Debate Poder y Política

De los acuerdos a los plebiscitos: más similitudes que diferencias

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El 5 de octubre del año 2017 el ex presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, declaraba ante los medios de comunicación que el 5 de octubre de 1988 “con un lápiz y un papel se derrotó a Pinochet”. Más adelante señaló: “decidimos derrotarlo en su cancha y en su campo”, y remarcó que “hubo capacidad de conducción y hubo decisión para invitar a los chilenos a que perdieran el miedo, y lo perdieron”. Estas declaraciones, que se reiteran hoy día a propósito del plebiscito convocado para el próximo 25 de octubre, ponen de manifiesto varias verdades y subsumen otras. No se puede menos que reconocer que se jugó en la cancha del dictador y que se le derrotó electoralmente en la misma, pero cabe también señalar que el miedo a la represión dictatorial ya se había perdido hacía bastante tiempo. Prueba de ello fueron las primeras manifestaciones de repudio a la dictadura articuladas en torno a las conmemoraciones del Primero de Mayo y del Once de Septiembre, a partir del año 1978, las huelgas de trabajadores de Panal y de ColbunMachicura, en 1980 y 1981, respectivamente, las marchas del hambre de 1982 y luego las masivas protestas populares del ciclo 1983-1987. La movilización electoral de octubre de 1988 no fue el punto de partida en el proceso de lucha por la democracia, fue más bien un punto de llegada.

Pero lo que tampoco señaló el ex Jefe de Estado en el año 2017, y que probablemente nadie recordará hoy día, es que el plebiscito del 5 de octubre de 1988 fue también el punto de llegada de una estrategia de negociación política inaugurada con el denominado Acuerdo Nacional de 1985 y continuada con las negociaciones abiertas entre la dictadura y la oposición burguesa, al amparo de la visita a Chile del Papa Juan Pablo II el año 1987. Efectivamente, a partir de 1985, la Democracia Cristiana y los partidos socialdemócratas articulados en torno a la denominada Alianza Democrática y al Bloque Socialista, adscribieron al modelo económico neoliberal, aceptaron la institucionalidad dictatorial y se comprometieron con su itinerario institucional. De esta manera, el proyecto refundacional de la dictadura presentó dos alternativas el 5 de octubre de 1988: La alternativa desgastada y autoritaria que lideraba el viejo dictador y la opción remozada y “alegre” que agitaba la oposición burguesa. El triunfo del No abrió camino a la profundización del modelo económico neoliberal, pero esta vez digitando un proceso de desmovilización de los sectores populares y activando una estrategia de cerco y aniquilamiento sobre las organizaciones revolucionarias.

Pero en torno a la coyuntura del 5 de octubre de 1988 no solo se expresó la burguesía y sus aliados. Desde las filas del movimiento popular, y en particular desde el campo de las organizaciones revolucionarias, se agitó el Manifiesto por la Soberanía Popular, documento que en su momento difundió el vocero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el sacerdote Rafael Maroto. Este documento, evidentemente, no fue recogido por la prensa de la dictadura, pero también fue vetado por la prensa de oposición. Su circulación, en consecuencia, fue restringida y su impacto político muy escaso. No obstante, ese documento, constituye una fuente valiosa tanto para leer la situación política en Chile en 1988, como para observar el itinerario institucional que se encuentra en desarrollo. Efectivamente, quienes suscribieron el Manifiesto por la Soberanía Popular señalaban en 1988: “Este nuevo Plebiscito –destinado a afianzar la institucionalidad impuesta por el golpe militar- solo busca continuar cautelando los intereses políticos y económicos del capital nacional y extranjero. Para esto necesitan de la incorporación de sectores opositores al interior del sistema de dominación, como también de la participación de sectores populares que acaten (inscribiéndose y participando en el show plebiscitario) su espuria legitimidad”.[1] Y así ocurrió, movilizados detrás de la campaña por el No, miles de chilenos concurrieron a las urnas a manifestar su rechazo a la continuidad en el poder del dictador, pero esa masiva manifestación de repudio no modificó el sistema económico, ni abolió la Constitución de 1980, ni siquiera logró sacar de la Comandancia en Jefe del Ejército al dictador. Por el contrario, a partir de marzo de 1990, las nuevas autoridades políticas, reivindicando el amplio apoyo electoral recibido primero por el No y luego por el candidato presidencial de la Concertación de Partidos por la Democracia, Patricio Aylwin Azocar, se dedicaron a profundizar el modelo económico heredado de la dictadura, introdujeron reformas cosméticas al entramado constitucional del dictador y se confabularon con los representantes políticos de la dictadura a través de la llamada “política de los acuerdos”.

