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¿En camino a la alegría 2.0?

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Los resultados del Plebiscito del 25 de Octubre permiten plantear algunas apreciaciones generales, tomando en cuenta que la opción Apruebo obtuvo el 78.27% de los votos y la Convención Constitucional el 78.99%. Lo anterior representa una derrota rotunda sufrida por la “derecha dura o pinochetista”, pero al mismo tiempo significa una contundente derrota de la clase política tradicional en general. Por último, también estas cifras reflejan una derrota coyuntural de los sectores populares rebeldes que plantearon no participar ni votar en este proceso constituyente institucional, entre los cuales obviamente me incluyo.

Estas gruesas apreciaciones son independientes del número real de votantes habilitados que participó en este Plebiscito, que alcanzó solo el 51% de los potenciales electores, un porcentaje similar al que participó en la última elección presidencial donde se alcanzó el 49% de participación. Tampoco se debe minimizar que la abstención, que obedece sin duda a variados factores, haya alcanzado este 25 de Octubre el 49%, ni menos obviar, en el universo del  alto porcentaje del Apruebo,  a los sectores de la “derecha liberal o centro derecha” que llamaron a votar por dicha opción.

Si bien el triunfo del Apruebo era algo absolutamente predecible, la contundencia del mismo ha creado un clima de optimismo exacerbado, con una euforia electoral  y alegría desbordante totalmente legítima para quienes participaron de este triunfo.

La masiva participación de jóvenes y muchachas que han estado presentes en las movilizaciones de la rebelión popular iniciada el 18 de Octubre del año pasado, es también un hecho que me fue posible observar en forma directa en las largas filas que se formaron en las afueras de los locales de votación acá en Valparaíso. Esta importante participación, por parte de estos sectores que rechazaron con fuerza en un primer momento del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución elaborado desde las élites y la clase política institucional, es producto, a mi entender, de un paulatino, sostenido y creciente proceso de aceptación de las reglas del juego impuestas por el bloque en el poder, motivado por una potente y efectiva campaña que planteó dicha participación como una medida política táctica, puesto que aún estando conscientes de los amarres y trampas de este proceso constituyente institucional, se plantea que era necesario dar este paso para demostrar en la urnas este descontento lo que, además, significa una importante inyección anímica recibida con el aplastante triunfo del Apruebo, lo que permitirá con más ímpetu forzar cambios en dichos mecanismos, si se retoman las movilizaciones y no se abandonan las calles ni los territorios como centros esenciales del ejercicio de la lucha y la soberanía popular.

Esta es una situación que en estos momentos no pasa de ser una aspiración bien intencionada y los acontecimientos que se vayan desarrollando durante este período, previo a la elección de los Convencionales Constituyentes, serán los encargados de dar una respuesta efectiva o no a este postulado.

Y en estos espacios volverán a reencontrarse todos los actores que forman parte del Movimiento Popular Rebelde, incluyendo por supuesto a quienes no participaron de este proceso institucional. Las limitaciones del estado de emergencia sanitario en que nos encontramos es también un factor importante a tener en cuenta.

Ahora, vista la participación en este Plebiscito desde una perspectiva distinta, con una lectura crítica del significado de la participación en este proceso constituyente institucional -teniendo además en cuenta  la opción de no votar como una táctica política, ya que dicha definición no solamente es válida para los espacios institucionales o parlamentarios donde el bloque en el poder convoca –  es válido preguntarse si no hemos entrado de lleno a transitar por un camino que nos conduce a una nueva “alegría 2.0”, que a medida que vaya pasando el tiempo haga emerger su cara dura y triste con las esperanzas traicionadas como sucedió con el triunfo del NO el año 88.

 

 

El evento electoral realizado este 25 de Octubre puede ser definido también como un “Plebiscito enrejado” ya que tuvo como contexto una serie de elementos que deben estar presentes para dimensionar mejor este proceso, como son los miles de presxs políticxs de la revuelta,lxs  cientos de mutiladxs oculares, lxs decenas de asesinadxs, lxs torturadxs, la impunidad respecto a las violaciones a los derechos humanos, el estado de emergencia sanitaria y el  toque de queda.

