La Nueva Constitución renacionalizará el cobre y bienes comunes estratégicos.
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La Nueva Constitución renacionalizará el cobre y bienes comunes estratégicos.
Incorporará el artículo 24 inciso 6º de la actual, idéntico al histórico del Presidente Salvador Allende, aprobado por la unanimidad del Congreso Nacional, en la Nacionalización del Cobre el 11 de julio de 1971.
Se adecuará en forma coherente a dicha disposición, que establece el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible, del Estado sobre los minerales. Derogará el articulado y legislación complementaria que, en flagrante contradicción con lo anterior, los entregaron a título gratuito y a perpetuidad a unos pocos consorcios transnacionales.
Reservará su manejo exclusivo al Estado, que cuidará de los mismos, mediante un uso racional y respetuoso de los equilibrios que hacen posible la vida sobre el planeta, en beneficio de los pueblos de Chile.
Garantizará los derechos que la legislación internacional reconoce a los pueblos originarios en cuyos territorios ancestrales se hallan ubicados dichos bienes comunes.
Recuperará íntegramente su renta, moderando su uso para maximizarla a lo largo del tiempo, e invirtiendo parte en el estímulo a la generación de valor agregado, especialmente en las cadenas productivas previas y posteriores a su uso.
Se inspirará rigurosamente en la teoría de la renta, seguida por todas las escuelas económicas, con la sóla excepción del extremismo neoliberal que, sin negarla, relativiza su importancia.
Se apoyará en la legislación internacional, reconocida y aplicada por todos los países del mundo, que reconocen la propiedad del Estado sobre los hidrocarburos, el recurso estratégico del siglo XX, y explotan el 80 por ciento con empresas del Estado.
Acabará con la hegemonía de la vieja oligarquía rentista, restaurada por la contrarrevolución del 11 de septiembre de 1973. Que traicionó a su patria recurriendo a la intervención de una potencia extranjera y mantuvo su hegemonía tras el término de la dictadura, corrompiendo al sistema democrático, en alianza con las principales mineras del mundo, a las que entregaron el subsuelo de Chile.
Acabar con esta hegemonía es condición esencial para cambiar el rumbo del país, porque quién controla el cobre controla Chile.
Restablecerá así las bases para el desarrollo del moderno modo de producción social, cuya riqueza se basa exclusivamente en el valor agregado por el trabajo de sus ciudadanas y ciudadanos, en la producción de bienes y servicios que se venden en mercados competitivos.
Desatará las fuerzas de la moderna, joven y calificada, fuerza de trabajo que hoy conforma la mayoría de nuestro pueblo. Destrabará la creatividad de los miles de empresarios que brotan de la moderna estructura social de Chile.
Es la herencia de un siglo de transformaciones impulsadas por el Estado, empujado desde abajo por sucesivas irrupciones del Pueblo en los asuntos nacionales. Digna historia.
Manuel Riesco
Guillermo Aracena says:
Mientras no se elijan NUEVOS políticos, dejando fuera a todos los que llevan legislando por años a favor de las transnacionales y a su favor, no habrá manera de llevar adelante cambios radicales en Chile. La ocasión es ahora, en este año. Si el despertar de Chile se vuelca en las urnas eligiendo personas NO ligadas frontalmente a los partidos políticos, es decir, independientes sin apellido, se puede dar la sorpresa que los políticos profesionales no se esperan. Ingresen a https://www.emol.com/especiales/2021/nacional/elecciones/guia_candidatos.asp#6011 y tendrán completa información de las elecciones de constituyentes, alcaldes y gobernadores. Distritos y las comunas que los conforman. Nóminas de candidatos según SERVEL del 11 de marzo. Una guía de todos los candidatos de Chile por región o comuna para la votación de abril. Al tocar un nombre, aparece su curriculum y a qué partido pertenece! Fácil de usar y fuente de información veraz y útil para el futuro de Chile.
ramon roman says:
Don Manuel, como decía mi Viejo, «OPTIMISTA EL HOMBRE ¿EH? «. Para ser bien breve, don, se le olvidó escribir sobre la privatización de la salud, la educación, el agua y la previsión que deben ser «REINCORPORADOS» como derechos fundamentales de los chilenos.
Felipe Portales says:
¡Manuel Riesco está -desgraciadamente- completamente equivocado! ¡Nada de eso se va a poder aprobar, dado el total entreguismo de la derecha concertacionista y de parte del Frente Amplio, que le regalaron a la derecha tradicional las llaves del poder de la «Convención Constitucional» (en el «acuerdo» del 15 de noviembre de 2019): el quórum de los dos tercios que impedirá que allí se apruebe una Constitución por mayoría. Y si ya con ese quórum se le garantizaba a la derecha el control de la Convención, ya que dado que desde 1990, dicha derecha ha sacado siempre bastante más de un tercio de los votos en las elecciones parlamentarias – y sobre todo de más de un tercio de los congresales electos-; ahora, con la constitución de las listas todo será aun más seguro para la derecha tradicional. Esto debido a que ella confeccionó UNA SOLA LISTA, la cual se enfrentará a múltiples listas «opositoras» de partidos y de independientes. Debido a esto, el «rendimiento electoral» de la lista única será perfecto; y el de las múltiples otras listas, desastroso. Es decir, ¡¡aunque la derecha tradicional llegase a obtener menos de un 30% de los votos!! (escenario extremadamente improbable) tendrá asegurada fácilmente la obtención de más de un tercio de los convencionales, dado el «rendimiento electoral óptimo» del conjunto de candidatos de la lista única; lo que será inversamente contrario en las múltiples otras listas. Por tanto, no habrá posibilidad alguna que se apruebe una Constitución que pueda sustituir el «modelo chileno » actual. Plantearlo así -por muy bien intencionado que se sea, es engañarse completamente a sí mismo y, lo que es peor, ilusionar a los demás con expectativas que necesariamente serán totalmente insatisfechas y podrán generar grados muy profundos de desilusión, indignación, y de protestas violentas que pueden dejar pequeñitas las de octubre de 2019, y no llevarnos en absoluto a la reconstitución de un auténtico sistema democrático que pueda basarse en una auténtica Asamblea democrática con facultades Constituyentes.