Crónicas de un país anormal

Corina Larsen, la testaferro del Rey

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Francisco Franco, cuando se dio cuenta de que era mortal, comenzó a reflexionar sobre su sucesor en el poder. Había varios candidatos y, entre ellos el que más le convenía era el príncipe Juan Carlos, hijo de don Juan de Borbón, (murió como duque de Barcelona), a quien le correspondía la sucesión. La familia de don Juan se encontraba exiliada en Portugal.

En las múltiples conversaciones que sostuvieron don Juan y Franco el dictador impuso su criterio con respecto al hijo de don Juan – Juan Carlos -, a fin de que fuera educado en la Escuela Militar de España. Este “heredero” había sido responsable de la muerte de su hermano, Alfonso, a causa de una bala que se escapó del arma de Juan Carlos.

A Franco, que recién se estaba abriendo a Europa intentando opacar su alianza con Mussolini y Hitler, le convenía que su poder fuera heredado por la dinastía de los Borbón.

Nadie, hasta ese entonces, conocía a Juan Carlos, además, la monarquía no era muy querida por los franquistas fanáticos, por consiguiente, se hizo necesario que Franco recorriera con Juan Carlos toda España para hacerlo conocer.

Doña Carmen Polo quería que su nieta, casada con un Borbón de otra rama, se convirtiera en reina, pero Franco consideraba a Juan Carlos como su hijo predilecto, a quien impuso como su sucesor.

El rey Juan Carlos, casado con doña Sofía de Grecia, comenzó con el pie derecho a gobernar España: la gente empezó, paulatinamente, a tomarle cariño y, en la dupla con Adolfo Suárez, inició el diálogo con los distintos partidos políticos. El rey tuvo el valor de legalizar al Partido Comunista, liderado por Santiago Carrillo, a quien el rey apreciaba.

El episodio de la toma de Las Cortes por parte de la guardia civil al mando de Tejero, fue un autogolpe frustrado del cual el rey Juan Carlos salió bastante bien parado – uno de estos héroes de la democracia con pies de barro -.

El rey gozaba de simpatía, tanto de parte de los políticos como de la gente común – incluso le agradaba contar chistes subidos de tono -, y los periodistas le dieron el remoquete de “el campechano”.

La fortuna, en determinado momento, le dio la espalda a la familia real: la princesa Cristina aparecía implicada en el caso Noos, junto a su marido, Iñaki Undangarín, pero ella logró zafar de la justicia no así el haber tenido que comparecer ente los jueces, con el consiguiente escarnio público, mientras que su marido fue sentenciado a prisión, en Ávila. El nombre de rey Juan Carlos, no estuvo ausente.

El rey, en otra ocasión, apareció en una foto con un elefante muerto, en Bostwana, junto a su amante Corina Larsen, en ese tiempo encargada de viajes turísticos destinados a millonarios, que se llevaban a cabo en las reservas africanas, principalmente.

Un rey no debe tener amantes, pero si ocurriera, su esposa tiene que simular y actuar como si no supiera nada. La reina Sofía, muy digna siempre, cumplió su papel hasta que llegó el momento en que no pudo más y se negó a visitar a su marido a la clínica hasta tanto no abandonara la habitación su amante, Corina Larsen.

Posteriormente se fueron descubriendo los oscuros negocios del rey en los paraísos fiscales, hecho que lo obligó a abdicar en favor de su hijo, Felipe VI.

De este acontecimiento en adelante, el rey aparecía poco en público, pero se sabe que gastaba dinero a destajo, no sólo del presupuesto de la Casa Real, sino también de la cuenta que tenía en común con Corina, en Suiza. El pobre, ahora octogenario rey, tuvo que sufrir la humillación de no ser invitado por el rey Felipe VI, su hijo, a la ceremonia de aniversario de las primeras elecciones españolas después de la dictadura de Francisco Franco, en las cuales, sabemos, el rey Juan Carlos había desempeñado un meritorio papel.

En estos últimos días han aparecido algunas grabaciones de Corina en las cuales se declaraba la testaferro del rey. Juan Carlos era muy amigo del rey de Arabia Saudita y, al parecer, recibió 100 millones de euros como pago de la gestión para la construcción de AVE a la Meca.

En el paraíso fiscal de Panamá el rey emérito tiene una cuenta propia, que ha prometido legar a Corina y sus dos hijos – ambos hijos de sus maridos anteriores, ´el segundo era príncipe alemán´ que Corina utiliza arbitrariamente como título, pues su marido ya se casó´ -. Juan Carlos le regaló a Corina y a sus hijos la suma de 76 millones de euros por gratitud por “servicios prestados”.

El debate entre monarquía y república está a la orden del día.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

04/08/2020

 

 

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  1. Gino Vallega says:

    El actual mandatario español , del PSOE que actúan muy parecido a los PS chilenos ,es decir ,son socialistas renovados ,en otra palabras , neoliberales del nuevo cuño ,habla muy bien del ladrón Juan Carlos. Tal vez queden españoles dignos , no se han hecho presentes por el momento ,son todos monarquistas Juan Carlistas.

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