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Llega marzo junto a los mochilazos y las manifestaciones

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Al toque de la campana. Al 1 de marzo, con precisión relojera, junto con el retorno presencial a clases volvieron las manifestaciones en Santiago. Nuevamente los secundarios levantan la primera bandera del año, en un mochilazo que tuvo su primera reunión ante La Moneda en también el primer saludo 2021 al presidente Sebastián Piñera. Por aquí va la mano, parecen decir una vez más los jóvenes.

No solo los secundarios. Hubo este lunes protestas ante los tribunales de Justicia en el centro de Santiago por la libertad de los presos y presas políticas de la revuelta, en  tanto otras protestas emergían por el eje de la Alameda. Hasta los sindicatos se movilizaron, como los trabajadores y trabajadoras del Metro, que protestaron por los despidos de más de dos mil compañeras y compañeros.


DECLARACIÓN PÚBLICA SECUNDARIOS EN REBELDÍA – SER

 

Se inicia el año escolar luego de un 2020 totalmente perdido, se repite nuevamente la historia, con improvisaciones desde el gobierno, oportunismo de la oposición que busca a cualquier costo salir del pantano en la que está sumida, fuego cruzado entre alcaldes de oposición y oficialismo que buscan protagonismo, esta vez en plena campaña para las municipales.

En la semana antes de iniciar el año escolar se nos informa que en algunos colegios no comenzarán las clases hasta nuevo aviso, que en algunos se iniciará con clases virtuales y en otros ni siquiera ha existido información clara. Como corolario una artificial negociación donde ganaron pantalla los líderes gremiales de turno, quienes han contribuido poco y nada a resolver los problemas de nuestra gente. La escuela esta sumida en la indefinición, llevada a este punto por una clase dominante que en los hechos no le importa la educación del pueblo, antes que esto lo crucial parece ser atacarse o defenderse, ganar espacios para el nuevo circo electoral que se avecina con la constituyente, y las elecciones de alcaldes y gobernadores.

Un año perdido para los estudiantes y un botín para los políticos y empresarios de turno

En esta disputa el gobierno a defendido la vuelta a clases, pero bajo un supuesto discurso de responsabilidad y preocupación, se oculta la intención de recuperar la gobernabilidad del sistema escolar y asegurar su normalización en pos de los diversos intereses económicos y particulares que existente en el rentable mercado educacional. No olvidemos que las ATEs, los centros de investigación, las ONGs educativas (educación 2020 y ChileEducar entre otras), sostenedores privados y públicos, en resumen, los empresarios y mercaderes de la educación de diverso tipo, están al acecho de los recursos que se mueven con las escuelas.

Por otro lado, la gran mayoría de la oposición ha planteado una negativa a la vuelta a clases, utilizando el argumento de la seguridad sanitaria y el supuesto cuidado de estudiantes y profesores para dotar de contenido a su disputa oportunista con el gobierno. Con el fin de infligirles daños y lograr visibilidad política ocultan convenientemente las nefastas consecuencias en nuestra ya paupérrima educación.

Esta visión de la oposición se ha visto refrendada por parte importante de los “expertos en educación”, las fundaciones y ONGs que nos han planteado que los estudiantes hemos aprendido muchas cosas distintas en el contexto online, justificando con esto el consenso general de “hacer lo que se pueda”, simular como si existiese una normalidad distinta, ocultando con discursos convenientes y argumentos académicos, la incapacidad de todo el aparataje institucional de asegurar un mínimo de calidad.

La solución del ministerio de educación, de los municipios y dueños de colegios, es cursar un par de unidades académicas de recuperación y nuevamente cercenar el curriculum para alcanzar a ajustar dos años en uno, pretendiendo que con esto se aprenda lo que no se enseño en todo un año, complementando todo con un plan de la llamada educación socioemocional, como supuesto salvavidas a la presión psicológica de profesores y familias, cargando una vez más los costos de una crisis que le a tocado pagarla, como siempre, a nuestro pueblo.

