia según este argumento que este país tiene muchísimos tontos, ingenuos, despistados y/o entregados a la ideología de los ricos. Una conclusión absurda y por lo tanto falsa. Estas equivocadas o interesadas propuestas contribuyen a mantener la gente cada vez más alejada de las elecciones, algo que ocurre progresivamente desde 1990. Prácticamente la mitad del país electoral hoy no vota. Lo que favorece siempre a la Clase dominante. Mientras más ignorante y más alejada la ciudadanía de la Política, mejor para ellos.

La vía electoral

En los últimos años nadie en la Izquierda chilena ha propuesto una via factible distinta a la electoral para conquistar el Poder Político. Nadie tampoco duda hoy en esa misma Izquierda que dada la experiencia de la derrota del gobierno de Allende, un eventual gobierno popular necesitará prestar mucha atención a todas las formas de defensa del proceso. Porque independientemente que un gobierno popular actúe democráticamente conforme los intereses de las grandes mayorías la Derecha no estará dispuesta a perder sus privilegios sin violencia reaccionaria. A esta, la única oposición posible en esos casos es la violencia revolucionaria del gobierno popular. Tal ha sido el caso de todas las revoluciones victoriosas.

El camino electoral es duro, difícil y no tiene nada de espectacular ni de heroico. Heroica esa es la lucha de la gran mayoría de chilenas y chilenos quienes viven con salarios de miseria para sacar adelante sus vidas y familias. Es un camino de lento trabajo ganando conciencias y voluntades para los intereses de la Clase Trabajadora. Una tarea de muchos avances y retrocesos. En ese proceso cada partidaria(o) del cambio social debe ser un publicista del Socialismo. Lo que no es fácil. Las cosas cambian en la sociedad no siempre tan rápido como quisiéramos, por muy impacientes que estemos para terminar con la injusticia imperante.

En este contexto una forma evidente de manifestarse entre otras combinadas es el voto. Si el Socialismo que queremos debe ser democrático, esto es, el gobierno del Pueblo soberano donde el aparato completo del Estado -ahora descentralizado- sea dominado por los miembros de la Clase Trabajadora, es entonces necesario ganar en elecciones, lo que apenas significa el punto de partida del nuevo proceso. Lo bravo viene después.

Los jóvenes todavía no votan

Veamos la realidad de algunos números electorales. Según un diagnóstico del PNUD[ii],  en la elección presidencial del 2016 votaron apenas el 14% de jóvenes entre 18 y 19 años. Más o menos 700.000 de ellos no votaron. Si a ellos se les suman las personas de hasta 29 años, fueron tres millones de votantes potenciales los que se abstuvieron; un tercio de toda la abstención. Ni hablar del resto de la población que no vota, dos veces esta cantidad más o menos. Pensando que son normalmente los jóvenes quienes tienen aspiraciones de cambiar el mundo en que vivimos, hay que concluir que es en esa población de tres millones donde hay un enorme potencial de jóvenes para ganar a la causa del Socialismo La mayor parte de estos jóvenes pertenecen a la Clase trabajadora, y muchos de aquellos que no han votado han estado en la calle, en los Cabildos y Asambleas de todo tipo desde hace más de un año manifestándose por las reivindicaciones más sentidas. La Clase Media, estimado erróneamente su grado de representatividad por algunos estudios, en verdad se sitúa entre el 10 y el 20%[iii]. La ideología dominante hace allí estragos. Con todo, muchos profesionales, técnicos, funcionarios estatales y empleados de empresas privadas pertenecientes a ella han participado activamente de las protestas de una u otra manera. Reclaman cambios.

