El caso Pablo Hasél y la libertad de expresión: el emérito Juan Carlos el «Bobón» en video
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Algunos de los derechos humanos, consignados en la carta de Naciones Unidas, son más declarativos que reales: la mayoría de las llamadas “democracias” de los países no los respetan, y los Distintos Organismos Internacionales, con sus Reparticiones consagradas a velar por el cumplimiento de estos derechos, no cumplen a cabalidad sus funciones, o miran para el lado, y lo peor cuando sus personeros quieren intervenir en los diferentes países ante la constatación de los atropellos a los derechos humanos, los gobiernos ignoran sus recomendaciones, (en Chile, el ministro Jaime Bellolio, por ejemplo, en su ignorancia, expresó que los ex Presidentes no tenían nada que opinar sobre la violación de los derechos humanos en Chile, especialmente, a partir del llamado “estallido social, del 18-0; y da la casualidad que Michelle Bachelet actúa como encargada de Derechos Humanos de la ONU y no a título de ex Presidenta de la República).
Tanto la democracia española como la chilena dejan mucho que desear: el nombre “Democracia” les queda grande. En el caso español, por ejemplo, la monarquía es más cercana al absolutismo, (de derecho divino), que, a una democracia parlamentaria, en que el ahora emérito rey, Juan Carlos I, fue impuesto por el tirano Francisco Franco, antes de morir, y lo peor, con el acuerdo de los partidos políticos, antes republicanos, y con razón, muchos españoles critican la actual Constitución por su carácter poco democrático. El rey emérito está prácticamente exiliado en los Emiratos Árabes, a donde cobardemente huyó para refugiarse de los múltiples delitos y abusos durante su reinado.
El poder de la monarquía española podría emanar de Dios, pero en ningún caso del pueblo, hecho confirmado por las Cortes de la herencia de Franco, en vez de considerarse la legítima heredera de la II República española.
El rapero y poeta Pablo Hasél, que se declara comunista, desde algún tiempo hasta ahora ha osado criticar a la policía, a los partidos moderados de izquierda, (especialmente a Podemos) y, sobre todo, a la monarquía borbónica. En una primera instancia fue condenado por “apología al terrorismo e injurias a la monarquía”, pero la prisión se dejó en suspenso. Uno de sus temas predilectos de compositor se centra en la familia de los Borbones. Si revisamos la historia de España y Francia podemos ver que esta dinastía es, especialmente, degenerada: muchos lloran a Louis XVI, quien bien se merece su destino por traidor; en España, el único rey Borbón de cierta valía fue Carlos III, pues Carlos IV y Fernando VII fueron el hazmerreír de Napoleón, y quienes regalaron el trono de José Napoleón, mientras el pueblo luchaba por el regreso del rey Fernando VII, a quien llamaban “el bien amado” y cuando el rey “Felón” volvió a España, como era de esperar, traicionó a su pueblo. Isabel II, hija de Fernando VII, gobernó peor que su padre, y su atracción por los hombres rayaba en lo patológico; se casó con su primo francisco de Asís, que era amanerado declarado, (cuenta su mujer, Isabel, que en la noche de boda exhibió una camisa de dormir con más encajes que la de ella). Alfonso XII, su hijo mayor, fue un personaje romántico, (releer “A dónde vas Alfonso XII” la famosa comedia); el segundo, Alfonso XIII, apoyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y escapó a Francia dejando el poder en manos de los republicanos.
España bien se merecía una III República en vez de la pseudo monarquía parlamentaria, con muchas leyes heredadas de Franco.
El caso Hasél ha desnudado la precaria garantía que la democracia española concede al derecho humano de la libertad de expresión. El rapero ahora está en prisión bajo la acusación de injurias contra la Corona, contendidas en la composición poética “Juan Carlos “Bobón”, (en que lo acusa del hecho, ya conocido, de haber asesinado a su hermano Alfonso, y justificado como “una casualidad”), además de los robos y falsas tarjetas de crédito, usadas para conquistar a sus amantes.
Ya se cuentan ocho días de masivas manifestaciones, especialmente en Barcelona y Madrid, exigiendo la libertad del rapero y abogando por el cumplimiento del derecho humano de “libertad de opinión y de expresión”, una de las primeras conquistas a raíz de la Revolución Francesa, sin la cual Jean Paul Marat no hubiera podido publicar El amigo del pueblo.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
24/02/2021
Gino Vallega says:
La España Franquista siglo XXI es una verdad ineludible , incluso han jugado a proteger al bandido venezolano López , sacándolo con dolo internacional de Venezuela para darle una buena vida-guaidó en la corrupta nación ibérica.Sánchez , el nuevo «capo» , es un vulgar muñeco de teflón de la deshonesta dinastía borbónica.