Debate

Segunda jornada de la “Escuela de formación política 18 octubre”: exposición de Rafael Agacino

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El 28 de Enero se realizó la segunda jornada de la “Escuela de Formación Política 18 de Octubre” organizada por el Colectivo Universitario de Izquierda  (CUI) de La serena, a través del sitio Facebook live de Radio la Revuelta. En esta ocasión el expositor fue Rafael Agacino, Licenciado en Ciencias Políticas Administrativas, Magister en Ciencias  Económicas y Filosofía, con el tema: “Análisis crítico de la coyuntura y los desafíos del pueblo frente al proceso constituyente”.

 

El compañero Benjamín y la compañera Milenne, integrantes del CUI, fueron los encargados de conducir este Conversatorio. Al  hacer la introducción de esta actividad manifestaron :“somos el Colectivo Universitario de Izquierda, una organización de estudiantes que tiene por objetivo convertirse en una alternativa política al interior de los estudiantes universitarios, con el fin de ser una herramienta en la cual los estudiantes puedan sentirse interpretados y luchar por sus reivindicaciones tanto inmediatas, urgentes, como también históricas. En ese sentido impulsamos estas actividades, con el fin de que se difundan los conocimientos necesarios para las luchas a que nos enfrentaremos y nos estamos enfrentando ahora”.

La primera pregunta planteada por el compañero Benjamín  para introducir el debate fue la siguiente: ¿CUÁL ES EL BALANCE QUE USTED HACE RESPECTO A LA SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL A PROPÓSITO DE LA COYUNTURA IMPUESTA A TRAVÉS DEL PROCESO CONSTITUCIONAL?

RAFAEL AGACINO:

“Si uno hace un análisis de coyuntura hay cuatro conceptos que son claves: la coyuntura tiene un acontecimiento, un hecho que se transforma en acontecimiento, que marca un antes y un después; en segundo lugar tiene actores; en tercer lugar tiene un escenario; y en cuarto lugar tiene ciertas correlaciones de fuerzas.

No hay ninguna duda que el 14 de Noviembre, esa madrugada donde aparecen todos los partidos políticos, incluyendo a los señoritos y las señoritas del Frente Amplio o algunos de ellos, anunciando un Acuerdo que en el fondo significa colocar un itinerario de salida a la crisis política existente y que está marcando los ritmos hasta hoy día; todo el mundo funciona, en general, en torno a ese itinerario.

Ese hecho se transforma en acontecimiento y tiene efectos inmediatos: repone a los partidos políticos como actores, a pesar que no inmediatamente, pero en el transcurso de los meses que siguen a Noviembre hasta Marzo-Abril del año 2020, repone a los partidos políticos como el gran representante, los intermediarios, o los profesionales de la política por así decirlo, relegando al pueblo en esta situación. El pueblo ya se pronunció, ahora nos toca a nosotros, por tanto la política la hacemos nosotros y lo que tenemos que hacer es canalizar este reclamo que se va a arreglar en este proceso de negociación que incluye desde el Plebiscito de entrada hasta el Plebiscito de salida, en Abril-Junio del año 22, es lo que plantean.

Por lo tanto cambia el actor y en segundo lugar cambia el escenario, porque el escenario ya no son las calles, ellos están convocando simplemente a discutir en el Parlamento, en los espacios institucionales, por lo tanto se está llamando a la paz y para ello significa el orden, estar en la casa, no movilizarse, no ocupar las calles, el orden social y por lo tanto se llama al pueblo a volver a su actividades normales, por decirlo de alguna manera.

 

 

También va a significar un efecto sobre las correlaciones de fuerzas, porque hasta ese instante, “quién lleva la batuta”, como decía un viejo  grito del tiempo de la dictadura, era el pueblo que estaba en un proceso de constitución, el pueblo había dado un manotazo al sistema político y a los partidos políticos, había impulsado la iniciativa, de manera  inorgánica, desordenada, variopinta, multifacética, en fin, pero la llevaba. Por lo tanto aquí hay el intento de quitarle la iniciativa y cambiar el balance de las fuerzas existentes

 

Viene el Acuerdo de Noviembre, donde están estos cuatro elementos que mencionaba, cambia la correlación de fuerzas, cambia el escenario, cambian los actores, en un acontecimiento que es el Acuerdo que fija el itinerario y comienzan a desarrollarse tendencias.

¿Qué es lo que viene después? Lo primero que tenemos es que viene enero, febrero, hay  bajón de las movilizaciones, el propio Acuerdo fisura al Movimiento Popular porque comienza a discutirse quiénes estamos por el Acuerdo, quiénes no estamos por el Acuerdo y por lo tanto se levanta la idea del Acuerdo como una forma de organización, lanzar campañas por el Apruebo, organizar  a la masa o al pueblo en función de esta cuestión electoral,  porque vamos a cambiar la Constitución de Pinochet.

Viene el 8 de Marzo, que fue una marcha masiva, pero al otro día todo esto se disipa y el itinerario que han seguido, sobre todo algunas corrientes del Feminismo, de manera bastante equívoca, como el  8M, como después lo veremos, tampoco asume una labor de reorganización del pueblo, sino que termina, como lo vamos a ver, en este proceso institucional.

