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La Salud en Chile: Memoria comunitaria

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A fines del año pasado, Ediciones UACH, publicó el libro “La salud en Chile. Una historia de Movimientos, Organización y Participación en Chile., escrito por Carmen Muñoz Muñoz, académica de la Universidad Austral de Chile,

En este libro, se bosqueja un importante relato de la historia de la salud en Chile siendo, su hilo conductor la memoria de personas y organizaciones que han sido protagonistas de la acción colectiva que, según la autora, es la base de profundas transformaciones en esta materia.

Carmen Muñoz, a través de este ejercicio de traer al presente, busca rescatar el pasado de la acción en salud en una perspectiva sociohistórica.

Para la investigadora el campo de la salud, es un espacio social con relaciones y prácticas complejas y diversas, que se ha visto brutalmente transformado por los intereses del mercado y que se encuentra alejado de las preocupaciones originarias como son la prevención, el cuidado de la vida y su reproducción biológica, social y cultural.

En el libro, el tema central es la participación social y se analiza desde las perspectivas de la evolución histórica del concepto, su acotación al ámbito de salud y, finalmente, una teorización sobre ella.

En relación a la primera perspectiva, analiza las formas de representación política más significativas durante el siglo XX y que sin lugar a dudas, contienen una causa participativa muy importante en torno a las luchas denuncias y reivindicaciones políticas y económicas y sociales, especialmente durante los últimos cincuenta años de la historia chilena.

En la historia reciente de la salud chilena, hay momentos clave.

El primero se inicia en 1952 con la creación del Servicio Nacional de Salud (SNS) que, como órgano del Estado, se hizo cargo de la salud de la población con un plan único que fusionó iniciativas y organizaciones pequeñas y que se encargó, de institucionalizar la salud en todo el país.

Con esto, se construyó infraestructura dotada de personal y se implementaron programas, que permitieron mejorar las terribles tasas de mortalidad y enfermedad que había hasta entonces: vacunas, planes de alimentación a menores de 2 años y tratamientos preventivos ante enfermedades transmisibles como el tifus, la hepatitis y las pestes. Este primer momento, tuvo una alta participación social.

En cuanto a la participación en salud, se habla sobre las grandes corrientes de influencias ideológicas como la Alianza para el Progreso frente a la revolución cubana o la experiencia plurinacional de Bolivia que buscó rescatar la identidades locales, regionales y nacionales que incluye la reivindicación de los pueblos.

En está área, la participación se centró en objetivos educativos y promocionales para la conservación de la buena salud de la población derivando en el protagonismo que las personas podían tener en la curación o reducción de su enfermedad.

Más tarde, se llegó a la conclusión que la participación en salud radica en un sistema de participación efectiva y concreta de la comunidad tanto en la fijación de prioridades, en la planificación y en la ejecución de estrategias que tengan el objetivo de que la población tenga una mejor salud.

En el tercer momento, al teorizar sobre la participación social, se analiza las formas de asociatividad como las de la población precolombina, el mutualismo del siglo XIX, el sindicalismo del siglo XX, hasta las formas de articulación del Estado con la Constitución del año 25, junto con el movimiento obrero y sus organizaciones.

También, se describe como se termina el Servicio Nacional de Salud para dar paso al Fondo Nacional de Salud y de las experiencias privadas, que buscaban la municipalización de la salud y la formación de entidades administradoras privadas.

Para la autora del libro, se identifican cinco categorías de participación fundamentales en la participación social: involucramiento, entendido como el compromiso y toma de rol activo en una dinámica social; cooperación, como tendencia a la colaboración; la toma de decisiones, como conjunto de acuerdos y resoluciones; compromiso, entendido como pactos no necesariamente conscientes y la consciencia social, que guarda relación con la toma de conciencia individual, pero en el marco de un contexto social-histórico determinado.

Asimismo, reconstruye una historia, necesaria de recuperar, sobre las formas de organización que la sociedad chilena encontró durante la dictadura, en un contexto de subsistencia en una de las mayores crisis sociales que ha vivido Chile y que surgió, desde las poblaciones, los sindicatos y gremios que, con conducción política y referentes diversos, fueron surgiendo progresivamente.

También, se estudia el impacto de la dictadura militar y sus efectos en la participación social en salud.

La dictadura, significó una nueva forma de relación entre el Estado y la sociedad caracterizado, por el control a través de la represión y exclusión creándose, durante esos años, nuevas formas de participación social en el cual el movimiento poblacional y la Iglesia, tuvieron un rol destacado en la recomposición del tejido social.

En este periodo, se produce, el año 1979, el cierre del SNS y el despliegue del modelo neoliberal impuesto por la dictadura cívico militar.

En este escenario de violaciones a los derechos humanos, represión y persecución a las movilizaciones sociales de gremios y pobladores activos vinculados a salud y a otras materias, no se logró detener la municipalización de la atención primaria ni la creación y regulación de las isapres. En general, muy poco se pudo hacer para detener la mercantilización de la salud en Chile.

Al analizar los veinte años de los gobiernos de la Concertación, la académica muestra los conflictos de interese y la construcción de la correlación de fuerzas en torno, a los proyectos que se construyen.

En este marco aborda algunos momentos icónicos de confrontación política y social sobre temas de salud pública, como los primeros casos de sida en el país y la distribución de la píldora del día después, entre otros.

En el libro, se establece que las consignas que se han escuchado en las calles pidiendo una transformación radical de las condiciones y estructura del sistema de salud, han reflotado una demanda antigua pero que, hasta ahora, no había logrado transversalizarse ni ser escuchada con la fuerza necesaria y esas mismas demandas, ahora tienen cuerpo en la calle y se posicionan como eje fundamental de la salud como un derecho a la dignidad.

El libro, está basado en una prolija investigación de prensa y entrevistas a actores sociales relevantes como Carlos Molina, subsecretario de Salud Pública del gobierno de Allende; Rosa Yáñez, activista del Foro Social; Osvaldo Artaza, ministro de Salud del gobierno de Lagos; María Soledad Barría, ministra de Salud del primer gobierno de Bachelet; y Paolo Berendsen, de la ONG «Acción Gay».

Este libro se constituye en una fuente para la reconstrucción de la salud del país y de su memoria.

 

 

 

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