Hoy nos dicen que ese proceso, de más de 30 años, fue el que trajo mayor estabilidad política y un sostenido crecimiento económico para Chile. Cabe preguntarse, ¿para quiénes? De acuerdo con un estudio del Banco Central del año 2017, el quintil más rico de la población (Quintil 5: 3.400.000 personas), concentra el 72% de la riqueza, pero si luego desagregamos este dato y lo llevamos al 1% más rico del total (170.000 personas), esta concentración llega al 33% de la riqueza. Este mismo 1% más rico de Chile recibe 2,6 veces más ingresos como proporción del ingreso total del país que el promedio que recibe el 1% más rico en países como EE.UU., Canadá, Alemania, Japón, España y Suecia.[2]En el otro extremo de la pirámide social se encuentran aquellos chilenos que viven en condición de pobreza, los cuales alcanzan a 1.528.284 personas de acuerdo con la Encuesta CASEN del año 2017.[3] Un número relativamente modesto, pero que no obstante debe ser relacionado con otros indicadores, como el de los ingresos de los trabajadores remunerados que, el año 2019 alcanzó a los $ 574.000en promedio, mientras que el ingreso mediano solo llegó a los $ 400.000. Es decir, el 50% de los trabajadores percibió ingresos iguales o inferiores a este último monto.[4] Por otra parte, Chile aparece como uno de los países de la OCDE con una mayor prevalencia de trabajadores por cuenta propia y con contratos temporales, lo que sitúa a nuestro país como uno de los de mayor precariedad en el empleo. Si tuviéramos que analizar las cifras referidas a pensiones, educación, salud, vivienda, endeudamiento, seguridad, etc., de nuevo las inequidades, los arbitrios y los abusos serían la regla común. Chile es, probablemente, uno de los países más desiguales del mundo. Sin duda alguna, para muchos, la alegría nunca llegó.

No es extraño, en consecuencia, que, tras décadas de injusticias, inequidades, abusos y atropellos, los trabajadores y el pueblo hayan iniciado un proceso sostenido de movilización. Todo partió con la denominada revolución pinguina del año 2006 y a ella se sumaron, en los años posteriores, las movilizaciones de los trabajadores subcontratistas del cobre, los trabajadores forestales, los trabajadores de las salmoneras, las comunidades mapuche, los movimientos regionalistas y ambientalistas, el movimiento No Más AFPs, el movimiento feminista y el movimiento estudiantil. En todas y cada una de esas movilizaciones se cuestionaba con fuerza el modelo económico neoliberal y a la élite política que lo ha blindado a lo largo de todos estos años. El punto más alto de esas movilizaciones ha sido, sin lugar a dudas, el levantamiento popular de octubre de 2019. Una movilización masiva, amplia y diversa que puso de manifiesto el cansancio de la población con el actual modelo y que, a su vez, demandó cambios económicos, sociales y políticos en profundidad.

 

 

La clase dirigente, golpeada y sorprendida por la masividad y radicalidad de la movilización popular, reaccionó con el recurso que le resulta más cómodo: La represión. Como consecuencia del violento accionar represivo de las fuerzas policiales y militares, más de 30 personas perdieron la vida, cientos quedaron con daño ocular irreparable (como consecuencia de las heridas recibidas por perdigones o proyectiles lacrimógenos disparados por la policía antidisturbios), y cerca de 2.500 permanecen en prisión acusados de diferentes delitos contra el orden público.[5] Pero a partir del 15 de noviembre la estrategia represiva fue complementada con un nuevo acuerdo político.En esta oportunidad la clase dirigente, en representación del conjunto de la burguesía, suscribió el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución que, al igual que en 1988, estructuró un itinerario de cara a la elaboración de una nueva Constitución Política. Quienes en más de 30 años no hicieron absolutamente nada por modificar el régimen económico y político en el que se fundó la inequidad y la injusticia, pretenden hacernos creer que la opción apruebo que ellos lideran abrirá definitivamente un camino de cambios.[6] Concordante con ello se aprestan a ocupar los cargos de constituyentes ya sea que se apruebe la Convención Constituyente o la Convención Mixta. Es decir, se aprestan a reestructurar el sistema de dominación y nos convocan, una vez más, a que seamos partícipes de dicho proceso.

