Todas las mentiras son pocas sobre Temucuicui
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Es probable que el operativo policial militar realizado este jueves sobre Temucuicui sea el mayor de la historia reciente. Tal vez hubo incursiones similares durante el siglo XX, pero aquel alarde de fuerza nos obliga a hundirnos en la historiografía del siglo XIX y la ocupación de la Araucanía, conocida también por el eufemismo perverso de la “pacificación”, un genocidio con cerca de 70 mil mapuche muertos.
En el operativo del jueves participó más de un centenar de vehículos, no pocos blindados, cuatro helicópteros artillados del ejército y cerca de un millar de agentes, entre miembros de la PDI, carabineros y militares. Un batallón, una unidad militar propia de tiempos de guerra, cuya finalidad, según la versión del ministerio del Interior divulgada por la prensa oficialista, ha sido la incautación de unos cultivos de marihuana y la detención de una decena de personas, todos mapuche.
Esta versión oficial está llena de inconsistencia. De partida, la desproporcionalidad del operativo para incautar la marihuana. Hasta donde sabemos, no hay todavía en Chile una banda organizada con la logística de un Pablo Escobar o un Chapo Guzmán, además que nunca se ha hecho algo similar en barrios de Santiago ocupados por el narcotráfico. La operación, que tiene rasgos de campaña bélica, ha sido atemorizar al pueblo mapuche. Dar una muestra abrumadora de la capacidad represora del estado chileno, que movilizó policías de todo el territorio. Así es como el miembro de la PDI asesinado había sido trasladado desde Iquique.
El operativo se realizó el mismo día y hora en que el tribunal de Angol falló contra los carabineros que asesinaron a Camilo Catrillanca. Pura coincidencia dijo la voz oficial. Pero no parecía una coincidencia que la viuda, suegra e hija de Catrillanca fueran detenidas con violencia por la policía.
La prensa tradicional, que se nutre directamente de la versión del gobierno, omite a otras fuentes y tampoco se interesa por una relación con la realidad; pese a sus recursos, no tiene reporteros en terreno. Y cuando los envía, el reporte reproduce todos los prejuicios sobre el pueblo mapuche. No informa, porque su función es otra: crear una realidad a partir de determinados intereses, del mismo modo como se ha construido la historia de Chile.
Así se construyó el estado chileno, los mitos de la democracia chilena, como afirma el historiador Felipe Portales. Un relato lleno de omisiones e invenciones, que tiene una especial relevancia en la imagen sobre el pueblo mapuche y la participación de la prensa en aquella retorcida narración. Hacia la segunda mitad del siglo XIX fue el Mercurio de Valparaíso el diario que convirtió al mapuche en el enemigo público de los chilenos. Del mito heroico la oligarquía interesada en apropiarse de el extenso territorio convirtió al mapuche en flojo, primitivo, borracho, mentiroso, bárbaro, prehistórico. Hoy, la construcción apunta al delincuente y terrorista. Y desde el jueves, también a narcos. Ni los niños mapuche de salvan.
Por Paul Walder