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Organizaciones lamentan: Si la Convención Constitucional no puede tocar los TLC el orden neoliberal se mantendrá tal como está

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La única forma en que se puede garantizar que las cosas cambien para mejor es mantener un gran tejido de movilizaciones sociales, asambleas, cabildos, vecinos discutiendo el tipo de Constitución y los principios que queremos que estén en ésta.

El 25 de octubre, las chilenas y chilenos decidieron cambiar la Constitución de Pinochet a través de un plebiscito histórico, cuyo resultado reflejó lo que la población movilizada ha exigido durante un año en las calles.

Para la plataforma ciudadana Chile Mejor sin TLC el resultado de las votaciones y las constantes manifestaciones evidencian que “la voluntad mayoritaria es terminar con el régimen político institucional, acabar con el modelo social y económico del capitalismo salvaje neoliberal predominante, los abusos sistemáticos y la desigualdad extrema de Chile”, así lo expresan en su última declaración pública, donde llaman a las organizaciones a mantener la movilización, exigir la libertad de los presos políticos de la revuelta popular y revitalizar cabildos y asambleas populares.

“La Constitución no tenía posibilidad de cambiarse desde ella misma, pero bastaron unas semanas de movilización nacional masiva para que el Congreso votara cambios en la propia Constitución para que se pudiera hacer un referéndum”, explica Patricio Guzmán, economista e integrante de Fundación Constituyente XXI. “Entonces la única forma en que se puede garantizar que las cosas cambien para mejor es mantener un gran tejido de movilizaciones sociales, asambleas, cabildos, vecinos discutiendo el tipo de Constitución y los principios que queremos que estén, dice Guzmán.

Otra de las preocupaciones de la Plataforma es que la Ley 21200 que permite un cambio de Constitución, en su artículo 135 denominado “Disposiciones especiales” indica a los delegados constituyentes que deberán respetar “las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. Es decir, que tanto los acuerdos comerciales como los tratados de Derechos Humanos no pueden ser cuestionados por el órgano constituyente.

Que los tratados de libre comercio y los de respeto a los Derechos Humanos estén considerados en un mismo grupo sin distinción es grave, porque los primeros son internacionales y ya tienen rango constitucional y se refieren a los derechos de las personas, por lo tanto todos tenemos que respetarlos, pero los acuerdos de libre comercio son normas y la columna vertebral del neoliberalismo actual, no poder tocarlos, ni modificarlos es gravísimo porque mantiene el sistema tal como está, sostiene María Cecilia Bartholin del bloque contra los TLCs de Unidad Social.

Patricio Guzmán agrega que: “Nos parece muy grave que la convención Constitucional no pueda discutir estas cosas, porque lo que la gente desea es terminar tanto con el régimen político  que hemos soportado por 30 años como con el modelo social y económico que ha mantenido este desigualdad brutal, que ha dañado a la naturaleza y como personas”.

En la declaración la plataforma ciudadana que se opone a la firma de más tratados comerciales exige, igualmente, que mientras esté en marcha el proceso constituyente los parlamentarios se abstengan de legislar y votar acuerdos negativos para la soberanía del país, haciendo énfasis en que el Senado debe eliminar definitivamente el TPP-11 de su tramitación legislativa.

El TPP-11 es tan malo que podría poner en peligro incluso la nueva Constitución, “ya que implica que se tendría que poner a disposición de los demás participantes de este tratado todas las normas y leyes que se quieran implementar y tomar en cuenta lo que digan”, por lo que si estas reformas van en contra de lo que sus inversores pudieran obtener no se podrían hacer esos cambios, señala Bartholin justificando por qué es imperativo que el Tratado Transpacífico no sea votado durante el proceso constituyente.

Chile Mejor sin TLC termina su declaración llamando a la ciudadanía a no dejar la creación de una nueva Carta Magna en las manos de los desprestigiados partidos políticos ya que “con la movilización y la organización de una expresión constituyente desde la soberanía popular de las bases sociales, de las comunas y territorios,  terminaremos con los pilares del capitalismo neoliberal para construir un nuevo modelo de desarrollo social con la recuperación de nuestra soberanía económica, alimentaria y nuestros recursos naturales” sostiene la plataforma ciudadana en su declaración.

 

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  1. Felipe Portales says:

    Pero hay que empezar por aclarar las cosas. Por ejemplo, sería interesante que los comunistas de base se manifiesten si están o no de acuerdo con la respuesta que da Jadue a la pregunta de «El Mercurio»: «Dijo que ‘sería frustrante si el proceso constituyente termina en algo parecido a lo que existe hoy por amarras y quorum de dos tercios’, y agregó que se van a jugar para que eso no pase. ¿A qué se refiere?»
    Jadue respondió textualmente: «Vamos a tratar de jugarnos para tener más de dos tercios y acercarnos a que la Constitución se parezca a la que quiere la ciudadanía, que produjo este proceso».
    Es decir, primero NO HAY ningún cuestionamiento al quórum de dos tercios. Luego, se habla tímidamente de «tratar de jugarnos», no de «jugarnos». Posteriormente, se habla de «acercarnos», no de «obtener». Y finalmente (como guinda de la torta) se busca que «la Constitución se PAREZCA a la que quiera la ciudadanía», NO «QUE SEA LA QUE QUIERA LA CIUDADANÍA» ¡¡¡!!!