En un momento determinado esa iniciativa que estaban recuperando los partidos políticos incluye la dictación del Decreto que permite el Estado de Excepción, bajo la forma sanitaria en marzo. Sale Piñera y declara, a propósito de la pandemia, el Estado de Excepción, por lo tanto Piñera recupera un poco la iniciativa y comienza ahí, por así decirlo, un largo proceso que va desde marzo del 2020, o inclusive del 14 de Noviembre del 2019, pero sobre todo a partir de marzo, en que hay una contradicción entre el protagonismo de los partidos políticos, expresión de lo que vamos a llamar parlamentarismo de facto -que se  identifica por parte del gobierno criticando el rol del Parlamento- a un gobierno debilitado que trata de recomponerse con Piñera, cometiendo errores, pero también ciertos aciertos en la política.

Por otro lado un pueblo que empieza a ser trisado por este proceso convocado por la elite, y  va perdiendo protagonismo lentamente a partir de marzo.

La pandemia significa un Estado de Excepción que significa control de la población, lo obligan a encerrarse, se desarman muchas organizaciones populares, se introduce una suerte de terror respecto  de la pandemia y el discurso que tiene la élite, sea el gobierno sean los partidos, es  en realidad  que aquí simplemente se está cuidando la vida y por lo tanto hay que parar las actividades, hay que volver a las casas, “quédate en casa”, y comienza, por lo tanto, bajo la forma sanitaria, bajo la idea que el Estado y los partidos políticos nos protegen a nosotros, las personas, entonces hay que volver a abandonar las calles, a parar las organizaciones y las movilizaciones.

Ese Estado de Excepción es atravesado por algunos impactos inmediatos, acuérdense lo que fue la explosión, sobre todo a nivel poblacional, frente a lo que significaba una disminución de los ingresos absolutos. Surgen la Ollas Comunes, pero también hay movilizaciones porque las cajas no llegan, o porque llegan y son mal repartidas, y una situación de larvada pobreza que se empieza a observar a propósito de que la gente, sobre todo la gran masa precarizada, que no son trabajadores formales, son trabajadores informales, no tienen posibilidades de generar ingresos, eso genera una suerte de explosión que episódicamente recupera el protagonismo del pueblo, pero que nuevamente se disipa. Seguido de eso tenemos el primer retiro de las AFP, el Parlamento recupera de nuevo su protagonismo, gana su posición de retiro del 10% de las AFP, se pliega la derecha inclusive, y se le da una suerte de derrota al gobierno. De nuevo aparece el Parlamento tomando la iniciativa. Esto significa que el pueblo es receptáculo de esta “dádiva”, de esta iniciativa que va armando el Parlamento. En paralelo el gobierno había tomado algunas medidas, como el financiamiento de la pequeña empresa con el FOGAPE, o la idea de unas prestaciones de subsidios a los ingresos y al empleo, que finalmente se utilizan y se financian con el Seguro de Desempleo, que es plata de los trabajadores, y ahí hay una disputa entre el gobierno y el Parlamento, mientras el pueblo sigue un proceso  de desmovilización y quiebre, por así decirlo, entre posiciones republicanas e institucionales que creen en el proceso y aquellas que empiezan a plantear una posición más autónoma e independiente.

 

 

 

Otros sucesos que hay en este largo año 2020 son el segundo retiro de las AFP y finalmente el Plebiscito de Abril del 2020, donde los partidos imponen el Plebiscito, hay una votación que es de aproximadamente el 51%, que no es mucha la diferencia respecto a las últimas elecciones que permiten una comparación con esto, y gana el Apruebo con un 78% de tal manera que “el pueblo se ha pronunciado” y los partidos empiezan a articular la idea que casi el 80% del pueblo quiere cambiar la Constitución, lo que es además una mentira, porque es el 78 u 80% del 50%. Estamos hablando de un cuarenta por ciento aproximadamente. Es decir, el Plebiscito se muestra como un gran triunfo de la salida por arriba, por así decirlo, en términos que se domestica al pueblo, se le mete en el debate institucional y se plantea como que el pueblo se ha pronunciado masivamente por cambiar la Constitución. Y se amarra esto con la idea de que ahora lo que viene es la elección de los constituyentes. O sea el pueblo tiene que efectivamente decir  que si ganó el Apruebo, tiene que representarse en la elección de los constituyentes. Y viene toda la discusión del número de constituyentes, el cupo de los pueblos originarios, los independientes, etcétera.

Este proceso continúa, los partidos siguen retomando “la iniciativa”, siguen siendo el actor político preeminente, el gobierno intentando ocupar algún espacio allí, mientras la tendencia en el pueblo es más o menos evidente. Las Asambleas que en Noviembre tenían ochenta o más personas, hoy día son solo el activo político, 15 o veinte compañeros y compañeras que tratan de mantener el activismo, tratan de mantener las calles, tratan de mantener la idea de que el pueblo no tiene que perder la iniciativa, que tiene que organizarse, autoconvocarse y desarrollar una línea independiente respecto de los partidos. Las propias Asambleas, en una discusión en que vamos o no vamos por el Apruebo, vamos o no vamos al Plebiscito, elegimos o no constituyentes, tenemos o no tenemos candidatos, por lo tanto el impacto que va teniendo en el desarme -tanto del estado de ánimo, en la organización, en la fuerza, en el activismo- que tiene en términos negativos el Acuerdo del 14 de Noviembre y el itinerario, es evidente.

Esto culmina, creo yo, con lo que podríamos llamar el momento inicial de este año 2021, cuando el 11 de Enero se inscriben, vía patrocinio en el SERVEL, más de 2.500 o 3.000 candidatos, con situaciones sorprendentes, para no decir ridículas. El caso paradigmático es en Santiago donde hay como siete listas, donde hay gente que compite entre sí siendo de la misma organización y donde organizaciones que tenían un discurso muy rupturista, estoy hablando del MAT por ejemplo, Movimiento por las aguas y el Territorio, la misma Coordinadora 8M que termina colocando dos candidatas en el distrito 10; No +AFP tenía una posición más clara desde antes, no hace un viraje como el del la 8M y el MAT con ese discurso tan radical que tenían y terminan en la institucionalidad, junto también a otras organizaciones más pequeñas que presentan, en una suerte de hemorragia, candidatos para las elecciones y se inscriben.

Lo que se muestra es que, desde el punto de vista de la inteligencia política, aquellos sectores que creen, supongamos honestamente y honradamente que es posible cambiar la Constitución y cambiar el modelo, y transformar la energía popular en una manifestación republicana, como se dice, democrática, inclusive esos sectores reformistas, profundamente institucionales, no logran ni siquiera colocarse de acuerdo.

Es decir, conducen al pueblo al cadalso nuevamente. No solo porque lo desmovilizan, sino porque el camino institucional que le ofrecen va a terminar en un fracaso, no solo porque los partidos políticos la llevaban y por lo tanto eligieron al independiente que ellos querían, o impidieron con la legislación que hubieran acuerdos entre independientes o listas entre independientes, o no ampliaron los cupos, sino que adicionalmente porque los mismos sectores populares, por eso hablé del caso paradigmático del Distrito 10 en Santiago, van divididos, y por el Sistema Electoral, que es una cifra de reparto corregida, ese sistema favorece a la lista más votada. Entonces claramente, si yo voy desunido y presento cinco listas de la oposición, aunque la oposición o el Apruebo fuera mayoritario, su distribución en cinco listas va a conducir a que la cantidad de representantes que se saque en esa “Convención Constitucional” que se quiere transformar por algunos en una supuesta Asamblea Constituyente, va a ser absolutamente sub representada. Esa irracionalidad que debe estar explicada por el narcisismo, por el protagonismo -porque si me colocan una cuña en la televisión me confunde, por lo tanto me creo ya artista y tengo mi minuto de gloria y soy candidato- conduce efectivamente al pueblo al cadalso, al fracaso, porque ni siquiera esa política reformista que se podía haber llevado de manera seria, inteligente, va a permitir que el pueblo se manifieste ahí y va a terminar aportando a que la derecha no solo tenga el tercio, sino que pueda lograr el 40-45% de los electores de la Convención Constitucional.

Si uno hiciera un balance desde el 14 de Noviembre hasta el día 11 de Enero cuando se inscriben los candidatos a constituyentes, se pueden decir tres cosas:

1.- La élite, en términos tácticos, aunque no estratégicos, han logrado conjurar, mitigar, este proceso de constitución del pueblo que venía desde Octubre 2019 hasta Marzo del 2020, sobre todo durante los últimos meses del año 2019.              

2-La élite ha logrado conjurar, mitigar, porque ha colocado el itinerario y tiene la iniciativa con una élite que está en el gobierno y está en el Parlamento, y están también los empresarios. Por lo tanto no tiene una solución estratégica, tiene una solución táctica, pero en este momento tiene iniciativa.

Como contracara de eso se puede decir que el pueblo ha sufrido embates. Es cierto que el 29 de Marzo se salió a la calle, en la Villa Francia se hicieron manifestaciones, es cierto que se mantienen las movilizaciones todos los viernes en la Plaza Dignidad y que se hacen movilizaciones en otros lugares, todavía hay una franja mínima que se mueve; es cierto que la Campaña por la Libertad de los Preso Políticos que impulsó la Coordinadora 18 de Octubre y otras organizaciones fue un éxito en un momento determinado, hace dos o tres meses atrás, pero en realidad la gran fuerza que había manifestado el pueblo, esa masividad en todos los lugares de Chile, claramente ha disminuido. Y ese es el impacto que ha tenido desde el punto de vista  de  la “iniciativa de la élite”.

3.-El test ácido, la mejor prueba de admisión o la mejor prueba de la capacidad política que tienen los partidos políticos, los actores políticos, es la práctica política, y si uno toma a la izquierda tradicional y a los gremios tradicionales, lo que han demostrado en la práctica política es su entreguismo a la iniciativa de la élite. Ahí tienen ustedes al PC, que primero se niega a participar, pero después termina planteando electores a la Convención Constitucional, ha tenido posiciones ambiguas, pero finalmente termina en esa línea, que no es extraño, es la línea institucional. Sin embargo había anunciado en un momento determinado que “vamos a  desbordar esto con las masas”, pero no se ve por ningún lado que se estén organizando las fuerzas para ese desborde. Para que decir los otros gremios, en particular la CUT, donde su Presidenta termina como candidata a constituyente, la absoluta ausencia de la CUT y el virtual fracaso de las negociaciones de los reajustes de los salarios  del sector público, que se hace algunos meses atrás. Desde este punto de vista uno podría decir que la izquierda institucional y sus gremios tradicionales francamente no han dado el ancho y en general se plegaron, en términos derrotistas, a la iniciativa de la élite.         

