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Allamand, un cachorro de la dictadura pinochetista

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Mientras su policía arreciaba la represión contra los manifestantes que exigen una transformación del país a partir de la elaboración de una nueva constitución, el canciller chileno se paseaba por Europa hablando de democracia y atacando a Venezuela con el objetivo de ganar apoyos internacionales para la trampa electoral que entre “gallos y medianoche” urdieron las élites del país el 15 de noviembre de 2019 a fin de –una vez más- engañar al pueblo de la misma manera que lo hicieron en los estertores de la dictadura.

El talante represivo, fascista y antidemocrático de Andrés Allamand le viene en el ADN. Ya en 1972 con 16 años fue aspirante a presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES) y como no ganó, optó por dividir la institución, quebrando un unitario instrumento de lucha de los estudiantes. Estas actividades como dirigente estudiantil las simultaneaba con su militancia en la organización terrorista “Comando Rolando Matus”, donde destacaba por su fervor anti comunista y un discurso de odio propio del fascismo.

Aunque se le ha querido presentar como un profesional brillante, lo cierto es que se demoró 10 años en graduarse de abogado. Tras el golpe de Estado de Pinochet era tal su afán de protagonismo a fin de ponerse bajo el manto protector del dictador que creó un movimiento fascista denominado Movimiento de Unión Nacional MAN) que tuvo efímera existencia, por lo que recaló en Renovación Nacional (RN) de la mano de Sergio Onofre Jarpa, uno de los principales líderes del golpe de Estado cívico-militar que derrocó a Allende. Ese partido fue el principal soporte ideológico de la dictadura. Jarpa, el mentor político de Allamand fue ministro del interior de la dictadura en el período de mayor represión y terror.

Según el informe elaborado por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, un organismo creado para investigar y recoger testimonios de todos los casos de abusos, torturas y asesinatos cometidos durante la dictadura, que publicó sus conclusiones en 2004 y las amplió  en 2011, las víctimas de violación de derechos humanos entre 1973 y 1990 fueron 31.686 personas, de las cuales 28.459 casos fueron víctimas de tortura y 3.227 casos fueron víctimas ejecutadas o desaparecidas (2.125 muertos y 1.102 desaparecidos). Allamand fue cómplice de estos delitos contra la humanidad desde el silencio de su militancia en MAN y RN.

El 5 de octubre de 1988 se convocó en Chile un referéndum para decidir sobre la continuidad de Pinochet como presidente de la República. Allamand se ubicó entre la minoría que pretendía que Pinochet continuara en el poder por 8 años más, sin embargo, disfrazado de demócrata, se las ha arreglado por 26 años para usufructuar desde los poderes ejecutivo y legislativo del régimen de pos dictadura que existe hasta hoy y contra el cual el pueblo chileno se ha rebelado.

Curiosamente en 2016 escribió un libro titulado “La salida. Como derrotar a la Nueva Mayoría” copiando de esa manera el nombre del movimiento terrorista liderado por Leopoldo López en 2014 que precisamente pretendía derrotar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Poco puede decir Allamand de democracia y de derechos humanos. Finalmente, lo que sale de su boca es lo mismo que expulsa por su tracto digestivo.

 

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

 

Cientista político

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