  2. Patricio Serendero says:

    Los tratados internacionales están para sumarse a ellos o desecharlos. Todo depende de la voluntad política para hacerlo claro.
    El camino a seguir hoy es es que indica Juan Carlos Gomez en una entrevista en este medio. Solo el movimiento popular del 18-O puede conseguirlo, con lucha en todos los frentes y organización en todo Chile. Urge la creación de una fuerza política nueva con Proyecto Político para conseguir estos objetivos. Las bases radicalizadas de la pseudo izquierda institucional deben rechazar sus direcciones políticas administradoras del neoliberalismo y unirse al movimiento popular. El trabajo sigue siendo la esencia de la reproducción del capital. Ahí está su fuerza decisiva. Lo peor que se podría hacer ahora es bajar los brazos y resignarse a los dos tercios.

    • Germán Westphal says:

      El problema es que no hay ningún movimiento popular. Lo que hay es una serie de manifestaciones y protestas espontaneístas e inorgánicas que plantean demandas de distinta naturaleza y no obedecen a dirección alguna. Las organizaciones de la Unidad Social que son múltiples y variadas han recogido dichas demandas pero las mas numerosas y poderosas están capturadas por la militancia política de sus dirigencias. Mientras esa ciudadanía que se manifiesta y protesta no logre darse algún grado de organización autónoma y representación de base, no va a ocurrir nada de lo que se expone en el artículo en comento. Esta es una cuestión que sólo esa ciudadanía puede hacer si es que la hace. Darle recetas y pontificar sobre lo que debería hacer sin ser parte de ella o sin estar directamente involucrado en ella, además de ser inútil, es definitivamente una falta de respeto.

  3. Felipe Portales says:

    Desgraciadamente, señor Vallega, hasta el PC se ha sometido formalmente al antidemocrático e inmodificable quórum de los dos tercios, como puede verlo en la entrevista que concede hoy a ¡»El Mercurio»!… Daniel Jadue.

  4. La orden de mantener el sistema sin cambios la dió el «sistema neoliberal» que ha decidido auto regenerarse , lo cual parece impropio puesto que la constitución que creó el sistema ha sido votada «a la basura» por una magnífica votación popular : el «ente» nacido de esa votación debería decidir ,sin trabas el nuevo sistema a regir.Será el pueblo capaz de volver a recordar a los neoliberales que no son bienvenidos ni sus ideas ni ellos? Que en el lote de «malvenidos» están los concerta y nueva mayoría renovados a neoliberlales ? La globalización ha significado un gobierno mundial de las transnacionales
    que ha interrumpido cualquier intento de democratización de los pueblos y Chile se ha , malamente , globalizado «por un plato de lentejas» para el 1%.
    Quisiera creer que los «desacreditados» políticos partidocráticos pueden disponer de cambios para aunarse al pueblo ( se han conseguido algunos parches curita…) y «limpiar la cancha» para un partido más parejo y esperanzador.

  5. Felipe Portales says:

    Desgraciadamente, como tu mismo lo señalaste, muchos de esos dirigentes sociales privilegian su inserción en partidos políticos de «centro-izquierda» que impusieron o se sometieron al funesto acuerdo del 15 de noviembre…

  6. Felipe Portales says:

    No, Germán, no la hubo. Recuerda, además, que todo lo dispusieron para que el triste plebiscito fuese en Abril. Es decir, contando los meses de verano, prácticamente sin campaña. Y ahora lo hicieron de modo irresponsable; y sin cumplir las recomendaciones internacionales (información censurada por la prensa nacional) porque en ningún caso está la pandemia controlada. Además, que los líderes de la «izquierda» se han sometido calladamente -hasta ahora- al fraude de los dos tercios.

    • Germán Westphal says:

      Gracias, Felipe! Muy extraño lo que me dices pues el movimiento social y las organizaciones de Unidad Social, ente otras, ciertamente podrían haberlo denunciado masivamente en cuanto el famoso acuerdo del 15-N se hizo público. Lo digo porque dicho acuerdo va en contra de todas las demandas y reclamos que han planteado el movimiento social y las mencionadas orgánicas de Unidad Social a partir del 28-O. Los contenidos del acuerdo de marras nunca han sido ningún secreto. Francamente no entiendo dado todo lo que se dice del movimiento social chileno tanto en el país como en el extranjero, especialmente en los medios progresistas o de izquierda.

  7. Germán Westphal says:

    Esto de los TLC y el quórum de 2/3 que menciona Felipe Portales se sabía desde el 15-N mismo. No es nada nuevo. La tramitación de la Ley 21.200 tomó prácticamente un mes. Ahora la cuestión de los TLC y los 2/3 son parte de dicha ley. La gran pregunta es ¿cómo es que se dejó que ocurriera esto sin que hubiera ninguna movilización social para denunciarlo y tratar de impedirlo? A lo mejor la hubo y como vivo en el extranjero, no me enteré.

  8. Felipe Portales says:

    En realidad, basta con el quórum de los dos tercios para impedir cualquier disposición constitucional que no le guste a la derecha, como lo reconoció Longueira (uno de los «chefs» del indigesto guiso del 15 de noviembre) en el Consejo Ampliado de la UDI. Esto de los tratados internacionales habría que revocarlo, adicionalmente al fraude de los dos tercios.

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