Todos muestran soluciones supuestamente sofisticadas basadas en la llamada educación híbrida, la rotación y la organización de tiempos alternados, con propuestas realizadas a última hora y hechas en el escritorio de los sostenedores y en el mejor de los casos de directores, todos buscando salvar la situación sin mayor interés en resolver el profundo desfase por todo un año escolar perdido.

El famoso derecho a la educación, tan agitado por los políticos progresistas, parece haber quedado en el olvido, por que a nadie le importó que al menos un tercio de los estudiantes (todos estos hijos del pueblo) hayan dejado de estudiar. Esto demuestra que en la agitación de estas demandas no hay más que discurseo, que se utiliza como una cortina de humo para ocultar que no hay disposición para el cambio educacional, sino todo lo contrario: en los hechos se busca profundizar la educación de mercado. Con esta figura retórica se busca maquillar las injusticias del capitalismo con ajustes legales funcionales, algo parecido a lo que hoy ocurre con el proceso constituyente de los poderosos.

Pero no nos confundamos, acá no ha existió deserción, lo que pasa es el abandono y expulsión de las escuelas de los hijos del pueblo, la continuidad de la exclusión de una educación digna y de calidad. El capitalismo y su educación de mercado pueden prescindir de un real aprendizaje de los estudiantes, por que lo que importa es que la mayoría de la juventud popular obtenga lo mínimo para continuar como mano de obra, mientras una pequeña elite se educa en buenos colegios o tendrá asegurado un futuro promisorio.

NO a la virtualidad, a volver a clases para retomar el combate contra la educación de mercado

Bajo todo este escenario, la solución no vendrá desde arriba, por la iniciativa de políticos y empresarios, sino del propio pueblo, y de la rebeldía y lucha de los estudiantes secundarios. A pesar de que, en un escenario normal, la educación del pueblo sigue siendo paupérrima, el piso mínimo para iniciar la lucha es demandar la vuelta a clases presenciales y exigir en este transcurso soluciones reales para abordar los aspectos de seguridad sanitaria. Sin esto, nuestra realidad educacional empeorará aún más, se extenderá la disputa artificial entre los poderosos, utilizando nuestra actual condición como argumento para uno u otro bando.

Estos mismos buscan además mantenernos fuera de nuestra sala de clases con el fin de que no podamos organizar nuestra justa lucha. Sólo bajo un contexto presencial podemos planificar esta pelea, agitar en la calle la denuncia del abandono absoluto de la institucionalidad dominante y sumar a nuevos contingentes de la juventud popular al camino revolucionario.

Pero también debemos denunciar la intención del sector de los poderosos que llaman a iniciar las clases presenciales, porque no buscan con esto mejorar nuestra educación, sino que tienen como propósito normalizar falsamente su modelo, con el fin de que la serie de intereses económicos que acumulan ganancias a costa de nuestra educación retomen su curso.

Por otro lado, muchos colegios, que ya en una situación normal no aseguran ni el mínimo para una educación de calidad, verán empeoradas estas condiciones, con el fin de resolver con una supuesta eficiencia (gastar menos) las mayores exigencias de infraestructura y organización de la enseñanza. Para enfrentar este escenario debemos reactivar la organización de los estudiantes secundarios, en el país, en cada comuna y liceo, con el fin de asegurar las condiciones para impulsar la lucha abierta contra las indignas condiciones que nos impone el sistema escolar dominante.

Es por esto por lo que hacemos un llamado de lucha al estudiante popular:

  • A no permitir que nos impongan nuevamente un escenario de clases virtuales.

 

  • A no dejarse engañar por el falso discurso de preocupación del gobierno y la oposición, a quienes sólo les interesa sus intereses y los de la clase empresarial a la cual representan.

 

  • A exigir la vuelta a clases presenciales, con el fin de retomar nuestra lucha, único camino para lograr una educación mejor, digna y de calidad.

 

  • A retomar con organización y rebeldía las calles, único lugar donde el estudiante popular puede lograr cambios reales.

 

  • A iniciar y multiplicar las acciones de protesta, es hora de remecer nuevamente la normalidad que los poderosos quieren reinstalar.

 

 

 

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