Poder y Política

Declaración pública Movimiento Asamblea Constituyente ante el Plebiscito: marcar en un voto Apruebo y dejar en blanco el otro

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La crisis es multisistémica y no comenzó en los últimos 30 años

 

La crisis en que nos encontramos es herencia de cinco siglos de dominación de España, Inglaterra y EE.UU., que han bloqueado todos los intentos de desarrollo soberano y político de los pueblos de Chile. Al igual que en el resto del continente, nos han sometido a un rol de proveedores de materias primas y de satélites geoestratégicos, apelando a la intervención militar directa o a maniobras intervencionistas abiertas o encubiertas, durante nuestra historia común.

 

Las metrópolis del norte hicieron todo lo necesario, de acuerdo a sus fines, para que nuestro país continúe siendo un caso de desarrollo frustrado, que no satisface los parámetros de una República, con democracia no tutelada, soberanía, libertad e independencia.

 

Hoy, somos simplemente una neo-colonia con apariencias de autonomía formal, sometida a poderes fácticos transnacionales que operan a través de un puñado de empresarios, partidos políticos, parlamentarios, altos mandos militares, intelectuales y burócratas a buen precio, que se han transformado en parte integrante de la estructura de dominación sobre los Pueblos de Chile.

 

Asistimos a una encrucijada histórica en que convergen, por una parte, la crisis capitalista mundial y, por la otra, el derrumbe de todo el sistema impuesto por la violencia terrorista del Estado en septiembre de 1973, reacondicionado la dominación para su continuidad y profundización desde marzo de 1990.

 

Hoy, la potencia rectora del capitalismo mundial ha entrado en una crisis sin precedentes, pues ha surgido un contrapoder que avanza desde oriente a occidente, China, India, Rusia y Europa (esta última desligada de EE.UU.), diversificando su influencia a escala global en la economía, el comercio, la ciencia, la tecnología, la política y también en el campo de la geoestrategia militar.

 

Se trata de una crisis multisistémica con dimensiones económicas, sociales, ecológicas, institucionales, políticas y morales que, a la luz de la pandemia del COVID-19 en Chile, refleja la debilidad esencial de la estructura y la superestructura de la sociedad y del Estado, del aparato productivo-reproductivo y financiero, así mismo, pone de manifiesto lo nefasto del capitalismo neoliberal para los territorios y sus comunidades.

 

  • Crisis, Rebelión Popular, pandemia y caída de los mitos de la transición.

 

La situación de hoy es crítica. La coalición dominante continúa con la entrega desvergonzada de riquezas naturales y fondos previsionales a capitales privados y transnacionales, con goteos miserables de impuestos al Estado. Las regiones continúan debilitadas por el centralismo de la estructura estatal.

 

El país completo está dañado por la desigualdad, la depredación ambiental y la corrupción transversal en instituciones políticas, religiosas, económicas y de altos mandos militares y policiales, por las colusiones empresariales, la delincuencia común, los abusos y la falta de justicia en todos los niveles.

 

La respuesta de la elite dominante ante la Rebelión Popular ha sido la represión con violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad, particularmente brutales contra la juventud y comunidades mapuche. La intensificación de medidas terroristas propias de la dictadura, se impulsan bajo la cobertura de medidas de combate al coronavirus.

 

El gobierno necesita, desesperadamente, recrear la figura de un “enemigo interno” porque su gran objetivo es la desmovilización y represión de la Rebelión Popular antes que la mitigación efectiva de la crisis sanitaria. La pandemia pasará, pero con esta forma subsidiaria de gestionarla como bien de mercado, incubará nuevas crisis. El sistema de salud público chileno, no era “el mejor del mundo”. Chile se encuentra entre los países con más altos niveles de contagio y muertes a nivel mundial con relación a su número de habitantes.

