Sebastián Piñera, el “presidente” de la Asociación de las AFP
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Se ha probado que el gobierno de Piñera sólo protege a las AFP y a los grandes empresarios: focaliza y coloca tales condiciones a los pocos bonos y otras ayudas que ofrece, que sólo hay que ser especialista en negocios para aspirar a recibirlos.
Cuando un Jefe de Estado se autodenomine “Presidente de todos los chilenos” no le crean, pues apenas es elegido por un 25% de los ciudadanos chilenos – y falta de criterio, por cierto -.
La característica del mandatario chileno es que ignora lo que ocurre en el país, y sólo recibe consejos de empresarios, como él. Una anécdota de don Arturo Alessandri podría ilustrar esta incapacidad de leer e interpretar la realidad por parte de muchos Presidentes: un buen día mi abuelo, Rafael Luis Gumucio Vergara, se encontró con don Arturo quien, espantado por el hecho de que la gente lo acusaba de ladrón, la respuesta de mi abuelo fue muy oportuna, “no se preocupe, don Arturo, a mí me dicen cojo”.
Al Presidente Piñera no le preocupa en absoluto la vida de los chilenos y en qué condiciones la están soportando: mientras menos “rotos” haya en el país, tanto mejor; la única vez que se le vio un poco compungido fue cuando ordenó abrir el ataúd de su tío obispo, Bernardino Piñera, a quien le debía muchos favores.
En Chile, a partir del 18-0, tenemos lo peor del presidencialismo monárquico, con un rey más inútil que Carlos X de Francia, y tan reaccionario como él, y un parlamento dominado por el individualismo: cada uno de los diputados y senadores quieren asegurar su reelección, que les reporta un capital para darse lujos por el resto de su vida.
A partir del 18-0 prácticamente no hemos tenido Presidente de la República quien, no en forma explícita, pero sí en la práctica, delegó sus poderes en el Parlamento. En Chile, como también en muchos países de América Latina, del presidencialismo monárquico se ha cambiado a un parlamentarismo bastardo y, en consecuencia, no cumple ninguno de los requisitos de un parlamentarismo: en primer lugar, el Primer Ministro necesita de la confianza de la mayoría de los parlamentarios; en segundo lugar, en ese sistema parlamentario existe una disciplina partidaria altamente coherente; en tercer lugar, es un régimen monista, pues la hegemonía reside en el Parlamento, por lo tanto, no se pueden dar conflictos entre mayoría parlamentaria y Ejecutivo.
En semipresidencialismo sólo ha tenido éxito en Francia, donde aún se duda si es un presidencialismo al gusto de Charles de Gaulle, o bien, un régimen mixto con equilibrio de poderes.
En el Chile, a partir del 18-0 tenemos lo peor del presidencialismo monárquico, con un rey más inútil que Carlos X de Francia, y tan reaccionario como él, y un parlamento dominado por el individualismo: cada uno de los diputados y senadores quieren asegurar su reelección, que les reporta un capital para darse lujos por el resto de su vida. La democracia chilena es clientelista: antes se compraban los electores por medio de empanadas y hoy, con cajas de alimentos y promesas de trabajo que, casi nunca, se cumplen.
Con mucha razón diputados y senadores oficialistas han abandonado al Piñera y a su ministro de Hacienda, Ignacio Briones, para sumarse al voto a favor del retiro del 10% por parte de los cotizantes, dando una votación única, en la Cámara de Diputados, de 130 votos a favor, 18 en contra y dos abstenciones.
Se ha probado que el gobierno de Piñera sólo protege a las AFP y a los grandes empresarios: focaliza y coloca tales condiciones a los pocos bonos y otras ayudas que ofrece, que sólo hay que ser especialista en negocios para aspirar a recibirlos. El hambre es cosa viva, y es lógico que quienes la padecen prefieran tener en su bolsillo el 10% de sus ahorros que, en muchos casos devienen en montos miserables, y no dejarlos para que los sinvergüenzas dueños de las AFP los aprovechen.
El que dos millones de cotizantes – que sumarían cuatro de aprobarse el segundo 10% – hayan quedado sin un peso en las AFP sólo indica que en Chile nunca ha existido un real sistema de Previsión Social, y la suma del ahorro forzoso era tan miserable que, todas maneras, estos cuatro millones de chilenos estarían condenados a ser “faquires”, salvo que el Estado acudiera en su auxilio por medio de la Pensión Básica Solidaria, que permite a los pobres adquirir pan y té, (se decía como consigna durante la época del gobierno de Pinochet).
Con mucha razón diputados y senadores oficialistas han abandonado al Piñera y a su ministro de Hacienda, Ignacio Briones, para sumarse al voto a favor del retiro del 10% por parte de los cotizantes, dando una votación única, en la Cámara de Diputados, de 130 votos a favor, 18 en contra y dos abstenciones.
El proyecto del segundo retiro del 10% fue aprobado el 18 de noviembre reciente, en la Comisión de Constitución del Senado, y pasaría a la Sala.
Desesperado, el Presidente Piñera amenazó con hacer cuestión de constitucionalidad ante un Tribunal que tiene una espuria mayoría, y es, precisamente, una de las trampas de Jaime Guzmán. En el seno de una reunión con sus compinches empresarios se dio el lujo de amenazar al parlamento con llevar el caso al Tribunal Constitucional.
El Topaze, el barómetro de la política chilena, se burlaba de don Arturo Alessandri acusándolo de ser lacónico, (“don Lacónico”), ahora, a Piñera le iría un poco mejor si se quedara callado y más bien culpara a su ministro de Hacienda, Ignacio Briones. El silencio en un rey inútil se convierte en una virtud, y no faltará quien exprese que Piñera es demasiado inteligente, hable o se mantenga en silencio.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
19/11/2020
Gino Vallega says:
Arturo Alessandri Palma fué un asesino contumaz , además de ladrón.Rafael Luis Gumucio denuncia que Rafael Luis Gumucio le contó que Rafael Luis Gumucio era amigo del asesino serial Arturo Alessandri Palma y que le decían – » el amigo del……»