Cabe preguntarse, legítimamente, si es una opción el abstenerse de participar en un proceso que, a todas luces, se encamina a reconfigurar las relaciones de dominación en Chile. Mi respuesta es categórica, si, es una opción. No obstante, hoy, a diferencia de lo ocurrido en el año 1988, no se observa la formación de un movimiento social y político que convoque y articule no solo la abstención sino, además, la movilización del campo popular y la formulación de una propuesta programática. El proceso constituyente no resolverá estos problemas, pero si es una coyuntura que debemos aprovechar a objeto de afianzar la organización de base y avanzar hacia niveles superiores de coordinación y articulación del campo popular.En esta oportunidad el plebiscito constitucional y los debates en torno a la nueva constitución no pueden convertirse en un punto de llegada, deben ser parte de un proceso ininterrumpido de organización y movilización popular que nos conduzca a las transformaciones económicas, sociales y políticas largamente postergadas.

 

Quilpué 5 de octubre de 2020.

 

 

 

En  el Boletín N° 43  del CODEPU V REGIÓN, de Marzo-Abril de 1988 se publicó el MANIFIESTO POR LA SOBERANÍA POPULAR, el cual transcribo a continuación como parte de la recuperación de la Memoria Histórica:

MANIFIESTO POR LA SOBERANÍA POPULAR

“Con el fin de conformar un amplio movimiento nacional, diversas organizaciones sociales han elaborado un Manifiesto, a través del cual convocan –en forma amplia y no excluyente- a todas aquellas organizaciones y personas que en forma consecuente, con una real  defensa de la Soberanía Popular, rechacen la “legalidad” impuesta por la dictadura, lo que incluye:

-El rechazo de la Constitución del 80                                                                                                                      -El rechazo y boicot activo de la farsa plebiscitaria                                                                                            -La lucha rupturista y consecuente por la conquista de la Soberanía Popular

LA PERPETUACIÓN DEL REGIMEN

Chile vive momentos cruciales.                                                                                                                                La implacable decisión política del régimen, de seguir perpetuándose en el poder y las debilidades de una oposición claudicante –incluidos importantes sectores de la izquierda chilena- nos mueven a afirmar nuestras posiciones, de cara al Pueblo y sus organizaciones.

El régimen encabezado por las Fuerzas Armadas y apoyadas por los grandes empresarios y las transnacionales, se aprestan a consumar su TERCERA Y PUBLICITADA FARSA PLEBISCITARIA, aplicando su ilegítima Constitución y sus Leyes Políticas complementarias, pretendiendo legitimar lo imposible, cual es : el quiebre institucional del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al Presidente Constitucional Salvador Allende.

Este nuevo Plebiscito –destinado a afianzar la institucionalidad impuesta por el golpe militar- solo busca continuar cautelando los intereses políticos y económicos del capital nacional y extranjero. Para esto necesitan de la incorporación de sectores “opositores”  al interior del sistema de dominación, como también de la participación de sectores populares que acaten (inscribiéndose y participando en el show plebiscitario) su espuria legitimidad.

La dictadura –en el despliegue de su política continuista-  no trepida en dilapidar el patrimonio nacional en su millonaria y escandalosa campaña electorera, manipulando la dramática situación que vive nuestro Pueblo –cesantía real y disfrazada; hambre y desnutrición; extrema miseria y prostitución; jibarización de los salarios y usurario aumento de las UF; despojo de sus tierras y su cultura al Pueblo Mapuche- situación de la que ella misma es responsable al aplicar su “modelo” económico tan grato al Imperialismo.

A ello se agrega la represión en “tiempo de guerra” que hoy desata en contra del Pueblo: nuevos secuestros y desaparecimientos; asesinatos selectivos y masivos amedrentamientos a religiosos, sindicalistas, estudiantes, dirigentes poblacionales y artistas; intimidación y censura a la prensa independiente y encarcelamiento de opositores; ¡desesperado esfuerzo por preparar el circo electoral –en un país sometido- con un Pueblo desmovilizado y una izquierda marginal!