 

Paralelamente se profundiza la crisis económica con quiebras de miles de pequeñas y medianas empresas, cesantía e indigencia progresiva para millones de trabajadores y trabajadoras y sus familias en dramáticas condiciones de hacinamiento, endeudados y, en muchos casos, pasando hambre y frío. Al mismo tiempo, entre otras áreas de la vida cotidiana que afectan desastrosamente la salud mental de la población, la crisis continúa vulnerando la educación, su calidad y la integridad del profesorado, apoderados y del alumnado de todas las edades, que deben hacerse cargo de tareas para las que no fueron preparados. La respuesta del gobierno es blindar al gran capital financiero y hacer publicitadas y demagógicas entregas de bonos y ayudas que resultan insuficientes a los sectores más afectados. Las comunidades populares territoriales resisten con ollas comunes y otras actividades solidarias.

 

Los mitos de la transición se han derrumbado. “La medida de lo posible” ha sido en “la medida que el gran capital financiero permita hacer algo a la élite chilena”. Así no hay Independencia. No hay democracia plena. No hay verdad, justicia, reparación ni equidad. No hay respeto ni protección a las personas, a los pueblos-nación originarios ni a la naturaleza. No hay subordinación de las fuerzas armadas y policiales a la autoridad civil.

 

  • La confabulación de la élite dominante y sus peones contra los pueblos de Chile. La Asamblea Constituyente es lo principal.

 

El contexto clave para comprender el actual escenario político es la imposición del gobierno con un diseño de contención y obstaculización de la Rebelión Popular de octubre de 2019.

 

Catorce partidos políticos, autodenominados de “oposición”, suscribieron un comunicado el 11 de noviembre de 2019 exigiendo al presidente de la república “un plebiscito, asamblea constituyente y nueva constitución”. Tres días después, los poderes fácticos presionaron a tal punto que los mismos firmantes de la declaración del 11 de noviembre, salvo excepciones, se dieron una voltereta y aceptaron el mal llamado “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” en una conspiración de cúpulas, cuyo fin último no fue escuchar el clamor democrático de los pueblos, sino desactivar y neutralizar la rebelión popular con el objetivo de evitar el derrumbe del régimen político e institucional instaurado en el pacto de julio de 1989, vigente hasta hoy. El 15 de diciembre pasado, la Asociación Chilena de Municipalidades convocó a una consulta ciudadana, para preguntar qué tipo de organismo debe cambiar la constitución. En 35 de los municipios, la cédula incluyó las opciones de convención mixta, convención constitucional y asamblea constituyente, logrando, esta última, un contundente respaldo superior al 80% de los votos válidamente emitidos. Aunque no fue una consulta vinculante, fue una respuesta legítima de la ciudadanía. Estos hechos, junto con las protestas y Rebelión desde octubre, fueron clarísima advertencia de la organización del Poder Constituyente Originario, que llevaron al gobierno a imponer la Ley 21.200, publicada el 24 de diciembre de 2019, en la que se omite la opción “ASAMBLEA CONSTITUYENTE”, como alternativa legítima para redactar la nueva constitución.

 

Denunciamos que el “Acuerdo por la paz” y la correspondiente Ley 21.200, imponen a la ciudadanía un mecanismo con dos falsas alternativas que no permiten alcanzar una nueva Constitución. Los redactores y operadores del pacto fueron los sectores políticos más deslegitimados en las principales encuestas del período, con más del 93% de rechazo a su accionar político.

 

 

  • El trasfondo del mal llamado “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” y la Ley 21.200.

 

v En las elecciones de delegados convencionales, se aplicará la actual Ley de Votaciones Populares y Escrutinios emanada de la dictadura que favorece descaradamente a la maquinaria burocrática de los partidos centralizados en la capital. Para los candidatos independientes, en cambio, se exige reunir el 0,4% del total de personas que votaron en el correspondiente distrito electoral, en la elección anterior de diputados. Por tanto, los independientes quedan en

 

desventaja ante los partidos políticos, por cuanto su representación en ambas convenciones quedará severamente debilitada.