Por otro lado, vale la pena mencionarlo también, todas aquellas organizaciones, incluso radicales, como ya mencionaba a la 8M o el MAT, y otras organizaciones ambientalistas, han terminado también plegados a esta lógica, obnubilados por participar en este proceso a sabiendas que es un proceso que ya tenía falencias anteriores, porque no se pueden discutir los Tratados Internacionales, los acuerdos de libre comercio que se han firmado, que la Convención Constitucional tiene restricciones porque no se pueden variar los quórum, por lo tanto no es soberana en sí misma, etcétera. O sea, sabiendo todo eso y con el fracaso de las inscripciones con la dispersión de fuerzas, efectivamente, por ahí escuché, esto muestra la absoluta irresponsabilidad de estas organizaciones de curso rupturista y que finalmente han lanzado a las pocas fuerzas organizadas a ese ilusionismo y a esta farsa del proceso constitucional.

Por lo tanto el balance no es muy positivo, el balance es que en realidad, hasta ahora por lo menos, la iniciativa la lleva la élite, sin un sentido estratégico, pero con un sentido táctico, con un derrotismo de la izquierda y los gremios tradicionales y con una suerte de irracionalidad total, oportunismo y narcisismo de los movimientos de impulso rupturista que terminan plegados al proceso institucional.”

La compañera Milenne , del Colectivo Universitario de Izquierda,formula la siguiente pregunta:  EN RELACIÓN CON EL TEMA DE LOS CONSTITUYENTES, ¿CUÁL ES LA RESPUESTA QUE SE ESPERA DEL PUEBLO ANTE ESTAS ELECCIONES?

RAFAEL AGACINO responde:

“Acá voy a mezclar análisis con voluntad, porque para nosotros, me refiero a todos quienes hemos planteado cambiar el orden social y que se han afanado en construir fuerza social e intentar subvertir el orden del capital y construir un orden emancipado, la política no es ciencia, la política no es una disciplina que uno estudia y que después aplica con ciertas categorías, no, la política es una práctica política y esa práctica política tiene dos patas, la pata interpretativa del momento en que se vive, es decir yo tengo que saber “para dónde va la micro”, por decirlo coloquialmente, tengo que entender el país, tengo que entender la contradicción, tengo que entender al movimiento de masas, entender a los partidos políticos, las capacidades que tienen las élites para poder mantener su orden de dominación; pero por otro lado la política también es creación, la construcción de fuerzas supone una “fuerza para”, para abrir la coyuntura, para disputar la iniciativa de las clase dominantes, para transformar las crisis políticas en salidas a favor del movimiento popular, y eso no está descrito, es resultado de la voluntad colectiva, de la inteligencia, del talento que viene de las organizaciones populares y sus franjas más avanzadas para imaginar la política, para imaginar la táctica, para imaginar la acción y aunar voluntades y recursos, y alzando las fuerzas abrir coyunturas  que impliquen desenlaces a favor del pueblo, en la perspectiva estratégica de la emancipación a partir de cierta interpretación del  momento político.

Desde ese punto de vista aquí hay una mezcla entre la razón que interpreta por una parte y la razón que busca acción para abrir coyunturas. Por eso la política para nosotros es un arte, no es una ciencia, no es una cosa que se estudia en la universidad, no estamos hablando de ciencia política, estamos hablando del  arte de la política, y sobre todo para las fuerzas de izquierda que buscan la emancipación, en el arte de la política se juega todo. Hay que jugar cuerpo, hay que jugar tiempo, hay que jugar esperanza, hay que colocar entusiasmo, hay que colocar racionalidad y voluntades. Digo esto porque esta es una Escuela de Formación Política, entonces los compañeros que están participando acá lo saben, se han jugado cuando se han tomado los colegios, impulsando y discutiendo qué hacer con la educación, control popular de la educación o poder popular, o qué universidad queremos, en fin, eso no se resuelve solo a nivel de las aulas, significa también acumular fuerza social e imaginar posibilidades. El movimiento universitario en este momento, lo digo con todo cariño, está bien alicaído en todo el país, porque no tienen el espacio natural donde construir. Primer problema hoy día es cuál es el espacio donde vamos a construir el concepto de universidad o vamos a movilizar los estudiantes. No necesitamos el espacio de las aulas, tal vez deberíamos estar llamando a los estudiantes universitarios a hacer trabajos voluntarios, a construir una política sanitaria popular, a apoyar los esfuerzos económicos y la seguridad alimentaria, campañas de alfabetización, no lo sé. Lo dejo planteado ahí para que se entienda esta idea de la política como acción, la política que no es una cuestión científica.

Dicho eso yo creo que uno podría plantearse aquí lo siguiente: primero tratar de entender cuál es la naturaleza de la crisis por la cual está atravesando el país, y aquí hay que hacer un esfuerzo racional muy fuerte y entenderlo con mucha profundidad, porque esa profundidad, más la calibración de las fuerzas disponibles, es posible imaginar salidas frente a esta ofensiva y a esta iniciativa que la está llevando la élite en este instante. El derrotismo y oportunismo de los sectores de izquierda tradicionales y no tradicionales o pseudo rupturistas.

Hay dos entradas a esto. Un análisis es lo que podríamos llamar lo económico-social, que tiene que ver con el modo de producción de la formación económico-social, y hay otro nivel de análisis que tiene que ver con la forma en cómo se administra el poder, la forma en que las instituciones ejercen efectivamente el poder y que tiene que ver con lo político. Eso tiene que ver con lo que se llama la idea del período.

