Crónicas de un país anormal

La derecha busca una guerra civil en Bolivia

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La derecha boliviana está dividida, el menos en un sector fascista que, por ningún motivo, permitirá que haya elecciones generales antes del 18 de octubre. Sus líderes son los segregacionistas de Santa Cruz que claramente han manifestado no aceptar los resultados de las elecciones para esa fecha. El fascismo a la boliviana, con características de un racismo brutal bajo la idea de volver a la Bolivia colonial, época en la cual los indígenas y las mujeres – con pollera – vuelvan a ser esclavos y esclavas el servicio de la mayoría de los colonialistas.

Los símbolos son claros: la usurpadora de facto, Jeanine Áñez, juró ante la biblia, demostrando la superioridad de Dios sobre el Dios Sol, de las comunidades indígenas; se trataba de destruir el Estado plurinacional y multiétnico para retornas a la Bolivia oligárquica de antaño.

Uno de los representantes más emblemáticos del fascismo boliviano es el ministro actual de la Gobernación, Arturo Murillo, (bien se merece el ser colgado en la plaza que lleva su nombre como ocurriera antes con el Presidente  José Ballivian), nazi que amenaza con hacer correr balas en contra de los Comités Cívicos, que actualmente tienen ocupadas las carreteras de Bolivia.

Junto con el fascismo también cohabita una derecha que estaría dispuesta a posponer la fecha de las elecciones, por medio de argucias, que le permitieran a la actual Presidenta el mantenerse en el poder.




Para derrocar a Evo Morales se eligió la estrategia venezolana empleada por Estados Unidos y Colombia para derrocar a Nicolás Maduro: en primer lugar, sacar militarmente al “usurpador”, luego, colocar en el mando a un autoproclamado Juan Guaidó, en el caso venezolano, y a Jeanine Áñez, en Bolivia; en segundo lugar, convocar a elecciones generales una vez eliminado el chavismo, y el MAS, en Bolivia. Al menos en Venezuela la estrategia fracasó pues, aunque intentaron comprar la participación de Padrino López, la tentativa de golpe de Estado fracasó, pero en el caso boliviano las Fuerzas Armadas y la Policía fueron fácilmente sobornadas con el apoyo logístico y monetario de Estados Unidos.

La actual mandataria de facto resultó ser tan imbécil y corrupta como Juan Guaidó en Venezuela, con la diferencia de que Áñez, con todo el poder, ha podido robar a destajo, (los escándalos económicos han sido prácticamente cotidianos, el más famoso entre ellos, el de los respiradores, comprados a alto precio y la diferencia robada por el gobierno). La Presidenta, que sólo asumió el poder para luego convocar a elecciones, ha contraído créditos con el Banco Mundial y con el Fondo Monetario Internacional, que endeudan a la nación boliviana por generaciones.

El gobierno de Evo Morales había logrado un crecimiento del PIB entre el 4% y el 5% y, a su vez, el litio, del cual Bolivia es la primera reserva a nivel mundial, y que gracias a una Compañía alemana estaba a punto de producir baterías y autos de electro-movilidad. Según Evo Morales, el golpe militar que lo derrocó pudo haber sido motivado por la posesión del litio que, en los planes de la derecha debería ser privatizado.

El pueblo aimara boliviano adquirió conciencia de su dignidad y de su valoración cultural durante los tres períodos de gobierno de Morales, por consiguiente, ahora es perfectamente de que puede paralizar a toda Bolivia si logra la unidad, (es lo que está ocurriendo actualmente con los más de cien piquetes que cortan las principales carreteras de acceso.

La estratega de Tupac Katari, en el sentido de sitiar la ciudad de la Paz desde El Alto, está resucitando: el bloqueo de El Alto estuvo a punto de dejar desabastecida a la ciudad de La Paz.

La izquierda boliviana también está dividida: por un lado, el Partido MAS, de Evo Morales, está lejos de ser mayoritario en el movimiento popular, pues la Central Obrera Boliviana, (COB), del histórico Juan Lechín, no sigue las órdenes del MAS, y tiene sus propios líderes, por cierto, muy lejanos al parlamento, dominado por el MAS.

Ayer 14 de agosto, todos los grupos parlamentarios acordaron la aprobación de una ley que obliga al Tribunal Superior Electoral a llamar a elecciones generales a más tardar, para el 18 de octubre del presente año, con la amenaza de pena de cárcel a quien lo dificulte.

La dirección de la COB no estaba dispuesta a levantar el bloqueo de carreteras, pues y con razón, no le cree en absoluto al gobierno de facto, y su petición principal es la renuncia inmediata de la Jeanine Áñez.

En la mayoría de las encuestas de opinión el candidato del MAS, Luis Arce, tiene entre 30% y 40% de apoyo, lo sigue el historiador Carlos Meza, entre 20% y 30%; Jeanine Áñez, con un 12%, y cinco candidatos más de derecha, con menos del 10%.

Puede decirse que hay dos Bolivias: la blanca conquistadora y la indígena, y algún día tendrán que enfrentarse en una guerra civil.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo).

15/08/2020

 



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  1. Gino Vallega says:

    Las elecciones estaban programadas para el 6 de septiembre y por la pandemia fueron retrasadas al 18 de Octubre ( fecha particular para los chilenos) ,algo así como un mes y medio….es eso tan grave para todo el movimiento plurinacional ? O existen otras razones que justifiquen la premura ? El artículo del Sr. Gumucio no aclara lo de la guerra civil cuando sólo el gobierno cuenta con armas y organizaciones militares.

    • José Aguirre says:

      Pienso que la presentaciòn de Gumucio es bastante completa y pienso también que la postergaciòn de las elecciones forma parte de una estrategia para terminar por anularlas si la iniciativa del retraso no provoca una movilizaciòn lo bastante fuerte como para disuadir a los cìrculos màs extremistas de la derecha boliviana y sus padrinos yanquis. La uniòn de los militantes y simpatizantes del MAS con los obreros de la COB es pues esencial.

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