Trump habría negociado con el gobierno de Lenin Moreno la expulsión de Assange de la embajada ecuatoriana en Londres
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 40 segundos
Fairbanks, quien reconoció que defiende la causa del periodista australiano, recordó que en aquel entonces trabajaba en una publicación favorable al mandatario republicano, y estaba además en un grupo que compartía mensajes online, al cual también pertenecían Schwarz, Grenell y otras figuras cercanas a la Casa Blanca.
De acuerdo con la testigo, en octubre de 2018, Schwarz le comentó que el gobierno estadounidense iría a sacar a Assange de la embajada ecuatoriana en Londres.
Cuando le respondí que entrar a la embajada de una nación soberana para secuestrar a un asilado político equivaldría a un acto de guerra, él me dijo: ‘no sí nos dejan entrar’, afirmó.
Agregó que en ese momento ella desconocía que Grenell ya había negociado un acuerdo con el gobierno del presidente ecuatoriano Lenin Moreno para arrestar al fundador de Wikileaks dentro de la legación diplomática, donde permanecía asilado desde junio de 2012.
Schwarz me informó que el diplomático estadounidense coordinó la expulsión de Assange siguiendo ‘órdenes directas del presidente (Trump)’, aseveró Fairbanks.
Aunque en un aparte de su testimonio la testigo afirmó que el asesor del hijo de Trump le dijo en una ocasión que el ciberactivista merecía una inyección letal, esta vez le aseguró que Washington se comprometió a no buscar la pena de muerte contra él, para evitar que tanto el Reino Unido como Ecuador pusieran reparos a la extradición.
El Departamento de Justicia norteamericano pretende enjuiciarlo bajo 17 cargos de espionaje y uno de piratería informática, que en total conllevan una sentencia a 175 años de cárcel, por haber divulgado en Wikileaks información clasificada de la diplomacia y el Ejército estadounidenses.
El juicio de extradición de Assange se reanudó el 7 de septiembre pasado en el tribunal londinense de Old Bailey, luego de una demora de varios meses debido a la pandemia de Covid-19.
Al igual que en la primera parte del proceso celebrado en febrero pasado, Assange asiste al proceso en su contra desde un cubículo encristalado al fondo de la sala, custodiado por dos guardias de seguridad, y sin tener contacto directo con sus abogados.
La defensa intenta convencer a la justicia británica de que las revelaciones sobre los crímenes de guerra cometidos por los militares estadounidenses en Iraq y Afganistán publicadas por el periodista australiano no pusieron en peligro la vida de los informantes del Ejército, como asegura la fiscalía, y que de ser condenado en Estados Unidos, su cliente pasará el resto de su vida en prisión.