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Convención Constituyente: El “remate” de abril

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Aun cuando las encuestas de opinión las consideremos mentirosas, y a sabiendas de que las compran los candidatos – nos referimos especialmente a la encuesta CADEM, que aparece todos los lunes, cuyos resultados son dados a conocer previamente – los consumidores, o les creen, o bien, se hacen los tontos, y otros tantos permanecen indiferentes.

En el Servicio Electoral, (SERVEL), ya están registrados miles de candidatos para las cinco elecciones que se llevarán a cabo el 11 de abril próximo. Los electores están dejando de lado su papel de clientes para considerarse ciudadanos, pero desafortunadamente, no conocen los antecedentes de los distintos candidatos, y mucho menos al cargo que postulan.

No cabe duda de que las candidaturas a convencionales son las más atractivas entre las que se votarán, y los candidatos y candidatas a este cargo sienten que aspiran a convertirse en fundadores de la nación y, además, están convencidos de que pasarán a la historia de Chile.

La mentada “Convención Constituyente” tiene una serie de trampas para asegurar que en el “blanco papel” la hegemonía de pluto-cleptocracia quede incólume, con la apariencia de que será la primera Carta Magna redactada por el pueblo. La derecha política sueña con una Convención Constituyente que sesione entre cuatro paredes y que sea muy similar a la Constitución vigente hasta ahora, “reencauchada” durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos.

Algunos sinceros partidarios de la izquierda sueñan con una nueva Constitución en que los ciudadanos hayan podido participar y no tengan que conformarse con ver las discusiones de los constituyentes sólo por la televisión.

En la época republicana los asuntos públicos eran debatidos y discernidos por la ciudadanía, pero hoy lo son por los “matinales”, que están abiertos para la farándula política, (el hecho de disfrazarse de O´Higgins y de San Martín, por ejemplo, le han dado más votos a Francisco Vidal y a Joaquín Lavín, que esforzarse en el consabido “puerta a puerta” para ganar electores).

Donald Trump no ha sido el único en utilizar las redes sociales para hacer política y ganar electores y mantenerlos fieles, como si fuera su dios, pues en Chile, el Presidente Sebastián Piñera, así lo haga pésimo, ha sabido convertirse en un cómico “chupete de fierro”, por ejemplo, las “piñericosas” carecen de humor espiritual y simpático, como sí lo tenía, por ejemplo, don Ramón Barros Luco.

Los partidos políticos, aunque rechazados por la ciudadanía, tienen por función la manipulación de los sistemas electorales, y elegir entre sus militantes los candidatos a cualquier cargo público disponible. En 1911,  Robert Michels publicó un estudio que mostraba el funcionamiento de los partidos de masas a comienzos del siglo pasado, en especial sobre la socialdemocracia alemana, el partido de masas más importante de la época. Según este investigador, la conclusión es que “donde hay organización, hay oligarquía”. Los partidos no son otra cosa que formadores de dirigentes, cada vez más lejanos de la militancia.

Las encuestas, por lo general, engañan, y por mucho que se diga que es una mera fotografía de un instante político determinado, (al igual que en muchos currículos, el candidato corresponde a la época en que en su foto aparecía como “joven y bello”). En la encuesta CADEM, correspondiente a este lunes, 25 de enero, aparecen a la cabeza los alcaldes presidenciables de dos de comunas ricas, Las Condes y Providencia, Joaquín Lavín y Evelyn Matthei, y el de Recoleta, Daniel Jadue, (comunista que se ´come las guaguas´, y no es broma, pues algunos seguidores de Donald Trump están convencidos de que el desayuno, en la Casa Blanca, de Joe Biden, el plato principal es de ´niños envueltos´).

Los candidatos que están en los primeros lugares, de seguro, no van a llegar a la presidencia de la nación, en primer lugar, porque sólo obtienen un 7% de los consultados; en segundo lugar, no va a faltar el diario, el programa de radio o el artículo que acuse a estos candidatos, por ejemplo, de algún hecho de corrupción, (antes lo hicieron por Franco Parisi, Velasco y otros). Y, en cuanto a Jadue, para la derecha es imposible el soportar que sea presidente de la república un alcalde eficiente y cercano a los ciudadanos por el solo hecho de ser comunista.

Joaquín Lavín es el rey del travestismo político: sabiendo que hace tiempo los electores creyeron estupideces, como la no existencia de la derecha y la izquierda, que las ideas del candidato importaban muy poco comparado con los regalos de un candidato a quien creían su protector les prodigaba. El per cápita de la comuna de las Condes es de un millón de pesos, por consiguiente, para este candidato a la presidencia, el comprarse el sillón le es muy fácil, sin embargo, Lavín, muy seguro de sí mismo, al fin los clientes podrían aburrirse con la permanente repetición de trucos de mala calidad, (le ocurrió con el fracaso como alcalde en la municipalidad de Santiago).

Las elecciones son muy útiles para divertir a los ciudadanos que han sido engañados por décadas y, lo peor, continuar por esta vía en lo sucesivo y elegir a los peores candidatos que se ofrecen en las “casas de remates”.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

25/01/2021

 

 

 

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