Columnistas Debate

¿Una Constitución a la Pablo Longueira, operador político del consenso neoliberal?

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 54 segundos

Las constituciones no pueden hacerse a la medida de las prácticas de quienes las redactan. Ellas deben fundarse sobre principios y derechos que una sociedad se da para dotarse de vínculos sociales solidarios e instituciones legítimas en tiempos de profunda crisis de la misma democracia y del capitalismo depredador. Las Cartas fundamentales sirven para enfrentar desafíos y para orientarse en una sociedad donde se instaló como sentido común una tolerancia casi nula a las injusticias y desigualdades sociales, de género, de poder y de acceso a bienes comunes. Por lo que es evidente que con personajes con el perfil público de Pablo Longueira, de redactor constitucional de una nueva Carta, tendríamos otra Constitución viciada y con cero legitimidad.

 

Como se sabe, Longueira será sometido a un juicio oral por el delito de cohecho en el marco del caso SQM. Actualmente se encuentra sobreseído de la arista de delitos tributarios, en razón de que el Servicio de Impuestos Internos (SII) decidió no ejercer acción penal en su contra. Situación de evidente abandono de deberes republicanos del SII que muestra la maraña de intereses que cohíben el funcionamiento de este organismo clave del Estado, pero que, además, y sobre todo, dice mucho de su captura por los intereses de la oligarquía empresarial.

 

La actitud política de P. Longueira consiste en negar el peso de la realidad. Reacciona como alguien que se siente por encima de la ley. Por eso que los sabios griegos de la Antigüedad llamaban la desmesura o hibris. Longueira desconoce que sobre él pesan gravísimas acusaciones de cohecho y de múltiples delitos tributarios por parte de la fiscalía. Reacciona iracundo ante periodistas que hacen su trabajo. Además, al desconocer el fardo de estas imputaciones responde de la peor manera para alguien que defiende las estructuras heredadas de la misma dictadura al acusar de “persecución política” a un organismo como el Consejo de Defensa del Estado (CDE), interesado más en la estabilidad del sistema político que en la lucha contra la corrupción política que corroe al mismo Estado. En caso contrario, se notaría. No es así, pues el malestar social nace en gran parte del sentimiento de inoperancia de las instituciones del Estado. Que desde hace tiempo no funcionan.

 

En efecto, las declaraciones de P. Longueira son reveladoras, no solo de la profunda crisis política que vive la derecha y la casta política toda y que se traduce en una crisis manifiesta de liderazgo ético, sino que, además, hay que entenderlas como los coletazos de la Rebelión Social de Octubre. El gran remezón masivo y ciudadano del 18/O repercute hoy en los debates internos de la UDI y RN acerca de las formas que debe asumir la estrategia de poder de las clases propietarias. Es obvio que los delegados de la derecha a una “Convención constitucional” intentarán, aprovechando el poder de veto de 1/3 del que disponen, redactar una constitución a su pinta. Es la tesis del “Apruebo, pero no de cero” adelantada por Longueira.

 

Recordemos que P. Longueira fue el operador sistémico de la derecha pinochetista y neoliberal que le tendió la mano al presidente concertacionista (PS-PPD) Ricardo Lagos el 2003 en los llamados “Caso Coimas” y MOP-Gate. Eran dineros ilícitos que circulaban entre diputados oficialistas y el subsecretario Patricio Tombolini, así como pago de sobresueldos a ministros concertacionistas. Fue el primer aviso, ignorado por la opinión pública y los medios, que daría señas de los altos niveles de corrupción que más tarde alcanzaría el sistema político chileno. El jueves 16 de enero del 2003, tras una hora de reunión en La Moneda entre Longueira, jefe de la UDI en la época, con Ricardo Lagos, el político UDI declaró que un pacto había sido fraguado entre él y el concertacionista Lagos con miras a “modernizar el Estado”. Pa’ la risa si vemos los niveles de corrupción alcanzados más tarde por la política de la casta transicionista.

 

En aquel momento, otro personaje de la Concertación, el hoy senador del Partido Socialista de Chile (PS), y ministro del Interior de la época, José Miguel Insulza, declaró, en lo que es una confesión de incompetencia política y de demagogia: “el escenario que hay hoy día es un gran consenso en avanzar en la modernidad. Hay que demostrar y ejercer el liderazgo para salir de esto. Lo peor que nos puede ocurrir es que frente a todos los hechos que estamos conociendo todos los días en los tribunales y medios de comunicación, es que no hagamos del 2003 el año para poder avanzar en la modernidad de Chile”.

 

Hoy Longueira cuenta con esos contactos y apoyos transversales forjados en la era de la hegemonía de la casta política concertacionista para intentar reanudar ese gran “consenso neoliberal” en pos del espejismo o la distopía de la “modernidad capitalista” y plasmarlo en una Constitución. En el que se inserta el Acuerdo-pacto del 15 de noviembre, ya que fue el primer paso en lo que es la tentativa de la casta política del “consenso neoliberal” por capturar definitivamente el proceso constituyente y desviarlo del proyecto ciudadano tendiente a dotarse de una Constitución que plasme las aspiraciones populares y ciudadanas. Habría que desbarajarles el naipe.

 

Por Leopoldo Lavín

 

Related Posts

  1. Felipe Portales says:

    ¡No puede haber cambios, salvo que la derecha y la ex Concertación lo quieran pues el quórum de los dos tercios fue incorporado a la Constitución en enero por la voluntad conjunta de ambas! ¡Todo quedó concordado ya por «las dos derechas»! Sí, habrá mucho tiempo para esclarecer el engaño y el fraude cometido por ambas; al menos para que la gente no se haga expectativas ilusorias con este proceso funesto y no le venga después -cuando el fraude quede consumado con una Constitución al gusto de ambas derechas- un gigantesco desánimo. Y que si va a votar -todo indica, arriesgando también su salud por nada- lo haga sabiendo que está participando en un evento que no puede conducir a ninguna parte.

  2. Longueira’s , Insulza’s , lagos’s , Frei’s , Walker’s , DC’s y Renovados’s , no pueden ser bienvenidos a constituyentes porque son los traidores históricos del pueblo.No se como se van a definir los postulantes a constituyentes y si priman los partidos políticos , serán los capitostes conocidos quienes vuelvan a ser los traidores.El 1/3 llegó para quedarse ó hay alguna instancia que ayude a desbaratar el nudo ?Si el APRUEBO y C/C100%elegida gana por paliza y los constituyentes son elegidos de igual manera , no puede esa notable asamblea con alto respaldo popular hacer frente al facherío y pedir otras reglas del juego ?
    Los constituyentes serán elegidos en Abril del 2021 , hay tiempo para re plantear las situaciones si se empieza YA !

  3. Felipe Portales says:

    ¡Lo que es increíble (si hay algo todavía en Chile) es el silencio total de los partidos del FA que no suscribieron el vergonzoso acuerdo del 15 de noviembre y del PC respecto del fraude constitucional que significa que en la futura Asamblea o Convención constituyente el texto deba ser aprobado por un quórum inmodificable de dos tercios! Esto significa en la práctica que la «nueva» Constitución tendrá que hacerse, sí o sí, con el visto bueno de la derecha. ¡Esto constituye un vil engaño al pueblo chileno! ¡¡Y se quedan callados!! O sea, con su silencio se están convirtiendo en cómplices del fraude…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *