Poder y Política

Un mínimo de decencia aconseja la salida del ministro del Interior

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Chile es un país que necesitó de varias décadas, y también varios cambios, para comenzar a recuperar la democracia y, en consecuencia, recobrar la aceptación de la comunidad internacional, situación que se vió alterada después del golpe Estado de 1973.

Cuando se instaló la dictadura en Chile, el país sufrió profundos cambios en diversos ámbitos de la vida, la mayoría de ellos traumáticos y de larga duración. De manera especial impactó la destrucción de la democrácia y sus institutciones, promovido por los grupos de poder interno que controlan la economía con el apoyo del imperialismo norteamericano los que basados en la práctica sistemática de violación de los Derechos Humanos de una parte importante de la población, ejercida por agentes del Estado, mantuvo el control por parte de un gobierno criminal sostenido por la fuerza y el terrorismo de Estado.

Esa situación que vivió el país por casi 17 años fue universalmente repudiada y condenada invariablemente en la Asamblea General de Naciones Unidas y sólo respaldada por los los verdaderos impulsores de la tragedia, a saber, los Estados Unidos, y algunos de sus incondicionales socios menores, como Israel y Sudáfrica, en ese entonces. El resto de la comunidad internacional hacía que el Chile de la dictadura -en razón de las violaciones a los derechos humanos- fuera considerado una suerte de símbolo de la barbarie que atentaba contra la dignidad de las personas y recibiera cada año una sanción explícita por parte de el resto de las naciones.

En ese marco de falta de ética y brutalidad se desarrollaba en Chile la contrarrevolución por parte de la derecha y la ultraderecha. Los grupos de poder fáctico y militar campeaban a lo largo y ancho del país. El Partido Nacional, cuna de la derecha más reaccionaria y criminal de entonces, en sociedad con Pinochet y sus huestes, destrozaban el país y se repartían sus riquezas en un grupo reducido de empresarios y socios cercanos. La UDI (en periodo de gestación en la mente perversa de Jaime Guzmán y asociados) incubaba lo que más tarde sería el brazo político de la dictadura y el partido político más grande del país, hasta hace poco, gracias a las enormes redes de clientelismo que les transfirió la dictadura de Pinochet. Una de esas poderosas redes de clientelismo surge con la designación de alcades a través de todo el país, situación que les permitió controlar territorial y electoralmente a todo Chile durante un prolongado periodo, incluso durante la incompleta democracia que todavía nos complica. En esa repartición del poder político-edilicio del país, Renovación Nacional y la UDI no tuvieron otra preocupación que administrar la parcela que el Pinochetismo les asignó para beneficio de los grupos económicos que se apoderaron de Chile.

Es en el contexto del párrafo anterior que surge la figura de Víctor Pérez Varela, beneficiado junto a una gran cantidad de otros personajes -no menos siniestros- que fueron instalados por la voluntad de Pinochet para servir como administradores del dinero del Estado y el poder político desde los municipios. Son muchos, incontables, los personajes que después de ser alcaldes de Pinochet, llegan al parlamento, sostenidos por el poder económico de las grandes empresas y, por supuesto, impulsados desde la «plataforma de lanzamiento político» en la que los había situado el dictador para cumplir con la misión de defender los intereses económicos de sus mandantes en el parlamento. De manera referencial cito algunos: Patricio Melero UDI, Iván Morerira UDI, M.Angélica Cristi UDI, Cristián Labbé UDI, Rosauro Martínez RN, José García Ruminot RN y el propio Víctor Pérez de quien se trata esta nota.

El personaje recientemente designado por el Presidente de la República en el cargo de Ministro del Interior es, como se ha señalado, un connotado militante de la UDI y, por tanto, uno de aquellos cómplices pasivos/activos a quienes se refirió el propio Sebastián Piñera en una ocasión en su gobierno anterior.
En el caso de Víctor Pérez Varela no se trata tan sólo de un militante de la UDI que pueda decir en su defensa que era demasiado jóven -como aducen varios otros- cuando en Chile se violaban sistemáticamente los Derechos Humanos. En consecuencia, tampoco puede sostener que él estaba dedicado a labores administrativas o técnicas, cuando en el país los muertos, torturados y desaparecidos se contaban por miles. Él era militante de un movimiento político que respaldaba la dictadura y validaba las violaciones a los Derechos Humanos y, más tarde, sería un militante de la UDI. Quizá todo eso lo pudiera explicar, no sin complicaciones, Víctor Pérez. Sin embargo, donde su situación no tiene explicación -a menos que admita su participación o colaboración activa- es en su relación con la siniestra secta criminal llamada «Colonia Dignidad», en que existen registros gráficos de su paso por ese lugar, nada menos que escoltando orgullosamente al criminal y depredador sexual de menores, su amigo y caudillo indiscutido Paul Schäfer.

De acuerdo a informaciones de prensa, Pérez sería asiduo visitante de tan macabro lugar; donde se torturó y se hizo desaparecer chilenos/as, en una triangulación de prácticas para el exterminio, donde Colonia Dignidad jugó un rol importante en esas criminales funciones, en coordinación con la DINA/CNI y el propio asesino y dictador Augusto Pinochet.

No contento con lo anterior, Víctor Pérez en el Congreso, muchos años después de ocurridos los hechos de tortura y exterminio y cuando una gran parte de la ciudadanía en Chile conocía las graves violaciones a los Derechos Humanos cometidas en ese sitio, Pérez fue un ferviente defensor de la siniestra institución de muerte y tortura mal llamada Colonia Dignidad.

Este fin de semana y luego de una visita del Ministro del Interior a las Regiones que coforman la llamada macrozona de conflictos entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche, se desató una ola de violencia racista, ejercida por civiles, en contra de los pueblos originarios, los que a juicio de muchos, tiene que ver con la conducción que le imprime al conflicto el actual ministro de Interior.

En razón de lo anterior, Víctor Pérez no puede continuar ejerciendo el cargo actual, sin lesionar gravemente la memoria de todos los muertos y torturados por la dictadura y sus socios.
La permanencia de Víctor Pérez en el Ministerio de Interior, es también una afrenta a la democracia y agrede brutalmente la memoria y la dignidad nacional.

 

Por Higinio Delgado

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  1. El troll Ramon Roman es un facho que se dedica en los foros a insultar y atacar a cuanto movimiento hay en el país y a alabar a la dictadura y la represión, tiene más fama que la Carlina de antamo

    • DIEGUITO, LO RETO A CONVERSAR EN ESTE FORO GRATUITO Y VEAMOS QUIEN ES EL TROLL. SI YO TUVIERA EL PODER DE ENFRERTARTE CARA A CARA, VEAMOS SI TE ATREVERÍAS A DECIR QUE YO HE ALABADO A LA DICTADURA O QUE SOY FACHO. SOY REALISTA PARA ANALIZAR EL COLECTIVO CHILENO, PORQUE SOY PARTE DEL COLECTIVO Y SI USTED ABRE SUS OJITOS SE DARÁ CUENTA QUE EN LAS POBLACIONES MÁS POBRES LA UDI ES MAYORÍA. ¿DECIR ESTO ES ALABAR A LA DICTADURA?

  2. Gino Vallega says:

    Ya el marco político chileno se desalineó , por acciones u omisiones del gobierno y la oposición y el «cuadro» que contenía está
    desparramado en todas las direcciones posibles : no hay quien pueda ,en estos momentos , poner orden al caos ,que es lo que intenta el delincuente Piñera al recurrir a los «duros golpistas» de antaño (Pérez , Allamand ) bloqueando la derecha social nombrando a Desbordes como ministro de nada.Son «sugerencias» de los partidos golpistas que vuelven a pedir ayuda militar para someter a los Mapuche y al pueblo , usando ,además , al virus como catalizador.El quilombo está en el aire y vienen tiempos muy duros para el Chile actual.

  3. Con todo respeto al sr Higinio Delgado Fuentealba: Su ingenuidad es abismante, don Higinio. En pocas palabras se lo voy a explicar; Su comentario reconoce que todavía, en este Chile nuestro, están en existencia los organismos creados por la dictadura, lo que es una verdad del porte de las huevadas que continuamente expresa piñera, y ahora usted pide la renucnia de un pinochetista nombrado como ministro del interior, para poner orden pinochetista en el sur de nuestra patria. ¿Me entiende, don Higinio, por qué yo le digo que su ingenuidad es abismante?

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