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La vuelta a clases en marzo ¿Para qué?

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Los chilenos asistimos a una  polémica entre el Gobierno y el Gremio de los profesores acerca del retorno a clases. De lado y lado surgen argumentos para justificar posiciones, sin que sobren los calificativos y descalificativos. Ambas partes argumentan el “porqué” de sus posiciones, pero ninguna manifiesta el “para que”  retornar  a clases. Esto nos muestra que ambas partes creen tener muy claro el  rol que juega la educación en la sociedad. Por lo tanto, partiendo de sus miradas,  ambos  creen estar en lo cierto en su posición y, por tanto,   ella es la más legitima y representativa  dentro del mundo social. Esto transforma la conversación sobre el retorno a clases en un diálogo de sordos.

Pero ¿los actores tienen claro el rol de la educación en la sociedad del  mundo de hoy? ¿Esto es así?  No sabemos, porque previo a esta polémica deberíamos haber tenido un debate acerca del “para que” volver a clases. Sin esta discusión el enfrentamiento es un mero proceso en que se juega el poder de cada actor para terminar imponiendo su posición. Y el problema de la educación en Chile y el mundo no es un problema de poder sino que de sentido.

Para dar con el sentido de lo que es educar, se requiere un examen a fondo del estado actual de la pedagogía  y hacer claridad respecto de cuáles son las innovaciones que  se requiere llevar adelante  en el campo de la educación.

Hace pocos días la pedagogía innovadora perdió un gran valor. Falleció Richard Elmore,  Investigador de liderazgo educativo de la Universidad de Harvard. Dirigió la Harvard Graduate School of Education  y se destaco por sus aportes para  mejorar la práctica educativa y el liderazgo transformador. Fue conocido por desarrollar el Marco de Modos de Aprendizaje. Visito Chile en varias oportunidades. Una de sus primeras visitas fue en  Agosto del 2014 donde dicto una conferencia en el Tercer Congreso Interdisciplinario de Investigación en Educación  que congrego  a cerca de mil participantes del mundo de la educación en el Hotel   Crown Plaza de eta capital.  Su exposición giro en  torno al tema de las reformas en educación en América Latina. Le  escuche decir como planteamiento central, que   los procesos de reforma a la educación que están en marcha en nuestros países, como sucede en Chile,  se hacen fundados en una teoría que opera bajo el supuesto de que “si las actuales instituciones son alineadas por estructuras e incentivos que premien los rendimientos educativos medidos de los estudiantes, entonces el aprendizaje de éstos se mantiene en el tiempo”.  Escuela de Educación de Harvard.

Coincidiendo en gran parte con el planteamiento de este teórico, su conferencia me inspiro para escribir un trabajo, (“De la pedagogía del oprimido a del suprimido”,  Ed. Althea, 2020),  en  que  planteo que los supuestos teóricos de las reformas a los que alude Elmore no funcionan, ya que estos procesos trasformadores no se traducen en una mejora de los procesos de aprendizaje, esto es, en la calidad de la educación. Estos procesos no se hacen cargo de la naturaleza del fenómeno del  aprendizaje y la importancia que en él  tiene la comprensión de su complejidad, como lo está mostrando el desarrollo y los avances de la ciencia en lo que concierne a la pedagogía.

Señalo en este trabajo que el fenómeno pedagógico se da en el aula, esto es, en el espacio relacional entre el profesor y el alumno y, por tanto, es ahí donde deben realizarse las transformaciones que apunten a mejorar los procesos de aprendizaje. Efectivamente este es el núcleo pedagógico básico como argumenta Elmore, que se completa con los contenidos del aprendizaje, pero cuestiono  que los cambios de estos tres agentes o de uno de ellos por sí solo, sea suficiente para mejorar la calidad del aprendizaje. Este mejoramiento no se logrará si no incorpora cambios en la meta-teoría que da sustento a las teorías y metodologías que se aplican en educación. Esto es sino se cuestiona el discurso pedagógico a la base de las prácticas educativas en la actualidad y esto implica un cambio de paradigma.

Dejo planteado en este trabajo que además del nucleo pedagógico a que hace referencia Elmore, existen dos núcleos más, presentes en los procesos de aprendizaje, que actúan como núcleos de inteligibilidad epistemológica: el núcleo duro de la ciencia y el núcleo biológico. El mejoramiento educativo no se logrará  si no incorpora la observación, el análisis y la problematización  de estos “núcleos de inteligibilidad”, esto es,   la meta-teoría que da sustento a las teorías y metodologías que se aplican en educación

Hacernos cargo de la mirada que plantea este análisis implica transformar el aula. Esto es, hacer del aula un espacio en que los que participan en ella, junto con sus desarrollos cognitivos, aprenden a convivir, a tomar decisiones reflexivamente y resolver conflictos con soluciones en las que todos ganan. Implica abandonar la perspectiva homogenizadora del aprendizaje en la que todos aprenden lo mismo al mismo ritmo y son evaluados por igual. Una mirada que se hace cargo de los cambios de paradigma que afectan a la pedagogía se centra en el sentido del educar y buscan responder a la diversidad al considerar la autonomía biológica de los seres humanos y el carácter no instructivo de su relación con el medio.

Se trata de abandonar la concepción tradicional del aula como un espacio cerrado. Implica superar la visión que imperceptiblemente transforma este espacio de aprendizaje en un espacio en que se problematiza y complejiza el fenómeno humano del desarrollo en las fases infantil y juvenil, básicamente para responder a necesidades y demandas de los sistemas sociales y económicos vigentes. El aula como espacio abierto supone integrar en ella a todos los agentes comprometidos en los procesos de aprendizaje y asumir este como un proceso colaborativo, comunitario y social.

Esto hace que la vuelta a clases deba hacerse pensando en abrir un espacio muy amplio y participativo de conversaciones en el mundo de la pedagogía en nuestro país y no para hacer más de lo mismo.

El debate que Chile debe enfrentar para darse nuevas bases que sustenten su institucionalidad deber ser también el espacio en que busquemos respuesta  a las preguntas que los teóricos de la pedagogía se plantean. ¿Por qué es tan difícil introducir cambios significativos en las formas de entender lo que significa enseñar y aprender? ¿Por qué en pedagogía perdura y se arraiga una y otra vez de que enseñar es escuchar y el conocimiento es lo que pone el texto y se repite en el examen? (Cuban, 1993)

Volver a clases para trabajar en una agenda que busque respuesta a esta interrogante, eso seria un volver en Marzo con un “para que”.

 

Jorge Leiva Cabanillas

 

 

Psicólogo Ph.D.

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