Crónicas de un país anormal

Donald Trump, el “enfermo imaginario”

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El enfermo imaginario, fue la última obra de Moliere y, como algunos críticos literarios sostienen, con guion de Pierre Corneille. Según el documentalista Michael Moore, Trump inventó la enfermedad para ganarse el cariño y apoyo del pueblo, con el único interés de ganar las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020.

Trump quiere ocupar el papel de Lázaro, (resucitado por Jesucristo), además, el de Supermán (yanqui atrasado mental), en el imaginario norteamericano, y como los blancos, anglosajones y protestantes son la vergüenza para Estados Unidos, (especie de racistas y esclavistas nazis), de todas maneras, van a creer en el milagro de la resurrección del Presidente Trump y en la predestinación de su “líder”.

Ningún paciente, en cualquier parte del mundo ha costado tan cara su curación, ¡y en tres días!, (tal como el Mártir del Calvario que también volvió al mundo en gloria y majestad en tres días).

El Hospital de la Marina Walter Reed destinó un equipo de 12 médicos para la atención del mandatario, bajo la dirección del Dr. Sean P. Coley, su médico personal. Según el informe de los facultativos, se le aplicó un coctel de medicamentos que incluían: aspirina, esteroides, melatonina, vitamina D, Zinc y, sobre todo, Regenerol, y otros.




Era evidente que Trump estaba perdiendo la reelección, al menos en las encuestas, y había que inventar lo que los norteamericanos llaman “la sorpresa de octubre”, nada menos que el Presidente fuera infectado por el virus Covid-19. Donald Trump, en su actuar público, no ahorró esfuerzos para infectarse: en la tapa de la Revista Times aparece La Casa Blanca rodeada de virus, de un rojo intenso, y se ajusta a la verdad, pues el Palacio de los Presidentes de Estados Unidos es como un hospital, en que la mayoría de los asesores de Trump están infectados.

Junto con la amenaza de desconocer el resultado de las elecciones en el caso de ganar Joe Biden, nombró como miembro de la Suprema Corte a la católica integrista, Amy Coney Barrett, enemiga mortal del aborto y en contra de otras leyes progresistas de gobiernos anteriores y, seguramente, será ratificada por los 51 senadores republicanos. El problema mayor radica en que el voto enviado por correo para la elección de Presidente sería conocido semanas más tarde a la fecha del 3 de noviembre. Está dentro de lo posible que el mismo día 3 de noviembre aparezca Trump como ganador en la elección popular, que tiene lugar directamente en las urnas. Es sabido que los republicanos, en su mayoría, concurren a los locales de votación, no así los demócratas, (sobre todo los latinos, que son remisos para votar, y en el caso de Hillary Clinton, por ejemplo,  se negaron a votar porque el Partido Demócrata les había robado la elección del candidato Bernie Sanders), por consiguiente, en el período de noviembre a enero Trump podría crear un clima insoportable, (muy parecido al de George W. Bush en contra de Al Gore, que fue decidido, al final, por la Suprema Corte en favor de Bush, en una evidente fraude electoral). En la actualidad, los republicanos tendrían seis de los nuevos miembros de la Suprema Corte, contra tres demócratas.

El nombramiento de la jueza Barrett, no sólo podría ser decisivo en la resolución de la elección presidencial, sino que también tiraría por los suelos no sólo el aborto, sino también el Obama Care, dejando a los más desposeídos sin seguro de salud y ante el peligro de ser rechazados al tener enfermedades preexistentes, (la salud en Estados Unidos es tan cara como en Chile y,  por ejemplo, un tratamiento normal a causa del Covid-19 puede llegar a costar 400 mil dólares, (el de Trump ha sido el más caro en la historia del mundo).

La pandemia actual ataca por igual a todos, pero su prevención y tratamiento no es igualitario: como en todas las enfermedades contagiosas, sólo mueren los niños y los pobres, (ocurrió con la gripe española, la viruela, el tifus, la fiebre amarilla, la peste bubónica, la AH1N1, la fiebre porcina, el cólera, y otros virus), que, si mueren, lo hacen antes que los ricos. (En Chile, en el Centenario, morían más niños que en la India, y de ahí nació ´el funeral del angelito´; acá tenemos un héroe médico, muy superior a cualquier guerrero, Juan Noé que, sumado más adelante a la investigación del Dr. Monckeberg, terminaron con la mortalidad infantil en nuestro país).

El doctor Sebastián Ugarte es el “héroe” chileno reciente, que tuvo, además, la suerte de ser hijo del actor de Radioteatro, Justo Ugarte, mi actor predilecto antes de que llegara la televisión a nuestro país, especialmente en la obra “el gran radioteatro de la historia”, y que representaba a los héroes de nuestra historia en los distintos libretos de Jorge Inestroza. (Los personajes, representados por Justo Ugarte, me llevaron a mi admiración por la historia).

“El enfermo imaginario”, Trump, de ganar por la estupidez de los electores, conducirá a Estados Unidos hacia el derrumbe de la democracia en ese país.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo).

10/10/2020

 

 



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  1. Todo aquel que no piense como el «covid19 imaginario» , será un «enemigo cruel , implacable…» en Chile ó un «horrible comunista…» en USA.

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