Si uno analiza la crisis a nivel de fase, es decir lo que le pasa a este país, lo voy a decir resumidamente, hay un agotamiento del patrón de acumulación neoliberal que se instaló en Chile, que hace mucho rato que viene agotado, ya no crece al 8 al 10%, crece al 2 al 3 y que tiene crisis más o menos importantes, digitadas tanto por la situación internacional como por las falencias internas del sistema. Desde ese punto de vista un podría decir que estamos asistiendo a un largo agotamiento de este modelo de acumulación. Para tener un símil en la cabeza, también fue un largo proceso de agotamiento del modelo de sustitución de importaciones desde el año sesenta y tantos al año 73, que culmina con el gobierno de la Unidad Popular. Algo similar está pasando acá, por lo tanto la pregunta es ¿qué modelo económico, qué patrón de acumulación, qué forma de acumulación es la que “la burguesía y los grupos económicos están pensando para Chile frente a este agotamiento”?

Aquí claramente se ven dos posiciones, hay algunos que están conscientes de esto y que están tratando de buscar salidas que no la tienen, y hay otros que tratan de resistir, de mantener el patrón de acumulación. Uno podría decir que hay quienes se están aprovechando de esta situación de crisis con lógica de rapiña, disminución del valor del trabajo, se están disminuyendo los gastos inmobiliarios porque a la gente se le despidió, la crisis la están pagando los trabajadores con los dos diez porcientos de las AFP más el financiamiento del Seguro de Desempleo. Hay una burguesía que frente al agotamiento del patrón de acumulación aprovecha esta crisis para recuperar  sus tasas de ganancia y lo hace con una rapiña, son unos chupasangres, han precarizado y aumentado la pobreza, la desigualdad, en este país. Y venden la ilusión de que la gente tenga un 10% de la AFP que significa pan para hoy día y hambre para mañana, porque si ya las pensiones son malas, efectivamente con el 10% y el 10% y a lo mejor otro 10% tal vez, o utilizando los fondos que me servían para tener un Subsidio de Cesantía, todo eso se está gastando.

Ha operado la lógica de la rapiña, de disciplinar al mundo del trabajo, de sustituir trabajo, de utilizar la sobreexplotación de haitianos, peruanos, venezolanos que cubren una gran parte del empleo. Y hay otra burguesía un poquito más inteligente que ha planteado que aquí hay que hacer una lógica redistributiva, no operar con la rapiña, sino que buscar una forma, pero el punto está en que la burguesía frente a esta crisis estructural que vive el patrón de acumulación, no tiene en este instante salida estratégica, y eso tiene que ver fundamentalmente por razones geopolíticas internacionales.

 

 

No está claro, y ahora habrá que verlo con Biden en Estados Unidos, cuál es el rol que juega América Latina en el proceso de reordenamiento mundial, entre la pugna de China por un lado y el resto de los países secundarios que están en ese proceso, con Estados Unidos. ¿Cuál es el orden mundial que viene? Si el orden mundial que viene significa una especie de Imperialismo chino, yo no creo en estas lógicas benignas de que los chinos podrían declarar el multilateralismo. No tuvieron ningún problema de apoyar la dictadura de Pinochet el año 73 y ningún problema de apoyar a Áñez que hizo el golpe de Estado contra Evo Morales hace menos de un año atrás. Por lo tanto, los cantos de sirena no sirven en esta lógica, sobre todo con la dinámica de los tamaños de acumulación que tiene China. Pero mientras eso no se resuelva no se puede resolver la pregunta, porque la pregunta sería ¿cuál es el rol que cumple Chile en el proceso de acumulación, para solidificar la posición hegemónica de China, y por lo tanto cuál es el rol que cumple también América Latina, versus cuál es el papel que cumple Chile y América Latina en el proceso de ralentización de la decadencia estadounidense? Como hay un empate relativo a nivel de la geopolítica, aquí las clases dominantes que son fundamentalmente dependientes, no tienen proyecto propio, están dependiendo de lo que suceda.

Si ustedes miran a Von Appen o a Luksic, o a Sutil, van a encontrar esas diferencias. Hay una situación de interregno geopolítico que para las burguesías dependientes significa que todo está en suspenso, no tenemos un proyecto estratégico, lo que sí tenemos es proyecto táctico de tratar de defender nuestros intereses y aplicar la lógica de rapiña para tratar de disminuir los costos de la crisis. Hay una crisis estructural y esto significa que la crisis que va a vivir este país no solo va a existir este año 2021, el 22, o el 23, vamos a tener diez años de crisis mientras no se resuelva esto. ¿Para dónde va Chile, cuál es el modelo alternativo, cuál es el modelo que sustituye al patrón de acumulación neoliberal? Ese es un tema.

El segundo tiene que ver  con la crisis política, y la crisis política tiene que ver simplemente con que el poder económico, el patrón de acumulación, y aquí voy a utilizar palabras de Carlos Marx que dice que a todo orden social en la base requiere formas institucionales superestructurales, requiere un sentido del derecho, requiere instituciones políticas, requiere judicatura, requiere instituciones reguladoras, por lo tanto se elabora toda una superestructura dentro de la cual el sistema político es clave. El Estado, las formas de propiedad, las formas jurídicas y el sistema político, ha sido clave. Y el sistema político en un sistema liberal burgués normal, se supone que cumple la función de representación, representa los intereses de las clases en el Parlamento, pero además de esa función académica que se le asigna al sistema político, tiene la función de la mediación entre la sociedad civil y la sociedad política que es el Estado. Capta los conflictos, trata los conflictos, los disipa, los transforma en leyes, y por lo tanto está atento. Y lo que ha pasado acá que la crisis del sistema político se ha transformado en los interese propios de una casta política, como la llamó Grez, que tiene intereses en sí misma, que ya perdió toda la capacidad de representación e inclusive de captar, de anticipar los conflictos sociales, los partidos políticos no saben lo que hay en la sociedad, es como el discurso de Mañalich, “mire no sabía que había tanta precariedad en las casas, en los hogares”, por eso al declarar las cuarentenas provocaron un impacto indeseado, que la gente no pudiera trabajar y quedara con cero ingreso, pasa lo mismo con los partidos, no tienen idea lo que pasa en la sociedad, ya no funcionan con células, con base, etcétera. Lo mismo los sindicatos o las centrales gremiales, son verdaderos cascarones burócratas que están muy poco metidos en los procesos reales. El sistema político pierde la prestanza de poder responder a la crisis, anticiparla, detectarla, procesarla y resolverla. Eso va acompañado de una percepción de la población de que los partidos políticos son corruptos, que funcionan para sus propios intereses, que no representan a nadie y que la democracia, finalmente, no vale nada. No son treinta pesos, son treinta años. Esa crisis es una crisis que uno podría expresarla -en términos de la categoría de los revolucionarios, de la gente que en la práctica política elabora conceptos para poder entender y denominar los procesos políticos- que significa que hay una crisis que es una trizadura profunda del bloque en el poder.