El Plebiscito ha sido definido como un hecho histórico que cambiará definitivamente a Chile, (expectativas de cambio que está claramente reflejada en la alta votación obtenida por el Apruebo) puesto que se comienza a recorrer un camino constituyente que dará definitivamente término a la transición hacia la democracia de la post dictadura, que quedará plasmada en una Nueva Constitución elaborada con participación directa del pueblo.

Como en nuestro país las verdades a medias se transforman por el arte de las declaraciones grandilocuentes y eufemísticas en verdades absolutas, el planteamiento anterior corresponde, a mi entender, a otra de estas medias verdades, ya que este proceso constituyente institucional, creado desde el bloque en el poder con normas y amarres precisos, será la consolidación de un sistema económico, político, social y cultural, no de carácter soberano y popular, sino uno que será escrito por un número limitado de constituyentes, con las características de la democracia “delegada” en ellos, la mayoría de los cuales será electo a través de las listas elaboradas por los propios partidos políticos institucionales tremendamente cuestionados y rechazados por el pueblo chileno.

Modificaciones más o menos, permitidas por el candado de los 2/3, seguirán manteniéndose intactos los pilares fundamentales sobre los que descansa el actual sistema de dominación, muchos de los cuales están incluso asegurados con tratados Internacionales que no se pueden tocar. Esto ha quedado bien resguardado con la legislación ad hoc creada para materializar el proceso constituyente institucional fijado en el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del 15 de noviembre del 2019, bajo la institución creada en dictadura.

Al parecer ya se está olvidando que dicho acuerdo fue el “As bajo la manga” que las élites, el gobierno y la clase política institucional crearon para sortear la compleja situación que enfrentaba la institucionalidad neoliberal con la rebelión popular en ebullición.

De continuar adelante este proceso sin mayores sobresaltos, se consolidará  un nuevo modelo de sociedad democrática capitalista con participación activa de la ciudadanía, pero delegando una vez más la soberanía popular en Convencionales que serán sus representantes y quiénes efectivamente  escribirán la Nueva Constitución.

Así el modelo creado en dictadura alcanzará una “legitimidad definitiva”, con una cara democrática de nuevo tipo, mediante este proceso iniciado con el triunfo del Apruebo en el Plebiscito. La institucionalidad creada durante la dictadura cívico militar, después de haber pasado por un difícil y complejo momento provocado por la Rebelión Popular de Octubre, respirará con nuevos aires proyectándose con un nuevo rostro y consolidando el sistema de dominación con las readecuaciones necesarias para seguir adelante por muchos años más, readecuaciones que serán plasmadas en la Nueva Constitución.

Cuando comiencen las acaloradas disputas  para ser nominados candidatos y candidatas para ser elegidos como Convencionales Constituyentes, comenzarán a hacerse visibles los tortuosos caminos tramposos elaborados para llevar adelante este proceso constituyente institucional, aunque seguirán propagándose con fuerza las ideas de lograr destrabar los amarres y transformar la Convención delegada en una Asamblea Constituyente Soberana.

Una vez más los chilenos y chilenas, en forma pacífica, cívica y ordenada marcaron con un lápiz una rayita sobre una papeleta electoral, con la esperanza de cambios profundos y tiempos mejores, expectativa sobrevalorada por una potente y bien montada publicidad difundida exitosamente por las redes sociales y medios de comunicación.

 

Esta vez, a diferencia del año 88, junto con el lápiz de pasta azul lxs votantes acudieron a este acto portando mascarillas como tapabocas, como un simbólico presagio de que la Nueva Constitución que resulte de este proceso deberá ser aceptada sin reclamos, ya que fue”elaborada y aprobada democráticamente por el pueblo soberano.”

Ocurrirán muchos pataleos destinados a intentar modificar las férreas y meticulosas reglas  elaboradas desde las élites por la clase política institucional, pero, como planteaba anteriormente, la pelea por nominar candidatos y candidatas que se transformen en los privilegiados Convencionales electos, será un potente apaciguador de los ánimos.