El Pueblo chileno jamás legitimará la dictadura, ni se venderá al régimen, porque su diaria realidad le está demostrando la falsedad de la propaganda oficial. Tampoco se dejará amedrentar por la represión: el Pueblo no es ni debe ser parte de esta parodia electoral.

Frente a esta innegable realidad, la dirigencia de los partidos de centro –e incomprensiblemente, sectores de la propia izquierda-  rivalizan con el régimen para convencernos de las bondades de este camino “democrático”, que por cierto responde al itinerario constitucional, y no –como se pretende hacernos creer- al ejercicio de un Derechos Soberano Conquistado.

La dictadura ha dado claras muestras de que no hay ni habrá garantías para una verdadera participación popular: ¡14 años de “guerra interna” contra las mayorías de este país, así lo han demostrado!

Nadie puede entonces llamarse a engaño. El Plebiscito –en su origen- ya es fraudulento y asegura el “triunfo” del candidato único.

Serán los sectores empresariales, la alta oficialidad de las FFAA y el Imperialismo los que mañana se felicitarán por el gran respaldo logrado “democráticamente”. Y habrán sido los sectores vacilantes de la oposición –los mismos que ayer proclamaron la ilegitimidad de la Constitución del 80- los que habrán contribuido a su aparente legitimación.

 

 

CON DIGNIDAD, FIRMEZA Y CONSECUENCIA LUCHEMOS POR LA CONQUISTA DE LA SOBERANÍA POPULAR

Hay momentos en la vida de los hombres, de los partidos, de los Pueblos, en los cuales más que nunca son imprescindibles la dignidad, la consecuencia y la firmeza para enfrentar los graves desafíos que imponen determinado momento histórico en el camino ascendente para construir el porvenir. Compatriotas: ESTE ES UNO DE ESOS MOMENTOS CRUCIALES.

Hoy debemos responder con la fuerza altiva de todo Pueblo organizado en lucha por sus Derechos, ante la soberbia autoritaria, sin claudicaciones.

Compatriotas: los convocamos a LUCHAR POR LA SOBERANÍA POPULAR, que se encuentra radicada en el Pueblo mismo, en sus organizaciones, en su derecho a rebelarse contra este régimen y su institucionalidad, mediante la lucha abierta por conquistar sus derechos humanos, políticos, culturales, económicos y sociales.

Es hora de impulsar con todas nuestras fuerzas un AMPLIO MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR Y EL RECHAZO INSTITUCIONAL, denunciando desde el Pueblo y ante el Pueblo, esta nueva maniobra del régimen, renovando la conciencia y el compromiso democrático en cada población, centro cultural, laboral, estudiantil, y en cada organización social y política, para salirle al paso a las pretensiones de la dictadura.

En lo concreto, esto se expresa al boicot activo a la FARSA PLEBISCITARIA que, desde ahora, se está desarrollando ante nuestros propios ojos, farsa encaminada esta vez a enterrar definitivamente la legítima voluntad popular.

En lo inmediato, los llamamos a la movilización resuelta contra el régimen, reafirmando nuestro RECHAZO A LA CONSTITUCIÓN DEL 80, en especial:

-Al Artículo Octavo, sus leyes de censura y segregación ideológica                                                                          -A la Ley de Partidos Políticos controlados por el sistema

-A la inscripción en los Registros Electorales.

¡Los llamamos a rechazar de plano toda esa pretendida legalidad, expresada en la Constitución, su articulado y sus leyes políticas impuestas!

Entendemos que el único camino a una democracia ejercida por el Pueblo pasa por asumir estas definiciones y sus correspondientes desafíos, para lo cual –con renovadas y concertadas energías- la clase obrera y popular debe impulsar desde sí misma LA MÁS RESUELTA MOVILIZACIÓN, por cada uno de sus derechos y reivindicaciones sectoriales y generales, avanzando hacia un PARO NACIONAL en el marco del proyectado plebiscito.

De modo que no solo se produzca una ABSTENCIÓN ACTIVA (si usted ya se inscribió, NO VOTE y súmese a esta alternativa popular), sino que se exprese también el masivo repudio a la perpetuación del régimen, avanzando en la perspectiva de CONQUISTAR LA SOBERANÍA POPULAR DEFINITIVAMENTE.

