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Piñera en su propia trampa ¿gana su gobierno con el proyecto de retiro clonado?

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Recientemente el Presidente, Sebastián Piñera, quizás haya descubierto que desde el mes de 0ctubre de 2019 no manda, tampoco nadie le hace caso – ni siquiera los nietos herederos -, pues al parecer, los del “segundo piso, en especial, Cristián Larroulet, le recordaron en estos días que “el Presidente es un rey, y que tiene más poderes que cualquier dictador latinoamericano”; en consecuencia, parece absurdo que tan importante personaje no tenga la iniciativa política, y que en este vacío de poder,  haya cedido al Congreso sus atribuciones.

El Primer Mandatario es tan narcisista y autosuficiente que se rodea de asesores, casi todos de apellidos de “alcurnia”, y que sólo le sirven para que lo alaben. Desgraciadamente para él, hay dos casos en que tomó en cuenta sus consejos o sus informaciones: el primero, cuando el ministro de defensa, Alberto Espina, por pesquisas de los “eficientes” servicios secretos, informó que se estaba gestando una conspiración extranjera, (¿cubano-venezolana?), para desestabilizar al gobierno, de ahí que el Presidente dijera que “el país estaba en guerra con un enemigo terrible y sin piedad…” Afortunadamente, el General Iturriaga, (en ese entonces estaba a cargo del orden público), expresó que era un hombre feliz y que no estaba en guerra contra nadie… ; el segundo caso se refiere a la idea de un consejero de Palacio, en que desarrolló la teoría del “parlamentarismo de facto”.

El Jefe de Estado estudiaba y analizaba tan peregrina idea acerca del parlamentarismo de facto, ante las cámaras y en cadena nacional: acusaba a un grupo de parlamentarios de estar construyendo una Constitución de características parlamentarias, por el solo hecho de haber tomado la iniciativa algunas políticas en momentos claves de vacío de poder, (cualquiera ciudadano sabe que la política no puede soportar el vacío).

La situación política, a partir del 18-0, no podía ser más complicada: un pueblo movilizado en la calle y que pedía la renuncia del Presidente. Todas las instituciones se encontraban por los suelos: el Ejecutivo, el Parlamento, las fuerzas policiales, las iglesias, y no había autoridad respetable en Chile sumando, desde el mes de marzo, al confinamiento por el Covid-19 y a la consiguiente crisis económica.

El Ejecutivo y el Legislativo estaban desprestigiados, y ningún dirigente político se atrevía a participar en las marchas, (quienes se atrevieron a hacerlo, lo pasaron muy mal, pues fueron expulsados por los mismos manifestantes), y sólo quedaba una carta a jugar: concitar la unión de todos los partidos políticos y llamar a un plebiscito constitucional, mediante el cual se dirimiera el conflicto de poder. El que los acuerdos tuvieran “letra chica y algunas trampas”, formaba parte del ADN de las castas en el poder, (como el zorro, en la historia de Maquiavelo, había sabido burlar las trampas, y mantener su territorio, como el león), y lo único que no puede hacer una plutocracia que se respete es regalar el poder al pueblo, (como diría más brusca y claramente Domingo Santamaría, “entregar las urnas a los rotos”.

Los parlamentarios de Chile Vamos pueden ser acusados de varias cosas, menos de carecer de hambre de poder, y quien no lo tiene, puede ser una buena persona, moral y éticamente irreprochable, pero nunca un político, que “tiene que pactar con el diablo”, (lo sostenían Maquiavelo y Weber).

El primero y el segundo retiro de los fondos que los cotizantes tienen en las AFP, así fuera usar su propio dinero para salir de situaciones embarazosas, es la más popular de las propuestas, en la actualidad. La gente es más inteligente de lo que algunos plutócratas creen: sabe que Piñera gobierna sólo para las AFP y sus amigos empresarios, y que lo único que le importa es que su mandato de cuatro años le sirva para aumentar la rentabilidad de sus propias empresas y las de sus parientes y amigos, (esta política le dio muy buenos resultados en su primer período en el poder, dándose en récord de un Presidente que salía más rico que al comienzo de su mandato), por consiguiente, era una ilusión el que el Ejecutivo se preocupara de los ciudadanos en situación de desempleo y de miseria, agravado por la pandemia, (una que otra canasta de alimentos dejaba tranquila su conciencia de cristiano, pero no alcanzaba para mitigar el hambre del pueblo).

Es apenas lógico que un diputado o senador que aspira a ser reelegido en pocos meses más necesite congraciarse con quienes, por medio de su voto, le van a dar trabajo en el Parlamento por cuatro u ocho años, y no cabía duda de que si por lealtad con el Presidente, votaban contra el primero y el segundo retiro de los fondos de las AFP, sólo perjudicarían sus posibilidades y, además dejar de percibir tan buenos sueldos y tan malos tés, (las cosas en el Congreso han cambiado: antes, como decía Vicente Huidobro, “en el Parlamento se servía muy buen té y se aprobaban pésimos proyectos de ley”).

Piñera se estaba quedando solamente con su ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y necesitaba que se le aconsejara la jugada maestra para arrebatarle la iniciativa al Congreso, del segundo retiro de los fondos de pensiones, que había logrado ya en la Cámara de Diputados 130 votos a favor, (algo inédito más del quórum exigido para cualquier reforma constitucional), y el jueves, 26 de noviembre, los cinco senadores oficialistas, que antes habían prometido su voto a favor de la reforma constitucional, (si en el primer retiro no la envió al Tribunal Constitucional, tendría que poner su firma en el proyecto que sería aprobado).

El Presidente al basarse en la absurda tesis que “toda reforma constitucional en temas como Previsión y Fondos fiscales son de iniciativa exclusiva del Presidente de la República”, ofreció a los cinco senadores díscolos del oficialismo un proyecto de ley que fuera calcado del de retiro de los fondos de las AFP, aprobado por los diputados, con la sola diferencia de que los cotizantes que retiraran dinero, deberían pagar impuesto a la renta.

En Chile, es sabido, que sólo quienes reciben un sueldo mensual sobre los $700.000 mensuales pagan impuesto a la renta, es decir, el 20%, (el 80%, en este caso, estaría exento).

El que, a un gobierno de derecha, neoliberal y amigo de los evasores y reyes de la elusión, (consideran muy tontos a los empresarios que les reste alguna ápice de moral y paguen impuestos), haya mostrado tanto interés en la recaudación fiscal cuando en muchos casos Impuestos Internos tiene una verdadera obsesión por perdonar a los millonarios del pago de impuestos, multas e intereses, es una contradicción.  (En los últimos días, todos los contribuyentes tendrán que pagar a los abogados de Lavín y Délano, del Grupo Penta, por los delitos que estos cometieron, y por los cuales, como pena, fueron enviados a recibir clases de ética en la Universidad, que regentan sus amigos).

Piñera, Briones y sus amigos están felices por el hecho de haber obligado a algunos senadores de oposición a dar su voto en favor del proyecto del gobierno que, según ellos, para no dejar a la gente sin su segundo retiro, y forzar el intento de acelerar la promulgación de la ley, a fin de que el “Viejito Pascuero” llegue justo para la Navidad, (a quien también le metieron el dedo en la boca), y que Piñera caiga en su propia trampa, como los personajes contratados por el tío Emilio en la Televisión, u otro programa más excéntrico, “Caso Cerrado de la Doctora Ana María Polo”.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

27/11/2020

 

 

 

 

 

Historiador y Cronista

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