El gobierno, las élites  y la clase política institucional ha logrado un primer gran objetivo al encauzar la rebelión popular por los caminos de la institucionalidad neoliberal, dividiendo al Movimiento Popular Rebelde entre quienes participaron y quienes se restaron, pero ahora seguirá adelante para consolidar esta división definiendo quiénes serán considerados buenos y democráticos y quiénes serán tildados de violentos y malos. La condena a la violencia seguirá siendo el caballito de batalla, junto a la táctica del garrote represor y la dulce zanahoria de las promesas de la democracia. Criminalizar la protesta social y estigmatizar a las luchadoras y luchadores populares como delincuentes y violentistas es el segundo objetivo a cumplir.

 

No nos debemos olvidar que hace tan solo un año, cuando el pueblo rebelde se volcó enérgicamente a las calles, cansado de años y años de abusos, injusticias, marginalidad y opresión, poniendo en jaque a Sebastián Piñera y su gobierno de derecha. Como decía una pancarta de la revuelta del 2019  “Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen.

Es probable que esta lectura y estos vaticinios de que la alegría multicolor 2.0, al igual que el arcoíris del año 88 se irá difuminando con el tiempo para mostrar la gris y dura realidad de una sociedad desigual, injusta y opresora, estén totalmente errados y puedan revertirse con una reconfiguración del Movimiento Popular Rebelde, que  nuevamente sea capaz  de desplegar en forma unitaria, enérgica y resuelta todas sus potencialidades, que le permitan sortear los tortuosos y tramposos torniquetes elaborados en este proceso constituyente institucional, y pueda seguir así adelante construyendo un camino de liberación propio.

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 27 Octubre 2020

 

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  1. La «alegría 2.0» no viene gratuita y con todo el «natre» que se le ha agregado en los comentarios , la hace opaca e intrascendente. Sí, hay amarras
    hechas por los mismos que , ante presiones «injuriosas» se atreverían a cambiar si sienten que les tiembla el bolsillo ó , se atreverían a pedir masacres
    por militares complacientes con los cívico fácticos ?El pueblo abusado y pobretón (la clase media en Chile es comsí comsá) tiene poco que perder porque ya tiene muy poco y se ha atrevido a decir «basta» : será posible seguir diciéndolo en voz alta ? Esta primera etapa era necesaria para saber que hay que
    cambiar la cons. de guzmán-pinochet-lagos y pedir cambio en las amarras (se pondrán los parlamentarios progres iniciando oficialmente las demandas?).
    Todo lo que se acordó se puede re acordar , excepto la muerte , los pecados sociales pueden ser redimidos y sus leyes cambiadas.Optimismo exagerado?
    NO , pero pesimismo irreversible tampoco.Ya que vamos ,no soy politólogo ni historiador ni siquiera optimista al boleo , pero creo que hay que tomar decisiones «cargadas» cuando la ocasión llama.Ni gritos al ganar ni llanto al perder.

  2. Señor Serendero: Para nacionalizar el cobre, Allende tuvo que enviar al Congreso un proyecto de ley que cambiaba la esencia de la propiedad privada estipulada en la Constitución de 1925. Le recuerdo que la ley de Nacionalización del Cobre fue promulgada el 11 de julio de 1971, después de haber sido aprobada por el Congreso Pleno con la unanimidad de los congresistas.

  3. Este Arturo Alejo Muñoz no debe olvidar que él es gran especialista en comilonas, pues esa reunión ministerial
    con almuerzo, en La Moneda, según él, costó 169.000 y tantos pesos.
    Tiene muy mala memoria y olvida sus divertidas opiniones tan bien «»fundamentadas»» con conocimientos
    «profundos» en especialidades gastronómicas que deben ser PROYECION de su curiosa personalidad de
    profundo «»escritor»» cervantino…

  4. Felipe Portales says:

    Señor Serendero: Simplemente hay que decir la verdad de cómo se ha engañado a la sociedad chilena por 30 años («No son treinta pesos; son treinta años»). Especialmente los partidos que no suscribieron el funesto acuerdo del 15 de noviembre, así como las organizaciones de trabajadores, ecologistas, feministas, etc. -independiente de si participan o no en las elecciones de abril- debiesen revelar la verdad del fraude de los dos tercios (¡nadie en la TV lo está haciendo!); no sólo porque si no, se convertirán en cómplices de aquel; sino también porque el mantener engañada a la mayoría popular generará una gigantesca desazón cuando compruebe que la «nueva» Constitución será fruto de un nuevo consenso entre la derecha y la ex Concertación. Y ello sí que será muy contraproducente si queremos efectivamente un futuro democrático para Chile.