¡Tenemos fuerzas para triunfar si tenemos voluntad política para ello!

Lo demostramos durante las Protestas y Paros realizados, que conmovieron los cimientos mismos del régimen, obligándolo  a maniobrar con los sectores que se prestaron al “diálogo” para evitar su descalabro.

Se trata de organizarnos en torno a un gran Movimiento Nacional que de una vez por todas deje claro ante el mundo, la incontenible decisión de los chilenos de recuperar su dignidad y su inalienable derecho a expresarse y participar libremente, en una democracia ejercida por el pueblo. Se trata de organizarnos en torno a una clara y definitiva propuesta que interprete a las mayorías populares que saben que el régimen no tiene solución para sus problemas más urgentes. Y esta organización y esta lucha pasan hoy día por RECHAZAR EL PLEBISCITO DEL RÉGIMEN y su “proyección” al año 2000.

POR UNA ALTERNATIVA PROFUNDAMENTE PATRIÓTICA Y DEMOCRÁTICA

Compatriotas: sabemos que nuestra propia y decidida lucha rupturista es la única vía consecuente que nos conducirá al logro de todas nuestras reivindicaciones; la única que nos asegure el respeto de los Derechos Humanos, una verdadera justicia y una real libertad. En definitiva, la única vía que nos hará dignos de ejercer mañana la SOBERANÍA POPULAR.

Frente al momento crucial que vive Chile, convocamos a todos los chilenos a que se sientan interpretados por esta ALTERNATIVA PROFUNDAMENTE PATRIÓTICA Y DEMOCRÁTICA, a suscribir este Documento e incorporarse activamente a este Movimiento Popular.

Convocamos también en forma especial, a las fuerzas políticas opositoras más consecuentes, a retomar las banderas de lucha que representan los verdaderos intereses del Pueblo: ¡a ellas les decimos que su lugar histórico está aquí!

Con firmeza, con dignidad y lucha ¡ a enfrentar las pretensiones de perpetuación del régimen hasta conquistar la libertad y la democracia que las mayorías estamos exigiendo para Chile ¡

¡SOBERANÍA POPULAR CONTRA LA BOTA MILITAR!                                                                  ¡CONTRA LA FARSA ELECTORAL, HUELGA GENERAL!

Comité Público

MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR Y EL RECHAZO INSTITUCIONAL (M.S.P.)

Santiago de Chile, Febrero 1988

INTEGRANTES DEL COMITÉ PÚBLICO DEL MOVIMIENTO POR LA SOBERANÍA POPULAR:

RAFAEL MAROTO                                (Sacerdote)                                                                                       PABLO MIRANDA                                (Director Colegio Asistentes Sociales)                                     LAUTARO LABBE                                 (Escultor)                                                                                            JAIME PICHUANTE                              (Vocal FECH)                                                                                      JAIME PÉREZ                                        (Dirigente Nacional Contramet)                                                  AUCAN HUICAMAN                            (Dirigente Nacional Ad-Mapu)                                                         ELÍAS CAÑUMAN                                 (Dirigente Metropolitano Ad-Mapu)                                                        ROSA SILVA                                          (Dirigente Agrupación Fam. Ejecut. Polit.)                                        PEDRO PABLO GONZÁLEZ                 (Secretario General Fesit)                                                             JORGE TRONCOSO                              (Secretario CNT Zona Oriente)                                                          MANUEL POBLETE                              (Dirigente Textil Machasa)                                                               JUAN PABLO SCROGGIE                     (Dirigente Estudiantil Universidad de Chile)                        GRACIELA SILVA                                  (Presidenta Unión Chilena de Mujeres)                                 ANTONIO OLIVARES                           (Dirigente Estudiantil USACH)                                                        RAÚL ARANCIBIA                                 (Dir. Agrupación Ex Presos Políticos PISAGUA )                    ROBERTO AVILA TOLEDO                   (Abogado CODEPU)                                                                          IVÁN IGLESIAS                                       (Dirigente Poblacional LA GRANJA)                                           ROLANDO RIVAS                                   (Dirigente Comando Unitario de Pobladores)                           JORGE ANCAMIL                                   (Dirigente CUP-Movimiento por un Chile Libre)                EDUARDO GUTIÉRREZ                         (Dir. Metropolitano COLEGIO ODONTÓLOGOS)                        RAÚL ELGUETA                                      (Abogado-Dir. Derechos Humanos LA LEGUA)                      CARLOS PIÑERA                                     (Dirigente DDHH Población Yungay)                                         MARIO SILVA                                          (Dirigente FEUN Antofagasta)                                                        XIMENA Y MARCELA                             (Cantantes Populares)                                                                 JORGE SELLAN                                        (Abogado-Centros de Estudios Arauco)                                   MARÍA DE LA LUZ SALAS                      (Secretaria Ejecutiva  CODEPU V Región)                                CECILIA CHINCHÓN                               (CODEPU V Región)                                                                         IGOR GOICOVIC                                     (Dirigente Estudiantil UCV)                                                    NIBALDO GUTIÉRREZ                            (Dirigente Nacional Femach)                                                     JUANA CUADRADO                               (CODEPU V Región)                                                                       CELIA MORGUNOVSKY                         (CODEPU V Región)                                                             GUILLERMO CORREA                            (CODEPU V Región)                                                                         GABRIELA CORREA                                (CODEPU  V Región)                                                                    GLORIA CARMONA                                (CPDEPU V Región)                                                                           ELVIRA MORALES                                   (Dirigente Agrupación Familiares Presos Políticos)               SILVIA AEDO                                            (Dirigente Agrupación Familiares Presos Políticos)                 MARCELA AGUILERA                              (CODEPU REGIONAL SANTIAGO)                                              EDUARDO BERMÚDEZ                           (Dirigente Poblacional EL BOSQUE)

