La política no es un juego; un recado para los que se llaman de Izquierda
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No soportaron el peso de la historia y el recorrido de la izquierda en la patria.
Se fueron diluyendo, construyendo mentiras entre ellos.
La vieja política que tanto criticaron se convirtió en su camisa, en el mismo viejo pantalón que se plancha el día lunes.
Algunos queriendo tener el balón como el presidente de Comunes, un viejo telonero que hace algún tiempo escribió en piedra que no logró entender lo que traía aquel día 18-0. Ahora descarta una candidata presidencial. Entonces debe uno preguntarse a quienes les han ganado.
Es cierto que hay mucha confusión, pero salir a entregarle carne a El Mercurio es feo y realmente precario. Se nota una falta de esfuerzo intelectual para ver como van los asuntos no sólo en Santiago, sino que también un poco más al sur y también al norte.
Es que hay que ser serio Comunes
Lo que está en juego es gobernar y hacerlo mejor que la derecha. Nadie podrá negar que el actual estado en que se encuentra el país es de absoluta responsabilidad de la derecha y claro, con algunos ayudantes del PDC.
Es un buen ejercicio colocarse en los zapatos de los pobres, finalmente de eso se trata todo. Los intentos para alterar el mundo injusto, es justamente para vencer a los injustos.
No queda duda que haber salido de la calle los convirtieron en interesantes, pero no fueron capaces de cargar con el largo recorrido de tantos obreros, trabajadores, de las tantas huelgas y los otros tantos pliegos de peticiones. Miraron a España pero ese es otro asunto, había y hay que mirar la propia historia con su pasado.
Cuesta mucho entrelazar el pasado con sus pocas victorias con las promesas que llenaron el parlamento con pelo largo y en manga de camisa. Es que la izquierda siempre ha estado al lado del cañón.
Precarios. Se los devoró el sistema.
Muchos se alegraron cuando escucharon que no harían pactos con los traidores y corruptos. Era una buena noticia. Tantos años siendo engañados por tránsfugas y precarios. Pero el tiempo los fue destiñendo y no es porque hubieran estados vestidos de rojo. Nunca realmente lo fueron.
La izquierda en Chile trabajó para gobernar y hacer cambios fundamentales, en esos intentos se fueron muchas vidas notables y fundamentales que nos hacen falta. Pero no se puede perder lo más fundamental. Sentarse a un café es aceptable, pero lo sustantivo es el proyecto, el programa, quienes salen a golpear las puertas para enamorar a los que lo necesitan.
No hay duda que los últimos tiempos han sido convulsos, pero se lo debemos a ellos el que se esté hablando de una nueva Constitución. Es deuda eterna el 18-0. Cómo no recordar a Camilo Escalona que no dio la talla y que vociferó que AC era fumar opio, él, militante del partido de Salvador Allende.
Se sigue dando tumbos y las recetas salen desde todas las esquinas. Algunos con olor a naftalina y otras que le tienen miedo a la plaza pública
Nadie al parecer quiere tomar los asuntos en serio, pero realmente en serio y no es una lección para que sacar copia a los tiempos de los viejos, sencillamente se pide consecuencia, pensar en la memoria y colocar la bandera de las causas justas en la primera fila.
La batalla fundamental son los asuntos constitucionales, el programa, el himno y el candidato.
Es un asunto de dignidad, de historia y de memoria.
¿Sería aceptable dejar que un Desbordes o un Lavín sigan por cuatro años más?
Allá los que sostengan que no es relevante. Pero hay otros que sí les preocupa.
Pónganse serios, ustedes saben que llegaron veinte al parlamento y hoy no llegan a los doce y que no sea la última cena
Posiblemente a ustedes no les parezca relevante, pero es que la pobreza que se hace cada día más visible no es compatible con la razón más profunda del hombre.
Por Pablo Varas