El bloque en el poder es una alianza de clases, fracciones de clase, tecno burocracia, instituciones así, que en este caso se constituye a partir de la transición, desde la dictadura de Pinochet a estos treinta años de dictadura civil, digamos. Es el neoliberalismo con la forma civil, inclusive con administradores de izquierda, del Partido Socialista, el PC también estuvo en la administración del neoliberalismo con Bachelet. Por lo tanto lo que hay es que ese bloque en el poder que se constituye, se triza, surgen contradicciones al interior de él, esto se ve en la crisis de Evopoli, en la crisis de Renovación Nacional, en la crisis de la UDI, en la crisis de la propia izquierda, en la pérdida de la importancia d la DC, más allá de los 27 mil participantes que recuperaron hace poco.

Una crisis del sistema de partidos políticos y las contradicciones en el bloque en el poder. Y también dentro de la propia burguesía. No es lo mismo la opinión de Sutil, la opinión de Luksic, de Von Appen, o la opinión de Paulmann, o de la opinión de Angelini. Hay ahí evidentemente contradicciones del bloque en el poder que incluye civiles y militares. Uno podría decir que hasta la propia crisis de las Fuerzas Armadas, con la corrupción existente y la autonomía relativa que han tenido del poder político, es expresión de ese quiebre dl bloque en el poder. Ese bloque en el poder está trizado, tiene contradicciones más o menos profundas y tiene que defender sus intereses. Las Fuerzas Armadas el orden y la seguridad. La tecno burocracia política tiene que defender la República, el orden político y el rol de los partidos políticos. Los grupos económicos y la burguesía económica defienden los intereses del capital, que son los intereses inmediatos que está defendiendo, pero no tiene un proyecto para Chile.

Agrego un tercer elemento, que tiene que ver con otras cosas, pero que es muy importante mencionarlo, la conquista de América Latina se hace sobre la base de dos instituciones que han durado 500 años y que están metidas en la subjetividad del pueblo. La espada, que es la fuerza militar, la que conquista y somete a los pueblos originarios y de ahí se constituyen ejércitos, fuerzas armadas, etcétera. Y junto a la espada la cruz, que es la religión, el sometimiento, es la idea de que los indígenas son simplemente hijos de Dios, sin embargo están en un estadio de desarrollo inferior y por lo tanto tienen que evangelizarlos para llevarlos en el camino de esa reconciliación que es Dios nuestro padre. Y se crean todas las instituciones de la iglesia, las escuelas, las leyes, las reglas del matrimonio, en fin, que se amparan en la fuerza de la espada y en la fuerza de la religión. Eso es en la conquista y la colonia, después en las revoluciones burguesas independentista de nuevo con el ejército liberador, con San Martín, O’Higgins, etcétera, y de nuevo la iglesia, Camilo Henríquez, la iglesia que lucha contra el dominio de la corona española. Y tenemos otros 200 años, el bicentenario, donde la iglesia y el ejército son parte, y después todas las otras instituciones, la escuela, el Parlamento, la política.

Y en lo que nos encontramos estos últimos dos años es una crisis profunda de la majestad, de la prestancia que tienen esas instituciones que encarnan la espada y la religión en la sociedad chilena. Es decir no solo está en crisis el sistema político, sino que las fuerzas armadas no tienen ninguna prestancia para decir que encarnan los intereses de los chilenos, de la chilenidad o del país, o son la última “reserva moral de la sociedad” como lo dijeron en 1973 cuando dieron el golpe. Una iglesia que se presta como mediador y pacificar los espíritus, de tal manera que los chilenos encuentren caminos de reencuentros que los conduzcan por la paz. Estamos llenos de pedófilos y corruptos, entonces esas instituciones ni siquiera tienen ese rol.

La crisis que estamos viviendo hoy día, crisis larga a nivel de fase, agotamiento del patrón de acumulación sin salida estratégica; por otro lado una crisis del sistema político, crisis del bloque en el poder, es decir del régimen político existente; y además esta crisis cultural más larga, están hablando claramente de un país al borde del abismo.

Y, esto es lo más importante, los partidos políticos, los intelectuales, los académicos, las universidades, los intelectuales que están en el Poder Judicial, o en los medios de prensa los periodistas u otros intelectuales como el mismo Colegio Médico, nos están llevando simplemente al abismo. No tienen ninguna propuesta en profundidad para esta crisis. Y los partidos políticos de la izquierda y los gremios tampoco están a la altura. Inclusive se dan el lujo de estas irracionalidades que mencionaba anteriormente.