 

vEsta ley establece que las dos convenciones no son soberanas. La potestad para redactar normas está completamente coartada. Ni siquiera el 100% de sus delegados podría modificar las amarras impuestas desde la cúpula del poder fáctico. Por una parte, los procedimientos administrativos para la toma de decisiones quedaron preestablecidos en la Ley y no pueden ser modificados por las convenciones. Por la otra, no pueden asumir atribuciones que han sido previamente cercenadas por la Ley 21.200 y que son propias de un verdadero poder constituyente, tales como suspender el ejercicio del Congreso, exigir la renuncia del presidente de la república y otras autoridades o llamar a plebiscito sobre los temas en que no haya acuerdo. Lo que deja al desnudo la intención de esta maniobra política para neutralizar el potencial constituyente de las grandes protestas ciudadanas que estremecieron al país desde octubre de 2019.

 

vLos sectores que proponemos cambiar el nocivo modelo imperante en Chile estamos obligados a contar con 2/3 de los votos y los que quieran mantener el régimen actual les basta con 1/3 más 1 voto para bloquear cualquier iniciativa que afecte los intereses de la dominación.

 

vSerán compatibles los cargos de parlamentario e integrantes de la Convención Mixta Constitucional. Los diputados y senadores que integren esta convención quedarán eximidos de su obligación de asistir a las sesiones de sala y comisión del Congreso durante el período en que ésta se mantenga en funcionamiento, pero mantienen sus dietas parlamentarias y una vez que cese la convención, vuelven inmediatamente a sus cargos en el Congreso.

 

vLa Convención carece de atribuciones para tomar decisiones que interfieran en la jurisdicción del Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Contraloría General, el actual Congreso Nacional y los Tratados Internacionales, incluidos los Tratados de Libre Comercio (TLCs).

 

vSi en el plebiscito de salida no se aprobara el nuevo texto Constitucional propuesto por la convención continuaría vigente la constitución de 1980 aunque se hubiere aprobado mayoritariamente su cambio en la primera papeleta del plebiscito de entrada.

 

vMientras no entre en vigencia la Nueva Constitución, la actual Constitución seguirá plenamente vigente, sin que pueda la Convención negarle autoridad o modificarla. Los convencionales podrán hacer reclamaciones ante la Corte Suprema, pero en ningún caso se podrá reclamar sobre el contenido de los textos en elaboración.

 

vEl itinerario que impone la ley 21.200, con un plebiscito de entrada el 25 de octubre de 2020 y otro de salida, a mediados de 2022, implica que el nuevo texto constitucional entraría en vigencia efectivamente mucho tiempo después que hayan sido elegidos las y los nuevos Alcaldes, Gobernadores, Consejeros Regionales (COREs), Diputados, Senadores y Presidente de la República, sin posibilidad alguna de revocar sus mandatos en forma anticipada. De esta forma el “partido transversal” que ha administrado el país en los últimos 30 años se asegura la conducción del proceso y la continuidad de sus privilegios.

 

El  resultado  lógico  de  la  aplicación  de  la  Ley  21.200, no será una “nueva

constitución”, sino, apenas una reforma constitucional más. La ilegitimidad en su origen genera una distorsión y graves problemas de representación. La primera papeleta contiene la pregunta: «¿Quiere usted una Nueva Constitución?». Aquellos que contesten “APRUEBO”, al pasar a la segunda papeleta, podrán constatar que no existe la alternativa “Asamblea Constituyente”, sino que, por el contrario, se encontrarán con dos “convenciones” que impiden hacer realidad la promesa de una “nueva constitución” planteada en la papeleta número uno.

 

La Convención Mixta y la Convención Constitucional no son lo mismo que la ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Decir lo contrario, más que una falsedad, es una grosera estafa política.

Como Movimiento Asamblea Constituyente (MAC) llamamos a:

 

CEDULA N°1:

 

Votar APRUEBO y agregar abajo, en la parte blanca del voto, + ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

 

Las élites conservadoras, hasta antes del 25 de octubre de 2019, se negaron tajantemente a cambiar la actual Constitución. Es nuestro triunfo, junto a todas las fuerzas democráticas, haber logrado que se le pregunte al pueblo si desea una nueva Constitución. Un triunfo aplastante del APRUEBO arrinconará políticamente a los defensores del régimen actual impuesto en 1973.

