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Dentro de los países centroamericanos Honduras siempre ha sido el país predilecto de los Estados Unidos. En las guerras civiles de Nicaragua, El Salvador y Nicaragua, Honduras, con su base militar estadounidense instalada en ese país, era la guarida de los contrarrevolucionarios.

Honduras está considerado actualmente como el país más pobre y peligroso, debido al dominio de las mafias de los narcotraficantes. Este país se ha convertido en la escala necesaria para llevar la droga desde Colombia y México, especialmente, hacia Estados Unidos y a Europa.

Honduras se hizo famoso por el golpe de Estado contra el Presidente de entonces, Manuel Zelaya. La OEA, que se dedica a defender más el narcotráfico y los gobiernos progresistas, que a la democracia, cuyo Secretario General actual, Luis Almagro, es tan mafioso como Al Capone: no se ha esforzado, en lo más mínimo, para defender los países democráticos, (está obsesionado, por ejemplo, contra Venezuela, Cuba, Nicaragua…países mucho más decentes que Honduras, El Salvador y Guatemala, al menos actualmente).

En Honduras el ejército, la policía y la oligarquía, todos coludidos, (entes que generan la base de la corrupción en ese país), y un pueblo, miserable, que apenas logra sobrevivir, si tienen la suerte de no morir a causa de las maras. Ante la desesperación y el dilema de morir en Honduras o durante el trayecto a Estados Unidos, “el paraíso americano”, prefieren esta última forma de “suicidio” pues, al menos, mantienen una esperanza de sobrevivir, (una especie de opio para pueblo).

Sabemos que siempre surge una especie de “Mago de Oz”, culpable de todas acciones de los pueblos para liberarse de las dictaduras de narcotraficantes, que, por lo regular, los reaccionarios atribuyen al genio “maligno” del húngaro George Soros, (nacionalizado norteamericano, especulador de la Bolsa, que se ha dado el lujo de intentar la destrucción de la Libra Esterlina), por consiguiente, no son los ciudadanos los que buscan su salvación de las narco-dictaduras, sino este genio maligno quien financia a las caravanas de miserables que buscan el “paraíso perdido” en Estados Unidos.)

Donald Trump llamaba a los países de Centroamérica “hoyos negros de miseria”, cuyo pueblo, en su desesperación huía en caravanas e intentaba el paso del muro para abrirse el paso al país del “sueño americano”. Ante el problema suscitado, Estados Unidos celebró un pacto con México por el cual se nominaría un tercer país, (México actualmente), a fin de que los candidatos a inmigrantes esperaran la aceptación de Estados Unidos para entrar a este país y, además, el acuerdo de un millón de dólares, a fin de evitar la huida en caravanas de inmigrantes hacia el país del norte.

Una vez logrado el triunfo Joe Biden en las últimas elecciones, los candidatos a inmigrantes a Estados Unidos creyeron que las puertas ya estaban abiertas para todos, pues el nuevo Presidente ofrecía terminar con la inmigración ilegal, pero el camino es mucho más largo y difícil de lo que se piensa. (A diferencia del gobierno de Trump, Biden no aplaudiría, por ejemplo, el fraude electoral que colocó en el poder a Juan Orlando Hernández, Presidente de Honduras).

Los dos últimos Presidentes hondureños han sido agentes del narcotráfico, ambos pertenecen al Partido Nacionalista:  Porfirio Lobos y su hijo, Fabio, no sólo están acusados de connivencia con el narcotráfico, pues el hijo está purgando una condena de 20 años en Estados Unidos por transporte de cocaína. El hermano del dictador actual (Antonio), Juan Orlando Hernández ha sido condenado por un jurado de Nueva York de cuatro cargos, entre ellos, el transporte de cocaína; los jurados votaron como culpable en forma unánime, y arriesga una pena desde diez años a prisión perpetua. Los testigos en el juicio han declarado que el Presidente Hernández recibió, por intermedio de su hermano Antonio, un millón de dólares para financiar su candidatura, negocio que se habría concretado a través del “Chapo” Guzmán, hoy en prisión en Estados Unidos.

Así el pueblo hondureño esté condenado a muerte, sea por hambre, asesinato o exilio forzado, no ha podido aún derrocar a su narco-dictador, que cuenta con el apoyo de la oligarquía hondureña, del ejército y de la policía, (y que contó con el respaldo irrestricto de Trump, al menos hasta hace casi un mes).

Aún no sabemos qué decidirá la administración Biden-Harris sobre el caso del narco-Estado hondureño, pero se avizoran muchos cambios en el corto plazo con respecto a la política migratoria. Estados Unidos y la OEA son los “padres-padrones en América Latina, y sólo les interesa combatir a los países del área, que ellos llaman “comunistas”, en vez de colaborar en la profundización a la democracia, quizás mucho más decentes que Honduras, Guatemala y El Salvador. (Hasta ahora, el único ex Presidente centroamericano, preso por corrupción, es de Guatemala).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

03/02/2021

 

Historiador y cronista

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