El primer punto es tratar de captar la profundidad de la crisis que enfrenta este país en este umbral del siglo XXI. Si uno se plantea eso y lo le agrega la idea de que por dondequiera aparece un capitalismo salvaje que atenta contra las bases sociales de la vida comunitaria, contra las bases cognitivas de la vida humana, y contra las bases naturales de la propia vida humana en esta condición de crisis total, entonces es evidente que cualquier compañero o compañera, cualquier persona de buena voluntad, cualquier persona con una mínima sensibilidad y por respeto a la vida humana, debería simplemente escandalizarse y pasar de la palabra a la acción. Hay que levantar una alternativa propia del pueblo frente a esto. Frente a esta barbarie y al suicidio colectivo que tenemos por la imposibilidad de los partidos políticos, de los gremios tradicionales, de levantar una alternativa de defensa por el pueblo, el pueblo tiene el derecho a la autodefensa, a defender su vida, sus formas comunitarias, sus formas naturales, sus formas sociales y cognitivas de existencia. Ahí aparece una conclusión, si es que entendemos la profundidad de esta crisis.

Es decir, aquí el único que puede salvar al pueblo es el pueblo, no pueden ser representantes como se planteó en la democracia del siglo XX, o las formas republicanas de la constitución de este país. Tampoco sus instituciones fundantes como el ejército y la iglesia, menos sus partidos políticos, tampoco sus intelectuales, o la  gran masa de intelectuales que vive en función del mercado, o los reproductores de las ideas del sistema. Vean la televisión, la farándula y la mediocridad existente. Entonces el pueblo, que está intoxicado de neoliberalismo, que ha sido sometido y reprimido, da manotazos hoy día, manotazos de emancipación, manotazos donde aparece el espíritu de rebeldía y el espíritu de decir ¡no!, esta cosa no está funcionando y hay que levantar una alternativa.

Esto lo podría resumir en lo siguiente: si ese es el diagnóstico, que nos queda a la gente que como ustedes, como nosotros, en diferentes lugares, durante muchos años, hemos estado tratando de levantar organización popular. Los Colectivos estudiantiles, los Colectivos de trabajadores en los cuales en algún momento yo participé, las organizaciones populares de base, las Asambleas Territoriales que surgieron ahora. El punto clave que se deduce de esto, que cualquier espíritu atento, talentoso, no quiero decir con esto un súper dotado, sino cualquier espíritu sensible, a eso me refiero, que frente a esta opción lo que le queda es un poco plantearse esto, no con las mismas palabras, pero más o menos esta idea.

 

 

Lo que se observó en la coyuntura del 18 de Octubre y en las coyunturas siguientes que ha habido, es que por lo menos este manotazo del pueblo que se expresó en organización y formas particulares que generaron esta idea de revuelta que no madura en rebelión, por lo menos expresa en potencia dos cosas (aquí hay una distinción entre la potencia y el acto), la potencia es lo posible contenido en la situación y el acto es la realización de esa posibilidad.

¿Qué es lo que muestra la coyuntura, qué es lo que muestra el período? muestra la potencialidad, lo que está en potencia es que el pueblo se constituya en sujeto, es decir la constitución del pueblo como sujeto político, esa es una posibilidad que se ve ahí; y en segundo lugar, que el conjunto de verbo, el conjunto de demandas, el conjunto de ideas, el conjunto de palabras que el pueblo articula, se constituye en un Programa, en un Programa de Emancipación y de Liberación. Por lo tanto cualquier espíritu sensible y sobre todo la gente que está trabajando en la idea de la emancipación, debería entender que estamos en una crisis que ha abierto una posibilidad de desarrollar lo que está en potencia, de transformar la potencia en acto y eso significa constituir al pueblo en sujeto político y levantar sus demandas, sus ideas, su verbo en Programa. Ahora es claro que eso tiene un sentido estratégico – aquí hago una distinción entre lo táctico y lo  estratégico-  constituir al pueblo en sujeto político, que significa que el pueblo entiende cuáles son sus necesidades,  que plantea una forma de organizar la sociedad para satisfacerlas, que construye una nueva ética, que postula formas de emancipación donde los talentos y las potencialidades humanas se desarrollen, es una cuestión estratégica.

Tenemos que irla consiguiendo pausada o rápidamente, pero en una larga lucha de constitución. Construir un pueblo es todo un proceso, y eso con un sentido y un horizonte estratégico. Hay que preguntarse si  lo que yo hago ahora en la coyuntura sirve o no sirve en sentido estratégico. Ese pueblo habla, piensa, por lo tanto el gran Programa de la emancipación chilena, que además tendrá que mezclarse con la emancipación de los otros pueblos originarios y los otros pueblos latinoamericanos, también tiene sentido estratégico.

¿Cómo lo bajamos eso a la táctica? Lo que se ha dicho en realidad es la idea que ese pueblo como sujeto político lo que hay que hacer es organizar a las franjas más activas. Tratar de organizar una franja de ese pueblo, los Colectivos, las Radios Populares, los Sindicatos más rupturistas, las Organizaciones Territoriales de Base, las Organizaciones Ambientalistas, el Feminismo Popular, etcétera. Hay ahí una fuerza que, si bien es cierto que no copa al conjunto del pueblo, son elementos avanzados que permite organizar, aunar voluntades en el sentido más táctico de este período.