 

CEDULA N°2:

 

Escribir de puño y letra + ASAMBLEA CONSTITUYENTE en la parte blanca del voto y NO aprobar ninguna de las dos Convenciones. Dejar el voto en blanco.

 

La ley Nº 18.700, Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios, es explícita en señalar que cada votante puede escribir lo que le parezca en la zona blanca de la cédula, siempre que no raye sobre las partes previamente impresas. La única forma de anular el voto en Chile es marcar simultáneamente dos o más opciones o candidaturas en el voto.

 

  • Nuestro camino es construir el Poder Constituyente para una Asamblea Constituyente soberana. Un proyecto popular de largo aliento.

 

La conspiración de poderes fácticos y sus peones de las cúpulas políticas y del Congreso Nacional, con el mal llamado “ACUERDO DE PAZ”, contenido en la Ley 21.200, trata de desarticular y neutralizar la Rebelión Popular y prolongar, indefinidamente, un sistema de absoluto predominio de los capitales extranjeros, que profundizará la crisis y afectará gravemente las ya precarias condiciones de vida de la mayoría de las familias en Chile.

 

Para implementar este plan, la élite dominante ha reproducido paso a paso las tácticas engañosas que le permitieron manipular a gran parte de la ciudadanía en 1989, maquillando con el falso nombre de “transición a la democracia”, una fórmula de sometimiento de nuestro país a los intereses de una minoría privilegiada. Esta vez, han saturado los medios de comunicación con la palabra “constituyente” usada maliciosamente como bálsamo para que la ciudadanía renuncie a su derecho a generar una Constitución verdaderamente democrática, sin advertir las escandalosas e ilegítimas trampas contenidas en la Ley 21.200, las que violan flagrantemente la soberanía popular.

 

Formalmente en esta maniobra se han involucrado tanto la coalición de gobierno, “CHILE VAMOS”, como la “NUEVA MAYORÍA”, los dos bloques que cogobernaron Chile en los últimos 30 años. Estas cúpulas se juegan la vida en esta maniobra tramposa que se consagra en la segunda papeleta del plebiscito. Para eso les resulta indispensable parapetarse en el secretismo de las cúpulas y manipular a las bases sociales como clientela electoral y como masa dispersa e inorgánica, sin conciencia de sus derechos y potencialidades.

 

Nuestro camino es otro, apunta a que la multitud movilizada desde octubre, se transforme en UN PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO con capacidad para construir, desde la base social, una verdadera ASAMBLEA CONSTITUYENTE, fielmente representativa de la soberanía popular.

 

Falta mucho por hacer, pero hay un contexto que permite avanzar hacia nuestros objetivos históricos, toda vez que se ha debilitado sensiblemente la capacidad hegemónica del capitalismo global para paralizar y neutralizar la vocación libertaria, soberana, republicana, democrática y patriótica de los pueblos de Chile.

 

Para construir nuestro propio camino, necesitamos un programa, una estrategia y sus tácticas y una metodología, que nos permita intervenir como una fuerza política organizada, que asuma integralmente los intereses de la mayoría popular y actúe de manera coherente y decidida hacia el cambio social que nuestro país necesita. Para ello es preciso estar alertas ante las maniobras que conducen a la

 

parálisis, la división y la confusión entre las fuerzas verdaderamente democráticas, lo que implica identificar y denunciar los discursos ambiguos, el lenguaje eufemístico, las maniobras oportunistas, las falsas promesas de aquellos que sólo buscan un cargo, arrimándose a la sombra de los que concentran la riqueza y ejercen su hegemonía sobre el Estado y la sociedad.

 

No basta la denuncia, la indignación y la movilización callejera. Cada chilena y cada chileno debe ser capaz de superar el individualismo y la autoreferencia para actuar en el marco de lo colectivo y asumir su condición de sujeto social y agente de cambios.

 

En la medida que, el potencial constituyente de los pueblos de Chile se ramifique en todos los ámbitos de la sociedad, necesariamente producirá un cambio favorable en las correlaciones de fuerzas logrando la más alta legitimidad para la Asamblea Constituyente y el acatamiento por todas las instituciones del estado y la sociedad.

