Qué busca el grito “Piñera, ponte los pantalones”, la nueva campaña de la derecha
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La Araucanía no solo es una región bajo un estado policial. A partir de este verano es una zona militarizada y a partir de esta semana es un territorio bajo un ejército de ocupación. Un estado, el chileno, que ha arrasado desde el siglo XIX con la cultura mapuche, se ha apropiado de sus tierras, mantiene hoy las mismas políticas de entonces, las del colonizador en un régimen de dominación. La imposición de un orden y sus instituciones por la fuerza de las armas.
La historia narra y el presente expresa la coacción de un ideario asimétrico y torcido como es la introducción a la fuerza sobre el pueblo mapuche de la idea de Chile. El estado nación chileno, una invención de oligarcas que se suman al auge de los nacionalismos europeos del siglo XIX, no solo les impone sus creencias sino los somete a ellas. Bajo el peso de una nación, una religión, una lengua, una legislación, un orden económico que reduce y encierra al pueblo mapuche una vez despojado de sus tierras y su cultura. Esta ha sido la breve y triste historia del estado chileno sobre los pueblos originarios. Y es esto mismo que hoy insiste en mantener.
El despliegue a partir de esta semana en la Araucanía a las fuerzas conjuntas de la policía y el Ejército expresa de forma palmaria la política del Estado chileno hacia el pueblo mapuche. La Araucanía es y ha sido históricamente una zona de ocupación cuyo control lo ejerce un cuerpo militar, aquel mismo entrenado para el control de las fronteras externas del estado chileno.
El gobierno de Sebastián Piñera reproduce la misma estrategia de todos los gobiernos anteriores. Una vieja política de Estado que no tiene ni interés ni tampoco capacidad para alterarla. Al revés, lo que ha demostrado en estos meses es su intención de reforzar, de cristalizar el orden estatal y todas sus derivaciones legales y económicas, a riesgo de lo que sea. Porque cualquier cosa es mejor para este y otros gobiernos que un cambio en las políticas que se han dejado caer sobre los territorios. En un país cuya clase empresarial rentista basa sus tremendas ganancias en la extracción de los recursos naturales, toda la fuerza para mantener estas favorables condiciones no es suficiente.
Y así es como el gobierno accede a todas estas demandas. Esta semana en las redes sociales controladas por miles de cuentas de extrema derecha llamaban a Piñera a imponer el estado de sitio en la Araucanía en tanto una decena de activistas de ultraderecha y latifundistas se manifestaban frente a representaciones del Ejecutivo con percheros con pantalones. “Piñera, ponte los pantalones” decían los lienzos. Nosotros decimos: ¡No solo fascistas, también machistas!
Piñera pone en marcha una operación militar a pocas horas de la campaña de la ultraderecha apoyada por parlamentarios de su propia coalición. Pero no lo hace por ellos, sino por los poderes (económicos) que se enmascaran tras los lienzos, tras los tweets sediciosos, los gritos extremos y destemplados y cuya simple traducción llaman a la suspensión de libertades, del estado de derecho y la represión masiva de las comunidades mapuches.
El llamado a la ruptura institucional responde a los intereses de capitales en la Araucanía. De grupos económicos nacionales, de forestales, de la agroindustria, de antiguos oligarcas, de colonos y latifundistas, de sus proveedores y servicios afines. Algunos gritan, pero la mayoría presiona en la sombra, como siempre lo han hecho.
El conflicto mapuche, que surge por un cambio histórico en la conciencia política de los pueblos originarios, bien se sabe que no se resuelve con la militarización ni la intolerancia sino con el reconocimiento de las otras culturas en términos de igualdad. Como otra nación. Pero esto no está en tabla.
Paul Walder
ramon roman says:
Si, si Piñera, ponte los pantalones, demuestra que eres un hombre que sabe llevar los pantalones y agarra el poder del estado, es decir, el poder de tus miliquitos y barre de una vez por todas con esos «INDIOS» que todavía creen que son dueños de sus tierras ancestrales. Pu tas, los españoles debieran haber eliminado a todos estos salvajes que no eran civilizados como los conquistadores europeos, que a sangre, fuego y cristianismo imponían esta nueva civilización. Asi que , Piñera, ponte los pantalones y termina el trabajo civilizante de nuestros queridos y recordados conquistadores e impone en esas tierras de estos salvajes la increíble sociedad democrática, igualitaria, pacífica y llena de riquezas que distingue a Chile de todos los otros países de América, es decir, UNA ISLA ENTRE LOS PROBLEMATICOS PAÍSES DE AMERICA.
Gino Vallega says:
NO es un 20% , es mucho más que eso….el Chile discriminador , xenófobo , intolerante y MUY anti pueblos originarios vive desde las «3 comunas rechazo» hasta la pequeña población de colchane (votaron rechazo) pasando por todas las poblas del país , a no equivocarse del espejismo del APRUEBO.Es lamentable recordar que esta gente tiene el poder ,el dinero y la milicancia multicolor (verdes ,azules ,celestes y plomos).Sólo una buena organización popular puede intentar competir con el neo fascismo chileno.
ramon roman says:
Bien por usted, Gino, que ha desentrañado un poquito la mentalidad mayoritaria de los chilenos, no incluídos, afortunadamente, los pueblos originarios, especialmente el pueblo Mapuche. Desde la fundación, o la creación, de esta nación, se creó con el odio hacia todos los pueblos originarios del centro y sur de Chile por la oposición que estos pueblos pusieron para no ser extirpados de sus tierras, robados y masacrados por estos extraños seres venidos de muy lejos y que con un extraño signo cruzado y con el más extraño nombre en este signo, se encargaron de conquistar con esos signos y a nombre de un poderoso ser de esas lejanas tierras, todo lo que se oponía a su paso. Desde ese mismo momento de esa carnicería de estos pueblos originarios, generación trás gereración de estos nuevos poseedores de esta tierra , hasta nuestros días, este odio xenofobo se ha convertido en una parte del ADN de la nueva nación, no importando a que parte de la división de clases, creada por esta sociedad, esta gente pertenece. El nuevo Chile que el APRUEBO exige, Gino, no va a ser un nuevo Chile, sino el mismo pero con más parches que el tejado de una casucha. Cambiele el techo a la casucha, pero igual sigue siendo una casucha. ¿usted, Gino, cree que los chilenos en su mayoría quieren un cambio de sistema social, politico y económico? ¿Usted cree, Gino, que a la mayoría de los chilenos les importa un coco lo que le pasa a los Mapuches?