 

 

 

[1] Manifiesto por la Soberanía Popular, 1988.

[2] Martínez, Felipe y Uribe, Francisca, Distribución de la riqueza no previsional de los hogares chilenos, Banco Central, Documentos de Trabajo, 806: Santiago de Chile, julio de 2017, p. 6 y López, Ramón et al, La parte del león: Nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile, Serie de Documentos de Trabajo, 379, Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile: Santiago de Chile, 2013, pp. 21-29.

[3]Ministerio de Desarrollo Social, Situación de pobreza. Síntesis de resultados. Casen, 2017, Ministerio de Desarrollo Social, Observatorio Social: Santiago de Chile, 2017, p. 7.

[4]Instituto Nacional de Estadísticas, “Ingreso mensual promedio”, en: https://www.ine.cl/prensa/2019/09/16/ingreso-laboral-promedio-mensual-en-chile.

[5] Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Reporte de estadísticas. Disponible en: https://www.indh.cl/.

[6] Entre los partidarios del apruebo se encuentran destacados personeros de la derecha, entre otros, Pablo Longueira y Joaquín Lavín, de la UDI, y Mario Desbordes y Juan José Ossandón, de RN.

 

Por Igor Goicovic Donoso

 

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  1. Felipe Portales says:

    Que el proceso es fraudulento ya prácticamente nadie lo discute. Para que dejase de ser fraudulento habría que lograr cambiar las reglas del juego al margen de la Constitución actual, lo que implicaría una virtual revolución violenta que no sería deseable (no nos llevaría a una democracia, sino a una dictadura de unos o de otros) ni posible (la asimetría de fuerzas es absoluta). Por otro lado, ilusionar al pueblo no es ni responsable ni gratis. Mientras más entusiasmo tenga la gente en votar, más desilusionada terminará una vez que se entere del «nuevo» texto constitucional necesariamente consensuado entre la derecha y la ex Concertación. Tampoco hay que llamar a «no votar». Eso sería también otra forma de darle alguna seriedad a un proceso que no tiene ninguna. Aunque claro ir a votar por el «Apruebo» junto con Lavín, Longueira, Felipe Kast, Ossandón, Ubilla, Alessandri, Delgado, Codina, etc. ; y más encima arriesgarse a un contagio de la pandemia; ¿para qué?

  2. La batalla actual de ganar «bien» el APRUEBO y C/C , creo es una buena oportunidad para animar al pueblo a que siga avanzando y exigiendo
    más hasta obtener algunas «alegrías» verdaderas ; el hablar de «no votar» me parece una traición a los que se han jugado y seguirán jugándose sin declaraciones de partidos ó grupúsculos que se auto denominan revolucionarios y que no han logrado sino negaciones. No hay que ser más papista que el Papa para ninguno de los dos lados : ni la alegría a risotadas ni la negación masoquista , es una etapa más de un camino muy escabroso y difícil
    que muchos quieren seguir recorriendo.

