Sobran los presidenciables “más de lo mismo”
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La calle observa con estupor la proliferación de nombres de políticos que sin que nadie se los pidiera y sin nada nuevo que ofrecer se han apresurado a autoproclamarse como precandidatos a la presidencia de la República: todos ellos tienen en común haber sido parte de la fallida y desaparecida Concertación y pertenecer a una generación cuya fecha de vencimiento está a la vuelta de la esquina.
Esta generación que hoy juega los descuentos es la misma que hace 30 años recibía sin reparos la herencia de la dictadura consistente en una Constitución espuria, el modelo neoliberal depredador y la impunidad para los violadores de los derechos humanos que al prolongarse siguieron dañando más aún a la población desposeída que venía ya severamente castigada.
Los viejos y ajados estandartes de la acomodaticia “centro izquierda” social demócrata se niega a reconocer su fracaso cuando fueron gobierno y a admitir que sus 15 minutos de fama pasaron hace rato. Allí no hay caras nuevas, ni propuestas transformadoras ni se plantea una alternativa frente al neoliberalismo y pareciera que solo se desea equiparar el número de cartas que la oligarquía ha puesto sobre la mesa.
En estos momentos en que cierra un año repleto de incertidumbres los presidenciables sobran porque solo son preocupación de las empresas que hacen su negocio realizando encuestas, en tanto la casta política resta relevancia al proceso que llevará a la Convención Constitucional y luego a una nueva Carta Magna. A la vez, descuida las precariedades de la gente marginada, la masividad de sus movilizaciones, sus necesidades y demandas.
Entre los gastados rostros que en sus aspiraciones personales y su afán por figurar se han apurado en candidatearse están los de Insulza, Muñoz, Vidal, Undurraga, Tarud y otros, un lote desconectado del estallido social que en este tiempo es protagonista de la historia de Chile. En su miopía solo alcanzan a divisar las acciones de violencia de los jóvenes ni-ni ninguneados por el sistema, pero nunca se han detenido para tratar de conocer su origen.
Resalta el nombre de Insulza, un militante de clara vocación contraria al socialismo. Este exhibe desde la dictadura una trayectoria plagada de anotaciones antipopulares en que sobresale el salvataje de Pinochet de la justicia internacional tras su detención en Londres, cuando el llamado Panzer oficiaba de canciller del gobierno conservador de Frei Ruiz-Tagle. La Casa Blanca lo premió colocándolo como secretario general de la OEA, cargo desde el que sirvió los objetivos intervencionistas del imperio norteamericano.
Actualmente desde el Senado hace notar su inquina hacia personas y movimientos populares identificados con la Izquierda. Le molestan las movilizaciones sociales que descolocan al gobierno, descalifica y trata de populista a Pamela Jiles que es hoy la figura política mejor evaluada, y hasta arremete contra su compañera de partido Maya Fernández, nieta de Allende, mencionada como posible postulante a La Moneda. “Yo sí estoy disponible”, ha remarcado el ex canciller.
El voto de Insulza contribuyó a que en la Cámara Alta se cayera la acusación constitucional contra el ex ministro pinochetista Víctor Pérez. En contraposición no estuvo entre los senadores progresistas que están pidiendo la libertad para los cientos de jóvenes aún en prisión preventiva al cabo de desórdenes ocurridos en octubre y noviembre del año pasado.
Tiene razón el senador Elizalde, timonel del PS, cuando dice que “no puede seguir gobernando el mismo sector que lo ha hecho tan mal”, pero caería en un grave error si cree que la ciudadanía volvería a dar una enésima oportunidad a la agrupación de partidos que él representa. En la ex Concertación y sus sucedáneos que dieron continuidad al modelo pinochetista está el origen de las calamidades antipopulares que dieron paso al estallido social.
Aquellos que insisten en más de lo mismo porque permanecen adheridos al legado dictatorial, comparten el modelo aunque les cueste admitirlo públicamente y mantienen el corrupto maridaje política-negocios tendrán que entender que su cuarto de hora terminó. Hoy el foco se centra en los dos frentes de la rebelión popular, esto es, las persistentes movilizaciones callejeras y las elecciones que vienen – mucho antes que las presidenciales – en abril próximo.
Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso