¿Hacia un Movimiento 18 de Octubre? Llegó la hora de organizar al pueblo
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Tenga clara una certeza: este proceso no redactará una Constitución de verdad democrática. No nos confundamos ni nos dejemos llevar por la legítima alegría que nos deja el resultado del plebiscito.
Mientras no sea el pueblo el que la impulse, no habrá una constitución verdaderamente democrática. El de ayer es solo un paso.
Este proceso fue impuesto por el temor de la clase/costra/casta política, para salvar el sistema, a espaldas y en contra del pueblo. El miedo a la gente los obligó desesperadamente a abrir este flanco.
La gente ha sobrepasado las formas tradicionales de organización y ha obedecido más bien a su propia iniciativa e instinto de manada, de cardumen, de piño, tanto para demostrar su frustración, como para saber cómo se cambian las cosas. Más bien, para advertir como no se cambian.
Y lo cierto es que los colihues siguen siendo muy delgados y muy fáciles de quebrar.
Hace falta un instrumento popular que encauce sus luchas, se alce con su voz y coordine sus esfuerzos. El pueblo cuenta con los mejores y más prestigiados exponentes del mundo social, cultural, científico y popular.
La mayor parte de los dirigentes sociales reconocidos y validados por la gente, son personas que no provienen de la política formal, mucho menos de la derecha depredadora y abusiva, sino que obedecen a sus propios compromisos y conciencia.
¿Cuántos dirigentes honestos, artistas consecuentes, científicos lúcidos, sacerdotes coherentes, estudiantes incansables, mujeres audaces, profesionales aguerridos, decentes y eficientes, pobladoras y pobladores que jamás han bajado la guardia, jubilados que dan muestra de valor a las nuevas generaciones, dirigentes de los trabajadores que no se han vendido, entre otros muchos, estarían dispuestos para enfrentar el desafío de construir un referente del pueblo para no tener que soportar nunca más que otros hablen por él?
¿Acaso las víctimas como Fabiola Campillay y Gustavo Gatica, y tantos otros, no asumirían una responsabilidad como referentes morales para exigir justicia y tener otra trinchera legítima para continuar su lucha y honrar a muchos que, como Camilo Catrillanca, han sido asesinados?
Las increíbles Dafne, Sibila, Paula y Lea, ¿no son extraordinarias representantes de las mujeres desde la creatividad majestuosa de Las Tesis?
¿El postergado y perseguido pueblo mapuche, no requiere un espacio en el que encuentren la solidaridad activa y la coincidencia en sus luchas para que nunca más haya un weichafe asesinado y para luchar porque el Estado finalmente asuma su responsabilidad con esa deuda más que centenaria?
¿Los dirigentes honestos y valientes de Modatima, No Más AFP, la Unidad Social de Magallanes, solo por nombrar a algunos, y de otros centenares de movimientos que luchan por una vida mejor, no deberían unificar sus esfuerzos y dejar atrás miedos, titubeos y prejuicios?
¿Acaso no contamos con los valientes periodistas como Alejandra Matus, Manuel Cabieses, Mónica González, Juan Pablo Cárdenas, Faride Zerán, María Olivia Monckeberg, Mauricio Weibel, Nancy Guzmán y otros tantos?
¿Y el movimiento social no tiene siempre el apoyo de artistas compromtido y consecuentes como Roberto Márquez, Anita Tijoux, Mon Laferte, Francisco Villa, Patricio Manns y otros centenar de los mejores artistas nacionales, famosos o no, a los que se le unen numerosos premios nacionales de las más disímiles áreas, como José Maza, en ciencias, Raúl Zurita en literatura, entre otras muchas decenas de nombres?
Un enorme grupo de los más prestigiados chilenos podrían convocar a la conformación de un Movimiento inspirado en el 18 de Octubre y dar un curso a la acción que impulse miles de asambleas de barrios, villas, poblaciones, gremios, sindicatos, federaciones de estudiantes, que se organizan, que trabajan día a día, y que no se rinden ni se cansan.
¿No es que los mejores actores de la escena nacional son solidarios y activos en su compromiso por un país mejor como Daniel Alcaino, Tamara Acosta, Pablo Schwarz, Néstor Cantillana, Mario Horton, entre otros cientos o miles?
Intentar un listado de personas decentes y que han jugado un rol en la hasta ahora difusa idea de una propuesta de país diferente al que han construido el contubernio de la post dictadura, es necesariamente injusto. Otros miles quedarán afuera de cualquier intento de nombrar a muchos.
Uno de los hechos más evidentes que dejo el aplastante triunfo de ayer es la falta de voz de la gente que logre apagar la de los que intentan secuestrar lo que no les pertenece.
Y eso hora de tomar posición y por sobre todo, actuar.
Un enorme grupo de los más prestigiados chilenos podrían convocar a la conformación de un Movimiento inspirado en el 18 de Octubre y dar un curso a la acción que impulse miles de asambleas de barrios, villas, poblaciones, gremios, sindicatos, federaciones de estudiantes, que se organizan, que trabajan día a día, y que no se rinden ni se cansan.
En el seno del pueblo brilla una inteligencia colectiva que sabe, que no se deja engañar y que busca mejores formas de optimizar la increíble fuerza de la gente cuando se decide a luchar y que ahora fue capaz de acorralar a los poderosos y derrotarlos de la manera más elocuente.
En el pueblo palpita una fuerza que, cuando logra unirse bajo una sola consigna que lo seduce y por la cual está dispuesto a entregar su alegría y lo mejor de su vida, no hay poderoso ni oportunista que no tiemble y sepa que le ha llegado su cuarto de hora.
Por Ricardo Candia Cares
Edmundo Diaz says:
Estimado Ricardo Candia. Sin duda, tu comentario interpreta a miles de personas. Propongo como paso inicial para materializar tu idea, que formes un Grupo Facebook, llamado precisamente Movimiento 18 de Octubre, desde donde se pueda difundir y promover una organización como la que tú señalas.
Felipe Portales says:
¡Buen punto el de Germán! De que el pueblo se organice; no de «organizar al pueblo»…
Germán Westphal says:
El problema, Felipe, es que el proceso de socialización y educativo nos marca como miembros de un cierto estrato social y a veces hacemos afirmaciones como «Llegó la hora del organizar al pueblo» que nos parecen «lo más natural del mundo» sin que siquiera nos demos cuenta de lo que ellas implican desde el punto de vista de clase. Algo similar nos ocurre tanto a hombres como mujeres en cuanto a cuestiones de género. Todos cargamos mochilas atávicas que ocasionalmente afloran de manera totalmente inconsciente en nuestro uso del lenguaje. De hecho, contrariamente a toda creencia popular, prácticamente nunca pensamos cuando hablamos, simplemente hablamos —una cuestión que tenemos clara en lingüística cognitiva. Sin embargo, cuando escribimos tenemos la posibilidad de editar lo que queremos decir de modo que ello no implique mensajes no deseados.
Margarita Labarca Goddard says:
Muy bien, Felipe. Nadie tiene que organizar al pueblo ni tampoco insuflarle conciencia. El pueblo ha ido mucho más allá que los políticos profesionales y les ha dado una lección. Yo diría que se organice o que unifique sus organizaciones, pero no en un partido político porque estos están muy desprestigiados. Que le pongan otro nombre y que desde ahora comiencen a exigir que les permitan presentar candidatos a constituyentes.
amador saladrigas herrera says:
creo que hoy es el inicio del segundo tiempo del proceso y el mas importante, por tanto, los jóvenes son los jugadores que van a permitir que la nueva constitución sea un documento igualitario para cada uno de los chilenos, lamentablemente van a tener que luchar con depredadores de la política, aquellos que quieren que la carta fundamental les calce como la constitución que se fue a la basura, ojala ahora los jóvenes pudieran cambiar los gritos de guerra, ya no es Piñera, no son los militares ni carabineros, ahora los peligrosos son los políticos corruptos los que van luchar para ellos continuar en el mismo lugar que les a reportado tantos dividendo. Cautelemos el proceso, reclamemos si no están cumpliendo y rompamos si lo siguen haciendo, es la forma que lamentablemente ellos entienden.
Leopoldo Lavín Mujica says:
Bien Ricardo, la columna que faltaba … Muy buena propuesta. Es cuestión de voluntad necesaria.
Germán Westphal says:
Lo que me parece problemático es eso de que «Llegó La Hora De Organizar Al Pueblo.» Suena en extremo condescendiente. Por eso es que tuve mucho cuidado al redactar mi comentario de más arriba, con la esperanza de que llegara a otros lectores.
Germán Westphal says:
El pueblo de Chile se estuvo organizando espontáneamente en los cabildos y otras instancias populares abocadas a la discusión de cuestiones constitucionales y derechos sociales y económicos a partir del 18-O. Estas actividades y similares que fueron interrumpidas por la pandemia, son las que el pueblo mismo tiene que decidir si retoma, y fortalece de modo que pueda asumir el control de su propio destino y generar sus propios representantes de base social.
Felipe Portales says:
¡Muy buena idea! Obviamente difícil de llevar a cabo hoy tanto por la pandemia como por la carencia de medios de comunicación que puedan llegar a la opinión pública en general. También creo que debiese estructurarse en torno a un diagnóstico compartido de la sociedad chilena que devele sobre todo los opacos últimos 30 años, puesto que la dictadura fue extremadamente cruel y dañina, pero muy clarita. Lo que está en la oscuridad -y es fundamental saberlo con claridad para poder salir de ello- fue la legitimación, consolidación y perfeccionamiento de su obra efectuada por el liderazgo de la Concertación: «No son treinta pesos, son treinta años».