En segundo lugar, no sabemos qué tipo de Socialismo vamos a construir o qué tipo de sociedad queremos, si queremos o no queremos  un Estado o qué tipo de Estado; si la contradicción principal es capital-trabajo o capital-vida; cómo nos vamos a arreglar con el extractivismo, cuál es la relación con la naturaleza. Esos problemas no los vamos a poder zanjar, pero sí hay un conjunto de demandas, queremos libertad a los presos políticos, queremos controles al extractivismo, queremos una redistribución de la riqueza, queremos impuestos a los más ricos, queremos educación y derechos sociales gratuitos y de buena calidad, etcétera.

Hay una serie de demandas, que si bien no componen el Programa de Emancipación, son Plataformas de Lucha para el período.

En sentido estratégico desarrollar lo que está en potencia en acto, transformar al pueblo en sujeto político; en términos tácticos unificar a las franjas más avanzadas de este pueblo, que han estado luchando, pensando y que han mantenido la independencia, dispuestas a expresar su voluntad de defenderse, de resistir este proceso de des constitución del pueblo en que nos tiene inmerso la élite, denunciando las prácticas clientelistas para las cuales se prestan las organizaciones de discurso supuestamente rupturista, y unificar y sintetizar todas las experiencias de lucha y las demandas en una Plataforma para el Período. 

Y en segundo lugar construir el Programa de la Emancipación, pero como no lo podemos hacer porque no tenemos todo resuelto, unifiquemos demandas y construyamos las Plataformas de Lucha para el período, para la táctica.

Esta idea de construir este horizonte estratégico y estas salidas tácticas, son expresión de la voluntad, es decir de la intervención, ahí está el arte de la política para lograrlo.”

El compañero Benjamín agrega algunas preguntas planteadas por la audiencia, las que son respondidas por Rafael Agacino, respuestas que transcribo parcialmente a continuación:

Respecto a la idea de los 2/3 y los Tratados Internacionales me da la impresión que la burguesía hizo un cálculo extraordinario, transformó la constituyente en Convención Constitucional colocándole restricciones. En todos los períodos revolucionarios en donde hay Asambleas Constituyentes se hacen sobre la base de la Toma del Poder. La consigna nuestra- más allá que no la hayamos logrado porque nos metieron el Plebiscito del 88 y con eso desmovilizaron todo el proceso, colocando la transición después, de los treinta años- era un gobierno provisional sobre la derrota de la dictadura y Asamblea Constituyente, pero la Asamblea Constituyente sobre la base de la derrota de la dictadura de Pinochet. Y frente a eso el Imperialismo norteamericano, la élite, la Socialdemocracia europea y todo el reformismo impulsaron o se plegaron finalmente a la transición, que significó el gran desmonte paulatino de las organizaciones de base a nivel poblacional e inclusive la introducción de la droga ahí; todo lo que era el Comprando Juntos, el Movimiento Cristiano Popular de base lo desmontaron; todo el movimiento sindical de trabajadores fue desmontado con los acuerdos marcos; por lo tanto vino todo el proceso de desmontaje del pueblo que se estaba constituyendo como sujeto. Eso está ahí, y todos esos dirigentes de los partidos políticos eso lo saben, y sin embargo nos invitan al Plebiscito del 25 de Octubre por el Apruebo y el Rechazo.

Más allá de eso, hay dos elementos claves: uno es que la Convención instala la idea de los 2/3 para poder aprobar cualquier cosa que modifique y se reserva 1/3 como derecho a veto. La derecha podría tener solo 1/3 de la Convención y oponerse o vetar cualquier acuerdo que tenga el resto de la oposición, suponiendo que hay solo una derecha del tercio, porque hay una derecha que está en la propia Concertación y en la propia Nueva Mayoría, hay  una DC de derecha, hay socialistas de derecha, neoliberales, por lo tanto tienen asegurado más de un tercio para parar cualquier proceso de reforma existente. Adicionalmente colocan los acuerdos internacionales para impedir que la forma en que la economía chilena se inserta en la economía mundial,  el patrón de acumulación existente que es de interés para ciertos grupos económicos, no se toque.

 Si se instala la Convención Constitucional en Abril, después de doce meses no les quepa duda que lo que va a salir es la misma Constitución de Pinochet-Lagos remozada.

 

 

 

Si la derecha ha tenido normalmente en las elecciones el 40-42%, eso es mucho más que un tercio. Si reproducimos esa votación de la derecha “pura”, sin sumar la derecha de la Nueva Mayoría, simplemente tienen ganado esto. Lo que pasa que hay una derecha recalcitrante que no quiere cambiar nada del pinochetismo. Por eso la cosa de los 2/3 era clave. De hecho el propio PC lo mencionó cuando se firmó el Acuerdo del 14 de Noviembre, y es por eso que no firmó, a pesar de que lo quería firmar, pero finalmente termina, como dice Felipe Portales, plegado al mismo proceso aceptando el quórum de los 2/3.

Los dos tercios son una imposición jurídica por fuera de la Convención, por lo tanto no es soberana, porque es una imposición desde afuera, que es, en el fondo, un cerrojo institucional para impedir un cambio profundo, si es que lo hubiera. Lo mismo pasa con los Tratados Internacionales. Menos mal que no estaba firmado el TPP, porque este, al igual que otros tratados, pero este con mucha más especialización, define de que hay Tribunales Arbitrales extranjeros en el caso de que el gobierno chileno, o los chilenos, decidieran colocar regulaciones, exigiendo indemnizaciones millonarias (…)”

 

 

 

RAFAEL AGACINO 28 ENERO 2021

 

 

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