  3. Felipe Portales says:

    Y notablemente, el regalo de la mayoría parlamentaria de 1989; es completamente análogo al regalo que el liderazgo de la ex Concertación le ha hecho nuevamente hoy a la derecha del antidemocrático quórum de los dos tercios para aprobar una «nueva» Constitución, mediante el acuerdo del 15 de noviembre pasado ratificado por la Reforma Constitucional aprobada por la Ley 21.200. De este modo, así como el liderazgo de la Concertación pudo disfrazar su derechización en los 90 «culpando» a que no tenía mayoría parlamentaria para llevar a cabo los cambios prometidos; ahora pretenderá también seguir disfrazando su derechización «culpando» a que evidentemente no alcanzará a obtener los dos tercios de los convencionales para poder cambiar profundamente la Constitución (¡¡La Constitución suscrita por Lagos y todos sus ministros en 2005; y que fue proclamada por el mismo Lagos el 17 de septiembre de ese año como «una Constitución democrática que representa a todos los chilenos»!!…). Ciertamente que el realismo mágico de García Márquez quedaría corto con nuestro país…

  4. Felipe Portales says:

    Ha sido tan exitoso el sutil engaño que nos ha hecho el liderazgo concertacionista ¡hasta el día de hoy!; que hasta usted, Igor Goicovic, que tan bien desnuda la estrategia entreguista del liderazgo concertacionista de fines de los 80, soslaya el elemento clave del entreguismo concertacionista: El solapado regalo de la futura mayoría parlamentaria que con seguridad tendría luego de la derrota de Pinochet en el plebiscito del 88. En efecto, la Constitución original del 80 fue redactada -obviamente pensando en la ratificación de Pinochet el 88- estipulando la mayoría parlamentaria teniendo mayoría en una cámara y solo un tercio en la otra (Artículo 65) (Con los senadores designados Pinochet habría tenido con seguridad mayoría en el Senado). Sin embargo, con la derrota de Pinochet dicho prospecto iba a favorecer, sí o si, al futuro presidente Aylwin. La Concertación iba a tener -como lo tuvo- mayoría absoluta en la Cámara; e iba a alcanzar también de todas maneras a tener el tercio del Senado. Este estaba compuesto por 26 senadores electos binominalmente por las 13 regiones de ese entonces; y 9 senadores designados. Es decir, 35 senadores; siendo su tercio 12. Y la Concertación, sí o sí, iba a elegir al menos uno por región, esto es, 13. Sin embargo, el liderazgo de la Concertación aceptó ocultamente concordar un «paquete» de Reformas Constitucionales a mediados de 1989, ¡por el que aceptó subir los quórums a la mitad de ambas cámaras ¡sin eliminar los senadores designados! Es decir, ¡regaló solapadamente su mayoría parlamentaria segura! Explicación obvia: Quería disfrazar su derechización frente a sus bases, echándole la culpa a que no tenía mayoría parlamentaria (¡que había regalado ocultamente!) el que no pudiese llevar adelante su programa de profundas reformas comprometido en la campaña de Aylwin, pero en el que ya no creía…

  5. Alvaro Vivanco says:

    Nelson Gutiérrez, histórico dirigente de la organización en la cual militamos por aquellos años con el autor de la columna, señaló a propósito del debate que surgió sobre la participación en el plebiscito de 1988, que un problema permanente de la izquierda era que sabía nadar como pez en el agua cuando la pugna era principalmente entre el pueblo y los poderosos (1980-1986), pero que se ahogaba en esa misma agua cuando la pugna pasaba a ser entre los poderosos (1987-1988). Y cuando ello ocurría nuestra única respuesta era quedarnos inmovilizados en la vereda viendo como ese pueblo que decimos representar marchaba solo a esa batalla. Los poderosos están haciendo hoy lo que siempre han hecho, y eso el autor de la columna lo sabe mejor que yo, pero concluir de ello que en el proceso abierto con la negociación del 15 de noviembre, no debemos participar, es volver a quedar entrampados en un debate estéril como el de 1988, que en aquella oportunidad nos convirtió en espectadores de una batalla que el pueblo en aquel momento no dudo en dar.

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