Ignacio Briones, el mozo de Piñera y Matte
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El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, parecía mucho más simpático y dialogante que el “chupete de fierro”, Felipe Larraín, pero esta imagen era netamente de apariencia.
A diferencia de los demás ministros de Hacienda de los gobiernos de derecha, a Ignacio Briones no se le conoce cualidad de millonario alguna, por consiguiente, es un mandadero de quienes dominan el mundo del dinero.
Briones trató de explicar a la ciudadanía el por qué en la caja fiscal no existe ni un peso para ayudar a las principales víctimas del Covid-19, (la Hacienda Pública es para los millonarios, no para “los rotos”).
La campaña del terror ante el retiro del primer 10% del dinero, propiedad de los cotizantes, no sólo no resultó, sino que ocurrió todo lo contrario: nueve millones de chilenos retiraron sus respectivos montos, pagaron sus deudas, pudieron comprar en las tiendas, en fin, provocaron el efecto contra cíclico de aumento en la demanda y, por primera vez en varios meses de confinamiento de la ciudadanía, el PIB no parecía tan negativo como los anteriores, (hasta el ministro de Economía reconoció la reactivación), y los únicos personajes que quedaron como imbéciles fueron los economistas, que ya lo eran desde antes, incluso, se produjo el milagro de ver sonreír a los ciudadanos porque el Leviatán les permitía disponer de sus propios ahorros.
Los millonarios saben bien que la famosa “capitalización individual” no es otra cosa que un ahorro forzoso, cuyos fondos sirven para prestar, con bajos intereses, al Banco de Chile, a las empresas de los Matte y a los demás “dilectos amigos” del Presidente, Sebastián Piñera. El monto acumulado en las AFP con el dinero de los ciudadanos es muy útil para reanimar la Bolsa y enriquecer, cada vez más, a las grandes empresas.
Hay gente que cree que la propiedad privada resume los diez mandamientos de la ley de Dios y, al poseerla, les proporciona el pasaporte para llegar al cielo, que preside el “dios mamón”. Los capitalistas estaban felices al poder demostrar que la plata acumulada en las AFP pertenecía a los ahorrantes, y también, en su mayoría, pudieron recibirla en billetes contantes y sonantes, (se cumplía el versículo del libro de la “teología de la prosperidad”, que se sostiene que el evangelismo es útil para convertir al proletario en propietario).
Como Briones y sus amigos estaban viviendo en un mundo ideal, pudieron soportar un primer retiro, y abocarse a la tarea de la segunda campaña del terror. Los periodistas de las grandes empresas se dedicaban a tiempo completo a recordar al pueblo que ya dos millones de ahorrantes en las AFP no tenían ni un peso en su cuenta, y si sacaban un segundo 10%, esa cifra aumentaría a cuatro millones.
La derecha ha podido sobrevivir no sólo gracias al robo y acumulación de dinero, sino también tratando de convencer a los pobres de su idiotez e ignorancia, y que Dios los castiga en la tierra para premiarlos con el cielo. Por lo demás – agregan – que “son pobres por ignorantes, flojos, borrachos, feos, sucios y mestizos”.
A partir del 18-0, los pobres han tomado conciencia de que la derecha y sus sirvientes – que dicen pertenecer a la izquierda – los habían engañado y abusado con la famosa promesa de que por medio del voto podrían elegir un político bueno, que amara más a los pobres que a los ricos, y como la mayoría de las comunas marginales entendieron que su voto no servía para cambiar la situación apremiante del pueblo, decidieron abstenerse, (recordemos que siempre en las elecciones ganaban los habitantes de las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, con mucha más conciencia de clase que las comunas populares, y así ganó fácilmente Sebastián Piñera).
El primer retiro – recordemos – fue aprobado por amplia mayoría en la Cámara, (103 votos), y ¡oh, sorpresa!, la mayoría de los diputados oficialistas – de tontos no tienen un pelo – dejaron solo a Piñera, sabiendo que de ese voto dependería su reelección, (hay que ser muy torpe para pretender morir con el más malo de los Presidentes en la historia de Chile, quizás varias veces más tonto que el Presidente Germán en el período parlamentario, y más especulador que el Mandatario Juan Luis Sanfuentes).
El ministro Ignacio Briones – no sabemos si sigue creyendo que los chilenos son tontos- y ante el peligro de que se apruebe en el Senado el segundo retiro, no se le ocurrió mejor idea que lanzar un proyecto paralelo al de la oposición, con tantas limitaciones, focalizaciones y condiciones, que resulta un adefesio mayúsculo, y un cazabobo para algunos senadores oficialistas.
El gobierno ha amenazado con enviarlo al Tribunal Constitucional, que es un Órgano político al servicio del Presidente de la República de turno: salvo los tres miembros nominados por la Corte Suprema, el resto lo integran siete políticos, repartidos entre el bipolio, compuesto por números pares; el presidente de ese Organismo, que dirime los empates, es nombrado por el Presidente de la República, (hoy es María Luisa Brahm, una operadora política de Piñera, que de Constitución no sabe nada, ni siquiera ha escrito una página sobre el tema).
En manos del ministro Briones, los chilenos tendrán que chuparse el dedo para esta Navidad.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
22/11/2020