  5. En el tercio de la votacion es donde tengo mis serias dudas de lograr lo que la gente quiere. Sin ser politologo, modestamente un ex militante y ex academico, veo pocas probabilidades de lograr lo que la gente esta pidiendo en la calle, el fin del neoliberalismo, y ademas que sean los mismos partidos politicos que la gente desprecia los que al final se reunan en la nueva cocina con microndas y aprueben una constirucion que en 10 o 15 años la gente pida cambio y empecemos de nuevo, tomando en cuenta que este nuevo proceso tomo impulso gracias a las comunicaciones que no dependen de periodicos que nadie lee sino de los contactos que van apareciendo a medida que navegamos en Internet.
    Yo por mi parte, ex militante de un partido politico al que aun respeto, buscare votar por alguien que tenga los huevos, la inteligencia el conocimiento y la valentia de pararse ante una senadora reaccionaria y llamala ignorante y dejarla callada. Claramente mi busqueda empezara por Betsy Gallardo o cualquiera que tenga sus agallas.

  6. Patricio Serendero says:

    Señor Portales: Gracias por la corrección legal. Todo depende de la fuerza que se tenga. No desconoció la Constitución la Derecha en 1973? No impuso el Pueblo ahora este Plebiscito para mudar la Constitución obligando a Piñera a convocarlo algo que no estaba en la agenda de nadie? Usted nos ha explicado brillantemente la trampa de los 2/3, su historia y la «Constitución de Lagos». Pero ahora, y con el viento en las velas por este resultado que se puede hacer? O le decimos al Pueblo que como será engañado otra vez mejor esperar?

  7. Felipe Portales says:

    Señor Serendero: El quórum de los dos tercios no es materia de ley. Es materia de Reforma Constitucional puesto que fue estipulada en la Reforma Constitucional que se aprobó en Diciembre, confirmando el funesto acuerdo del 15 de noviembre. Así que, incluso, aunque se diese el milagro de que la ex Concertación se arrepintiese de haberle regalado el poder de veto en la futura Convención Constitucional (NO CONSTITUYENTE!) a la derecvha, no podría revertirlo sin el acuerdo de la beneficiada derecha. O sea, imposible…

