La crisis en las instituciones del Estado; fracaso de la representación
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Cuando se pierde la fe pública en las instituciones principales del Estado: Fuerzas Armadas, Carabineros, Parlamento, Ejecutivo, Judicial…la democracia termina convirtiéndose solamente en un ejercicio electoral, por medio el cual las distintas oligarquías feudales designan a los candidatos y los borregos de los electores los confirman.
El Estado, según Max Weber, tiene el monopolio de las armas y de la coerción legítima. ¿Pero qué ocurre cuando las instituciones destinadas a aplicar la ley y, además, poseen la fuerza para hacerla cumplir, han perdido toda credibilidad ante la opinión ciudadana?
Los mismos altos jefes de Carabineros se han encargado de bajar del primer lugar de aprobación por parte de la ciudadanía a uno de los últimos que detenta actualmente.
Los gobiernos de la transición a la democracia tenían tal miedo a nuevo golpe militar que optaron por el camino de llenarlos de dinero, dejarlos actuar como quisieran y, algo muy grave, como la malversación y el robo del dinero fiscal. Así ocurrió en el famoso “Milicogate” y el “Pacogate”, en que miles de millones de pesos fueron apropiados por los encargados de financias, tanto del Ejército como de Carabineros. (Monto defraudado milicogate 28 mil millones de pesos)
Por un lado, los más altos Oficiales, (el caso del entonces comandante en jefe, general Fuente-Alba, acusado de enriquecimiento ilícito, entre otros delitos, poseía una flota de autos de lujo, así como de residencias, avaluadas en varios millones de pesos), y por otro, de militares de bajo rango, (entre ellos, un cabo que, junto a su mujer, se dedicaron a jugar el dinero de la Ley del Cobre, en el Casino Monticello; en la investigación, este cabo declaró que robaba tanto dinero que ya había perdido el sentido de su valor).
Cuando en las instituciones jerarquizadas entra la corrupción, los de más baja graduación terminan por imitar los delitos de los generales. En una conversación un oficial le dice a su par “eso te pasa por meterte con cabos”.
En el caso de los Carabineros, que como fuerza armada actúan de manera similar al ejército y prescinden del poder civil, los ministros de Defensa y del Interior, durante los distintos gobiernos, no tienen ninguna ascendencia sobre sus subordinados, y tampoco responden cuando los jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas cometen errores, y lo que es muy grave, delitos.
La responsabilidad del mando no existe ni en las autoridades militares, ni civiles, por ejemplo, el general Pinochet nunca respondió por los crímenes llevados a cabo por sus subordinados, y al fin terminaron pagando los jefes de la DINA y de la CNI, y a veces oficiales de baja graduación por los crímenes de lesa humanidad, delitos todos que los exime de su responsabilidad, pues en estos crímenes no se permite la excusa de la obediencia debida, (el general Juan Emilio Cheyre trata de justificarse por responsabilidad en “caravana de la muerte” aduciendo que en esa época era sólo un teniente.)
El equipo encabezado por el general Echeverría comenzó el robo paulatinamente, y como era impune y, además, nadie lo controlaba, los montos sustraídos fueron aumentando hasta llegar a sumas estratosféricas. (monto defraudado 26 mil millones de pesos)
La alta plana de carabineros, no contento con meter sus sucias manos en las arcas fiscales, decidieron aplicar inteligencia cibernética a fin de culpar a los principales líderes de las organizaciones del pueblo mapuche.
El aparato de inteligencia descubrió a un genio quien aseguraba poder intervenir los celulares de los dirigentes de la CAM y al líder Hector Llaitul, a fin de culpar a los mapuches de graves delitos, pasibles de la aplicación de la ley antiterrorista. Este experto en sistemas de computación, Alex Smith, tenía convencidos a los oficiales de inteligencia de carabineros de que había logrado filtrar las conversaciones de los dirigentes principales.
Increíblemente este equipo de inteligencia, que se supone debe ser discreto para poder infiltrar las filas del enemigo, se dedicó a difundir a través de los medios de comunicación el informe de la operación “Huracán”, documento que entregaron a la fiscalía de la Araucanía. Al final se descubrió que se habían introduce falsos chats en dirigentes que ni siquiera usaban un celular.
Descubierto el farsante, los oficiales de inteligencia de carabineros fueron llamados a retiro, no sin resistir los embates de la investigación por parte de la PDI.
El general director de carabineros, Bruno Villalobos, se mantuvo en el cargo gasta el día 11 de marzo de 2018, y luego de la transmisión de mando, el Presidente Sebastián Piñera lo llamó a retiro.
Sabemos que a nuestro Presidente le encantan las comunicaciones y la propaganda, por eso, el que dirige su gobierno es la encuesta CADEM, y para demostrar la potencia de “Plan para la Araucanía” dio a conocer la aparición del Comando Jungla, formado en la selva colombiana para exterminar a los mapuches, sin comprender las enormes diferencias y a quiénes se combatía en Colombia, y los insertó en la Araucanía.
El parte del general Hermes Soto con respecto al asesinato de Camilo Catrillanca fue repetido por el entonces intendente, Luis Mayol y, posteriormente reiterado por el ministro del Interior, Andrés Chadwick, por el subsecretario, Rodrigo Ubilla y hasta por la ministra vocera de gobierno, Cecilia Pérez. Afortunadamente, en Chile cada vez más se suman personas que no les creen a los jefes de las instituciones.
Desesperado el general Soto, pidió audiencia a su jefe, el ministro del Interior, a quien confesó que el oficial encargado de grabar el operativo había destrozado la tarjeta, cometiendo el grave delito de obstrucción a justicia, al eliminar la prueba principal. La justificación del carabinero, dada a conocer por el general director es poco creíble.
Soto es remplazado por Mario Rozas acusado de los abusos de carabineros en octubre sobre todo los atropellos a los DDHH y al fin termina pagando los platos rotos acusado constitucionalmente
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
Bibliografía
Weibel Mauricio
Ni orden ni Patria
Aguilar
Traición a la Patria