Votar con signo positivo por los grandes cambios sociales

Debemos convencer a los jóvenes de votar en las elecciones del 11-12 de Abril para expresar su voto de esperanza por un futuro mejor  y manifestar al mismo tiempo su rechazo al poder establecido. Este último estará representado en esta oportunidad por las candidaturas de los militantes de los partidos políticos de las dos Derechas, los falsos Independientes que se candidatean siendo operadores políticos de esos mismos partidos, o los Independientes ideológicamente alineados con el neoliberalismo. No hay ninguna razón política para no votar:

EN CADA DISTRITO DEL PAIS HAY POR LO MENOS UNA O UN CANDIDATA(O) QUE RECHAZA ESTE SISTEMA INJUSTO Y EXPLOTADOR. Votar por estas personas que se candidatean a convencionales  es equivalente a repetir con el voto lo que hacemos en la calle, en las asambleas autoconvocadas, en los cabildos en los comedores de la población, en la universidad o en el sindicato. Rechazar el sistema y sus representantes votando a favor de los cambios. Muchas y muchos candidatas y candidatos en muchas listas son personas por quien vale la pena votar. Entre sus miembros muy probablemente se encuentran aquellos cuyos objetivos en las manifestaciones de todo tipo donde han participado iban más allá de las reivindicaciones que reclaman las mayorías. Personas con un proyecto de sociedad anti-capitalista, otros derechamente socialistas. No son esas personas la encarnación de la rebelión social que saluda toda la Izquierda?

Por otra parte, muchas(os) candidatos que deben ser rechazados con el voto son perfectamente conocidas(os) por cualquier votante que se informe. De allí la necesidad que usted – para ser un votante consciente – realice esta tarea con las candidaturas de su distrito. Candidaturas como las de Cristián Monckeberg, Teresa Marinovic, Gonzalo Blumel o Marcela Cubillos para nombrar apenas algunos, son como todo el mundo sabe personas que se oponen a cualquier cambio que favorezca a los trabajadores. Otro tanto pasa con las listas de los partidos que se han encargado de mantener y profundizar las desigualdades favoreciendo siempre la Clase dominante, presentes en las listas Vamos por Chile o la Lista del Apruebo. Ni un solo voto para todos ellos!

Debemos por lo tanto votar, aunque sea absolutamente verdad que en la votación del 11 de Abril la Derecha tenga su victoria practicamente asegurada para la elaboración del texto final de la “nueva” Constitución. No ir a votar por este motivo – conocido hoy ampliamente – querría decir de paso que también todos los dirigentes de los Movimientos Sociales que han organizado y participado en la rebelión del 18-O  – y que hoy son candidatas y candidatos a convencionales son igualmente tontos, ingenuos o apoyadores del status quo puesto que se preparan a participar a sabiendas de la trampa de la Derecha y sus socios de la “Oposición”. Esas(os) activistas son paradójicamente las mismas personas que saludan los enemigos de votar. Si la Izquierda se decidiera a votar solo cuando cree que va a ganar, el objetivo por el Socialismo por la via electoral estaría postergado indefinidamente[iv].

La lucha electoral no consiste solo en votar

La tarea democrática de votar para decidir nuestras opciones no debe consistir apenas en ir a votar. Nos dicen utilice una hora de su tiempo, vaya a votar y luego a su casa.  Esta es la “cultura democrática” que desde que hay elecciones ha establecido el sistema dominante. La Izquierda desprecia con razón este tipo de participación cada 4 años. Ahora, si se dice que se quiere construir una Democracia de nuevo tipo, es imperioso desarrollar desde ahora otro concepto de participación electoral y en general de participación en toda la vida social.

Antes de ir a votar por ejemplo podríamos hacer el trabajo de casa creando nuestra propia red, esto es, el grupo personal y virtual ( via redes sociales) de familiares, amigos, colegas de trabajo y conocidos a los cuales podríamos informar, incentivar, motivar, provocar y convencer de participar con nosotros. Y esta tarea hacerla no solo para votar en una elección. Sino para participar en la población, el condominio del edificio, la Junta de Vecinos, el Sindicato, la Universidad o el Club Deportivo. Despertar el interés de ser críticos atentos de lo que sucede en nuestro Municipalidad, Provincia y Región además del País. De hacer escuchar nuestra voz y opinión en cualquier foro que podamos. En una palabra, de ser miembros activos críticos de la sociedad en que vivimos. Nada menos que esto debería ser el comportamiento de las personas en una sociedad efectivamente democrática, donde votar es una tarea entre las muchas en una nueva sociedad.  Votar debería ser así la culminación de un trabajo previo que hacemos como publicistas de nuestros ideales y objetivos políticos. A cuantas personas logramos convencer? Cuantos conseguimos que se conviertan en activistas para propagandear nuestras(os) candidatos?  Cuales son las candidatas(os) por los que vale la pena votar, sobretodo ahora en Abril donde existen muchas y muchos de estos que no conocemos? Hemos estudiado y discutido con nuestros amigos alguna estrategia para votar? Hemos discutido lo que ofrecen candidatas y candidatos y hemos visto sus curriculum para decidir si son personas honestas y así evitar ser presa de los operadores políticos que le regalan a Ud. un chupete y lo acarrean a votar como borrego? Como vamos a fiscalizar a aquellas(os) que tengan la tarea de ser apoderados de mesa? Como organizarse para estar atentos a los escrutinios de las mesas y evitar el fraude? Como se ve, hay mucho trabajo por hacer. La nueva sociedad que queremos solo se construye con trabajo y esfuerzo. Lo demás es diletantismo fácil.

