Crónicas de un país anormal

Donald Trump y la estrategia de la ley y del orden

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Las encuestas (son muchas en Estados Unidos), no deben ser consideradas como valederas, pues el Sistema Electoral norteamericano, concebido por sus padres fundadores, es bastante complejo: el triunfo o derrota de un candidato se define no por la cantidad de votos populares, sino por el candidato que haya obtenido más de 271 votos en el Colegio Electoral. Han existido varios casos en que el candidato que ha obtenido más votos ciudadanos sea derrotado por el que venció en los Colegios Electorales, (en la última elección de Hillary Clinton Vs. Donald Trump, por ejemplo, el segundo ganó por contar con más de 271 votos en el Colegio electoral, Vs. 3 millones de los ciudadanos, de Hillary Clinton).

En el mapa de los Estados Unidos hay regiones aseguradas para los demócratas, la Costa del Pacífico y la Costa del Atlántico norte, con Nueva York a la cabeza; en el caso del Partido Republicano, el centro de Estados Unidos. Hay varios estados en que los electores han votado por uno u otro partido, y son estos los que, en realidad, definen la elección presidencial.

En la actualidad, el estado de Florida y Texas podrían ser decisivos en la derrota del Presidente Trump: en ambos estados vive una mayoría de latinos, mal llamados hispanos, en Florida, por ejemplo, hay una fuerte influencia de “marialitos”, (cubanos) y, últimamente venezolanos. El senador que los representa, Marco Rubio, ultra reaccionario, es hijo de cubanos. Trump, con el propósito de ganar en Florida, sostiene un discurso anti socialista, descalificando a los Demócratas como anarquistas, socialistas y comunistas, expresiones ridículas cuando son dirigidas a Joe Biden, hombre perteneciente al establishment, que ha estado la mayor parte de su vida en la política, y lo máximo que se le puede imputar es que cuenta con el apoyo de George Soros, los Clinton y los Obama.

Texas, que en las elecciones votó por Trump, hoy se encuentra en muy mala situación económica: el precio del petróleo, su fuerte, no alcanza a compensar los gastos de la extracción, y para que fuera rentable debería valer 80 dólares el barril, (hoy está entre 30 y 40 dólares el barril). Además de la pandemia, que ha asolado a Texas con excepcional furia, tiene a la antigua pertenencia de México a muy mal traer.

Las empresas encuestadoras de opinión se dividen también por etnias y por temas: sólo el 8% de los negros y un 36% de los latinos votaría por Trump, y el 40% de los blancos lo harían por el Presidente actual. En los temas, (economía, por ejemplo,) ganaría Trump.

La diferencia entre 10 y 15 puntos que hay actualmente en favor de Biden sólo tendría validez para el voto popular, lo cual no indica que en las elecciones del próximo mes de noviembre estén aseguradas en favor del candidato Demócrata, mucho menos que pueda tener mayoría en ambas Cámaras.

La guerra de Trump en contra de periodistas y escritores ha recrudecido: hoy, una sobrina del Presidente lo retrata como un personaje maníaco y narcisista, un niño mañoso y caprichoso, que se enfurece cada vez que alguien osa contradecirlo. El suspender una conferencia de prensa achacando a una periodista por su supuesta nacionalidad china ha puesto en ridículo al mandatario.

Por otra parte, la pandemia ha afectado a Estados Unidos con cifras alarmantes: 4 millones de contagiados y más de 300 mil muertos, (el primer lugar en el mundo), y muchos de ellos achacables a zig-zagueante política del Presidente, (ha llegado hasta el extremo de recomendar el uso Hidroxicloroquina y al de detergentes como remedios para combatir el Covid-19). En los últimos días Trump se ha dado cuenta de que el mal manejo de la pandemia puede hacerle perder la reelección, el próximo mes de noviembre y, aunque tardíamente, está recomendando el uso de la mascarilla, (la única vez que se le vio en público con su mascarilla, optó por retirarla muy rápido, como avergonzado de usarla).

Estados Unidos es un país que no sufrido golpes de Estado, (según un brillante analista, porque en ese país “no hay embajada de Estados Unidos”); a ningún Presidente de este país se le ocurriría llamar a las Fuerzas Armadas para reprimir manifestaciones pacíficas de la ciudadanía que, ilegalmente, utilizó en Washington, mostrándose en una foto, que se hizo viral, con una biblia en sus manos, en la iglesia Bautista de la Casa Blanca. En cuanto a los marines solo están destinados a invadir el Medio Oriente, Asia y América Latina, (al fin y al cabo, los negros y cobrizos no tienen alma, como antes lo determinaban también los primeros Concilios de la Iglesia Católica respecto de las mujeres). Donald Trump se ha burlado de los gobernadores y los ha acusado de incapaces para mantener el orden público, de ahí su discurso bélico y su disposición a la represión de los ciudadanos.

Trump sabe que su posibilidad de salvación en los comicios del mes de noviembre ya no está en la economía: el PIB de Estados Unidos, por primera vez en la historia se redujo en un 9%, y la cifra de cesantes alcanza a millones de personas, por consiguiente, la última tabla de salvación que le resta es la posibilidad de que entre los meses de septiembre y octubre comience a aplicarse la vacuna contra el Covid-19, que proviene de una empresa norteamericana y de la Universidad de Oxford.

El destino, como el curso de las cataratas, no se puede prever y, además, es difícil de contener y canalizar.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

09/08/2020

 

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