 

El Movimiento Asamblea Constituyente es un proyecto de magnitud histórica, ética y cultural de desarrollo, que hoy afronta desafíos coyunturales y de corto plazo, como el actual plebiscito. Pasado el 25 de octubre, sabremos aglutinar, organizar y unir todas las vertientes democráticas y populares en orden a reconstruir -superando los actuales sectarismos partidistas- EL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO de los pueblos de Chile.

 

Para avanzar en este camino debemos apelar a nuestra historia, a la sabiduría y la experiencia de todas y de todos, a nuestras destrezas organizativas y metodológicas, a nuestra capacidad de entendimientos parciales y estratégicos con otras agrupaciones sociales y políticas, todo aquello, con la firme determinación de recuperar la soberanía para los pueblos de Chile, reemprendiendo el rumbo hacia nuestra segunda y definitiva Independencia.

 

ESTA VEZ LA HISTORIA Y LA NUEVA CONSTITUCIÓN SE CONSTRUYE DESDE LOS PUEBLOS, LAS BASES SOCIALES Y TERRITORIALES, CON UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

 

 

 

 

COORDINACIÓN NACIONAL DEL MOVIMIENTO ASAMBLEA CONSTITUYENTE

 

www.movasambleaconstituyente.cl

 

Chile, 14 agosto del 2020

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  1. Alvaro Vivanco says:

    Esto es como un deja vu de 1988, cuando un sector de la izquierda se negó a participar del plebiscito contra Pinochet, hasta que se dieron cuenta que los chilenos iban a participar. Son los mismos argumentos de entonces, que esto es un engaño y debe ser el «pueblo» el que construya su propio camino, etc. etc. Hay que ir y votar Apruebo y Convención constitucional. Esta es la primera vez en mi vida que puedo ser parte de la creación de una Constitución y no tengo la intención de malgastarla.

  2. Rafael Guzman says:

    El voto será escrutinado blanco y con el clima político existente, no pasará contabilizar votos blancos con escrito + asamblea constituyente. Es un riesgo innecesario, además de subestimar el adversario. Yo consultaría al Presidente del Servel Patricio Santamaría, y que éste hiciera una declaración pública aseverando que es posible, pero el voto pasará por “blanco” en cualquier caso. Mejor prevenir que curar

    ley Nº 18.700, Artículo 77.- El escrutinio de mesa se regirá por las normas siguientes:

    5) Serán nulas y no se escrutarán las cédulas en que aparezca marcada más de una preferencia, contengan o no en forma adicional leyendas, otras marcas o señas gráficas. La mesa dejará constancia al dorso de ellas del hecho de su anulación y de la circunstancia de haberse reclamado por vocales o apoderados de esta decisión.
    Se considerarán como marcadas y podrán ser objetadas por vocales y apoderados, las cédulas en que se ha marcado claramente una preferencia, aunque no necesariamente en la forma correcta señalada en el artículo 71, y las que tengan, además de la preferencia, leyendas, otras marcas o señas gráficas que se hayan producido en forma accidental o voluntaria, como también aquellas emitidas con una preferencia pero sin los dobleces correctos. Estas cédulas deberán escrutarse a favor del candidato que indique la preferencia, pero deberá quedar constancia de sus marcas o accidentes en las actas respectivas con indicación de la preferencia que contienen.

  3. Según lo expuesto , habría que discutir de nuevo para que hacer una nueva constitucieon si tiene todos los inconvenientes descritos y su resultado será ,como se ha planteado , un fiasco más y una «copia feliz de la del 80». Hay tiempo para corregir?
    hay algún estamento al cual recurrir? el votar escribiendo en los votos tiene algún poder de decisión ? sirve de algo ó es solo una buena intención ? Quienes son la MOACO ? Votar APRUEBO y C/C totalmente elegida no es suficiente ? Las muchas opiniones pueden dividir y obscurecer el proceso.Una vez aprobada el hacer una nueva constitución creo deberá discutirse de nuevo el camino a seguir y no «inventarlo» desde el punto de vista de los gobiernos binominales.OJO CON PROVOCAR CONFUSI´ON , el fascismo gana entonces !

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