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Perú ¿Sonó la hora apocalíptica para las democracias latinoamericanas?

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Se supondría que en una democracia el actor principal es el pueblo, la soberanía popular, pero la verdad es que siempre la hegemonizan las castas plutocráticas, y en el caso de Perú, país que nos ocupa ahora, la cleptocracia, la partidocracia, la plutocracia y, además, las “asociaciones” de delincuentes que pululan en el Palacio Pizarro, en el Congreso, en las Fiscalías y en los Tribunales de Justicia…han terminado por minar todo atisbo de ética política.

Como para detener la ola de contagios del Covid-19, tampoco se ha creado la vacuna efectiva que pueda evitar que las castas delictuales terminan por podrir todas las instituciones de un país, que, en el caso peruano, desde 1990 un Presidente, de origen japonés, inauguró la larga historia de destrucción moral y ética del Congreso, del Ejecutivo, de los Tribunales de Justicia, del Ejército y la Policía, conduciendo a Perú a un irremediable cáncer terminal, (no se trata de sacar las manzanas podridas, pues todo el cajón está putrefacto y en esa condición).

 

Ultimos seis presidentes ante la justicia

Los últimos seis Presidentes de la República, (Fujimori, García, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra, y ahora Merino Lama), de distintas maneras han tenido que ver con la justicia por variados delitos, la mayoría por asociación ilícita y soborno. García optó por el camino del suicidio antes que la cárcel, y Merino duró en su cargo apenas 5 días, forzado por las marchas populares que, hasta ayer, se contaban dos muertos, una centena de heridos y varios desaparecidos.

Manuel Merino Lama, dirigente del Partido Acción Popular, se jacta de pertenecer a un Partido fundado por Fernando Belaúnde Terry y de haber tenido entre sus filas al único Presidente decente en más de 30 años, Valentín Paniagua, que gobernó muy poco tiempo, antes de las elecciones donde compitieron Alán García y Alejandro Toledo, (con el triunfo de este último, hoy en espera de ser extraditado).

El Perú ostenta récord de vacancias presidenciales y dos cierres del Congreso, (la primera ordenada por Fujimori durante su primer mandato, (1992), y la segunda, por Martín Vizcarra, (2019). La Constitución peruana, al igual que la chilena, fue impuesta por sendos dictadores, en 1993 y 1980 respectivamente.

No podría culparse a los textos de las Constituciones de la destrucción de los sistemas políticos: en la letra, por ejemplo, la Constitución peruana es presidencialista, con muchos elementos del parlamentarismo, (es el caso del cierre del Congreso por parte del Presidente, al existir dos rechazos por parte del Congreso al programa del Primer Ministro, el Presidente estaría obligado a convocar a nuevas elecciones del Congreso); la otra facultad del Congreso data del siglo XIX, mediante la cual se puede aplicar al Presidente la incapacidad moral permanente.

Tribunal Constitucional peruano

El Tribunal Constitucional peruano debería ser capaz de interpretar la Carta Magna, pero la exégesis del artículo 113 es muy complicada, y en su origen pareciera que se refiere a la enfermedad mental, (de esta manera parece que se aplicó al Presidente Riva Agüero; (en el caso chileno, en que no existe esta causal, el Parlamento trató de aplicarla a José Manuel Balmaceda, previo a la guerra civil de 1891).

Para el Tribunal Constitucional peruano va a ser bastante difícil el fijar los límites del párrafo 2 del artículo 113, pues la frase “incapacidad moral permanente” tiene muchas aristas, y su interpretación es, necesariamente, subjetiva.

Ante el fracaso de la representación política, tanto del Ejecutivo, como del Congreso, no queda más que la ocupación de las calles por parte de movimientos sociales, que no cuentan con una dirección específica, pero que obedece al sentimiento común de rechazo a la casta política corrupta, (empezando por el Presidente Merino, a quien consideran ladrón y usurpador, y continuando con todas las instituciones políticas, de justicia, policial, empresarial), con el famoso slogan “que se vayan todos”, (mensaje tan críptico como impracticable).

La calle, la rebelión popular, es muy útil para expresar la críticas y demandas populares, como la idea de una Asamblea Constituyente y de refundar la república peruana. El problema radica en que, si se produce el vacío de poder, los aventureros, corruptos, criminales y ladrones, saben aprovechar muy bien la situación de caos, (Manuel Merino soñó con el poder y creyó que estaba a la vuelta de la esquina, pero lo saboreó por pocos días).

En el año 2021 Perú celebrará el Bicentenario de su Independencia y, seguramente, lo hará en pleno caos político, (en el caso de Chile, en 1910, el Centenario, hubo tres Presidentes en un mismo año, Pedro Montt, que murió en Bremen, Elías Fernández Albano, murió de un resfrío que contrajo durante el entierro de Pedro Montt, (llevado a cabo en la Catedral de Santiago), y por último, Emiliano Figueroa, a quien se le comunicó la feliz noticia de ser nominado Jefe de Estado, (hecho que ocurrió entre trago y trago, y luego celebración, en el Club de la Unión).

La regeneración de una política peruana no se vislumbra a corto plazo: a lo mejor, sonó la hora apocalíptica para las democracias latinoamericanas.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

16/11/2020

 

 

 

Historiador y Cronista

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  1. La bandera de las democracias latinoamericanas , harapienta y maloliente , con su «signo dinero» $ al centro , recorre nuestras plazas victoriosa.

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