  8. Patricio Serendero says:

    El comentarista nos dice que hará algunas “apreciaciones generales” conocidos los resultados del Plebiscito. Solo que nos dá un derrotero completo de lo que pasó y de lo que vendrá. Con puntos y comas. Igualmente nos dice que su opción “táctica” fue derrotada. Pero dedica todo el resto de su comentario a justificarla, pues los vontantes nos dice han sido engañados como niños chicos por la Derecha y la clase política.
    Se nos dice que la gran participación popular y sobretodo juvenil se explica porque los jóvenes han finalmente aceptado las reglas del juego de los ricos y han caído en el garlito. Claro, enfatiza eso sí que tampoco hay que lanzar petardos porque se quedó un 50% fuera rechazando el engaño.
    Reconoce que hay un impacto positivo en el ánimo de las personas para la lucha que viene. Pero al mismo tiempo dice que todo eso será humo y que los 2/3 y la clase política amañarán todo y los trabajadores serán nuevamente engañados por la Derecha, a la cual desde ya le atribuye el poder de hacer y deshacer hasta tener finalmente una “nueva” constitución a su gusto. Todo esto no sería más que “una aspiración bien intencionada” destinada al fracaso.
    Y encima nos señala la traba de los tratados internacionales que amarran cualquier modificación profunda de esta Constitución neoliberal.
    No entiendo como quien proclama revolucionariamente la lucha y organización popular para cambiar el modelo y la sociedad no proponga nada para luchar. Que le parece por ejemplo entre otras que el movimiento social proponga y exija una ley que deroga los 2/3 y los cambia por mayoría mas uno? Y esta propuesta escrita y entregada por nuestros jóvenes nuevamente paralizando el país en las calles exigiendo este cambio ANTES del comienzo del proceso constituyente. No están las leyes para ser cambiadas o están grabadas en piedra que hasta el revolucionario mas revolucionario no se le ocurre luchar para cambiarlas o derogarlas? Los tratados internacionales no están igualmente para ser desconocidos por algún país como lo hace EEUU a cada rato con los acuerdos sobre el clima por ejemplo? No fue que sin modificar ninguna ley que Allende consiguió crear un Area Social de la Economía y nacionalizar el cobre? No quiere decir esto que todo depende de la fuerza que se tenga y la correlación de fuerzas en un momento histórico determinado? El que Chile haya despertado no se ha debido a la fuerza de los movimientos sociales fuera del establishment? No ha cambiado nada “en el ánimo de las masas” como repiten los marxistas de libro y café en la plaza desde el 18-O? Y esto, sin que estos todavía – y muy a pesar nuestro – no se hayan constituído en ningún Movimiento Popular Rebelde (MPR) como aquel que crea en su imaginación el señor Correa? De no ser que el llame MPR al conjunto de movimientos sociales de todo tipo agrupados a lo largo y ancho de Chile en cientos de agrupaciones como por ejemplo la multitudinaria Mesa de Unidad Social. No ha sido el moviento social constituído en partido político (MAS) quien triunfó en Bolivia y mantuvo 16 años en el Poder a Evo? Y que hoy vuelven nuevamente al Gobierno para avanzar hacia el Socialismo?
    Que camino de lucha nos ofrece don Guillermo Correa que no sea esperar mejores tiempos hasta que se “se pueda reconfigurar el MPR”? Una propuesta bien poco combativa. Para ser rebelde hay que plantearse siempre romper con todo lo establecido y proponer la teoría y acción política fuera del orden y la filosofía de la clase dominante. Con avances y retrocesos. Con victorias y derrotas. Pero con el objetivo siempre de la revolución social. Esto es, tener una práctica revolucionaria que es justamente la antítesis de sentarse a esperar.
    Es verdad que la Clase Trabajadora todavía es dominada. La burguesía tiene el poder económico y militar intactos. Políticamente a pesar de tener un gobierno acabado, a los dueños del dinero esto no es algo que les quite el sueño aunque preferirían el “oasis” que proclamaban por todo el Mundo. Claro, ellos prefirirían que todo esto nunca hubiese acontecido. Pero perdida para ellos una batalla, han hecho borrón y cuenta nueva y salido luego al día a seguir al Plebiscito a prepararse para las próximas. Los empresarios ya lo han dicho. Dicen que deben participar e imponer sus términos en la nueva Constitución. Las constituciones políticas valen lo que valen. Pero son una batalla importante como es el caso de Chile donde cualquier avance social es trabado por la bendita Constitución del Dictador. Esas batallas vale la pena lucharlas creando organización y sobretodo conciencia de clase en ese 50% que se niega a participar. Lo único que no hay que hacer hoy es quedarse sentando esperando “la reconstitución del MPR”. Este ya está creado y en pleno movimiento. Todavía desorganizado y sin proyecto político pero con todas las ideas presentes y una deseo de lucha como pocas veces se ha visto en nuestra Historia.

  9. Felipe Portales says:

    El final del artículo señala el carácter fraudulento, en definitiva, de este engañoso «proceso constituyente». El quórum de los dos tercios impedirá con toda seguridad que tengamos (¡ahora!; ¡con este proceso!…) una Constitución que represente la opinión de la mayoría. Al hacer equivalente a 34 con 66, le está dando un poder de veto a la derecha que, desde 1990, ha tenido siempre, lejos (con o sin sistema binominal) más de un tercio de los votos y de congresales. Y ¡cuidado!, el auto-engañarse no es gratis. Mientras más nos engañemos más terrible será el desengaño posterior, cuando comprobemos que -como en 2005- tendremos una nueva Constitución consensuada entre la derecha y la ex Concertación…

  10. Este Correa, Guillermo ahora es «corresponsal» y no «gran» «escritor». El presagia
    catástrofes políticas y llama a no perderse en discusiones estériles que carecen
    de verdadera validez. Algo de razón tiene y se debe estar alerta a no dejarse llevar
    por excesivo entusiasmo por una votación de solo un 49%, además de ciertas
    manipulaciones del gobierno y los políticos actuales . Algo es algo y a no dejarse
    engañar……

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