El valor de la práctica como aprendizaje

Ir a votar pasivamente como le interesa a la clase dominante es fácil. Un acto aislado con el cual consideramos terminada nuestra actividad cívica hasta la próxima. Votar como sugerimos aquí, es parte de un proceso más general que corresponde al comportamiento de los miembros de una sociedad participativa, creativa y crítica. El conjunto de tareas de la preparación para una votación fortalece sin duda nuestra conciencia y convicciones. Es en el curso del trabajo de esa lucha que se puede despertar conciencias, ayudar en la formación de los más jóvenes, identificar y desemascarar los enemigos de los trabajadores. De denunciar a todos los mentirosos en las redes sociales. De apoyar a quienes no compartiendo completamente nuestras ideas apuntan hacia los cambios sociales. Estas personas y  en un proceso (en el sentido de las leyes de la Dialéctica[v]) es posible puedan afirmar y aclarar sus posiciones políticas producto de lo que la propia realidad les va a ir mostrando y enseñando. Esta y no otra es la razón profunda de participar en cualquier espacio de participación social. Quien se queda en casa rumiando la derrota anticipada o su desesperación frente a la injusticia, no aprenderá nada que sirva posteriormente a la lucha por los cambios sociales. Nada.

 

Por Patricio Serendero

Los invito entonces a todas y todos a trabajar por sus convicciones, reivindicaciones e ideales. Y al final, voten. Se habrá ganado de todas maneras.

[i]     En la elección de 1970 cuando fue electo Salvador Allende, algunos también llamaron a no votar. El Programa de la UP no era suficientemente revolucionario para ellos.

[ii]    Diagnóstico de la Participación Electoral en Chile, Marcela Rios et al., PNUD, Octubre 2017 (disponible en pdf en la web)

[iii]   Diagnóstico del PNUD arriba citado

[iv]   Mucho habría que aprender del ejemplo de perseverancia en la lucha de Salvador Allende. Fue candidato derrotado dos veces a la Presidencia. La primera vez solo obtuvo algo así como 30 o 40 mil votos.

[v]    La Dialéctica es el método de pensar de la filosofía del Materialismo. Una de sus leyes a las cuales hacemos referencia aquí indica que todo en la Naturaleza cambia, nada es estático. También pueden cambiar las ideas de las personas.

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  1. Felipe Portales says:

    Señor Serendero: Su voluntarismo es angelical. La única justificación para participar activamente en el fraude del 11 de abril ya no se dio: Que Chile Digno hubiese convocado a votar por ellos para conseguir el tercio de convencionales con el objeto de frustrar la consumación del fraude en desarrollo desde el 15 de noviembre de 2019. La derecha más tradicional tiene virtualmente segura la obtención de más de un 40% de convencionales, dada las votaciones históricas desde 1990 AGRAVADO ELLO por que está compitiendo contra numerosas listas (¡en algunos casos hasta nueve!) teniendo un «rendimiento electoral» (aprovechamiento de cada uno de sus votos respecto de la cifra repartidora) perfecto. Y, en contraste, las numerosas listas rivales tendrán un rendimiento desastroso. Es cosa de saber un poco de matemática.

    • Patricio Serendero says:

      O bien me expliqué muy mal o entonces usted no conoce el valor de la práctica en el trabajo político. Para cualquiera de estas dos situaciones le recomiendo un folleto muy corto y muy claro sobre el tema: «Sobre la Práctica», Mao Tse Tung.

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