Poder y Política

Cuenta pública de Piñera: una obscecada defensa de su gobierno y la expresión de su deterioro político

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El Presidente, Sebastián Piñera, anunció este viernes un programa de reactivación para avanzar en la recuperación de los 1,8 millones de empleos perdidos durante la pandemia de coronavirus y la recesión mundial.

“La diferencia entre un sueño y una misión está en la voluntad, coraje y compromiso con que asumamos esta misión”, dijo el Presidente en su discurso en el Congreso Nacional, en el que estuvo acompañado por la Primera Dama, Cecilia Morel, y ministros de Estado.

 

Estos dos párrafos conforman el inicio del comunicado oficial del gobierno sobre las cerca de dos horas que usó ayer Sebastián Piñera para su Cuenta Pública 2020, la que debía haber sido un discurso importante que, sin embargo, terminó en nada. Piñera habló, volvió a hacer promesas y condenó a sus opositores, que, finalmente, es el pueblo movilizado.

 

El Mandatario, dice el comunicado,  «anunció un masivo y urgente programa de subsidios al empleo, que podrá beneficiar hasta 1 millón de personas y tendrá un costo cercano a los U$2.000 millones.
A ello se suma un robusto Plan de Inversiones Públicas en infraestructura física, social y digital, con prioridad en ciudad y vivienda, carreteras y caminos, puertos y aeropuertos, agua potable, riego y embalses; hospitales y consultorios; establecimientos educacionales, transporte público, parques y centro deportivos y culturales, redes digitales y recursos para regiones y comunas».




 

Ante estas promesas, las que se han venido escuchando desde hace largos meses, tras el estallido social y luego por la pandemia, Piñera no respondió a los verdaderos llamados de la población, que apuntan a ayudas y subsidios inmediatos para salir de las mayores crisis de las últimas décadas. Ayer, horas antes del discurso de Piñera el Instituto Nacional de Estadísticas anunció que ya hay más de tres millones de personas sin empleo, con indicadores que solo hallan referencias en la catástrofe económica de la crisis de los años 80 del siglo pasado y en plena dictadura. Ayer también, la Superintendencia de Pensiones informaba que más de cinco millones de personas ya habían llenado la solicitud para retirar el diez por ciento de sus ahorros en los fondos de pensiones, indicador que señala la gravedad de la crisis, en estos momentos no solo social sino que alimentaria y humanitaria.

 

Piñera hace anuncios ante una imagen filtrada de un país en estado de catástrofe. Una realidad alterada.

 

Así prosigue el comunicado del gobierno: «La inversión pública en el período 2020-2022 alcanzará U$ 34.000 millones de dólares, de los cuales U$ 4.500 millones corresponden a inversión adicional, con una capacidad de generar 250 mil nuevos empleos, con obras que se desarrollarán en todas las regiones del país, descentralizadamente.
 
El Jefe de Estado destacó, además, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, a través de los Programas FOGAPE, CRECE y REACTIVATE, para otorgar subsidios, asistencia técnica y acceso a capital de trabajo con garantía del Estado. Hasta ahora cerca de 200 mil empresas, de las cuales 190 mil son pymes, han accedido al programa FOGAPE, por un monto de U$10 mil millones.
 
El Presidente Piñera anunció incentivos tributarios a la inversión privada, la que representa cerca del 80% de la inversión total, y la agilización de 130 proyectos de inversión privada, que involucran US$ 21 mil millones y tienen una capacidad de crear 120 mil empleos directos. Adicionalmente, se fortalecerá y agilizará el Programa de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas».

 

De forma simultánea a su discurso, la sociedad civil movilizada de forma espontánea organizó ayer acciones de protesta en todo el país a partir de las 20:00 horas. La protesta no fue accesoria sino necesaria. Piñera solo habla y sigue gobernando para el gran capital, como quedó demostrado y consolidado con su obscecada defensa a las AFP y a las grandes corporaciones beneficiadas con los 200 mil millones de dólares de los fondos de los trabajadores y trabajadoras. En su discurso, Piñera reafirmó, pero con creciente debilidad, la protección al modelo de mercado desregulado. No hubo ninguna sorpresa en sus palabras, sino la confirmación de su deterioro político.

Y prosigue el comunicado, tal como ayer se sucedían sus palabras adornadas con su retórica insoportable:

El Presidente además, convocó a un Acuerdo Previsional, para avanzar en una reforma profunda e integral que mejore las pensiones de todos los chilenos.

“Es la genuina voluntad de nuestro Gobierno, y es lo que merecen nuestros compatriotas”, dijo el Mandatario. El Jefe de Estado reconoció el impacto de la pandemia en las familias chilenas, valoró el rol de los trabajadores de la salud y de todos los servidores públicos, donde además destacó la implementación del plan de protección sanitaria para hacer frente al Covid-19. Siempre, siempre, el pueblo chileno, un pueblo forjado en el rigor del esfuerzo y el temple de la adversidad, ha sabido ponerse de pie, secar las lágrimas, volver a caminar y reemprender los caminos hacia un futuro mejor”, dijo el Mandatario. El Presidente también valoró los acuerdos por la paz, constitucional y de fortalecimiento de las instituciones y por la justicia social».

A la hora de las evaluaciones,  no hubo matices. Chile Vamos desplegó una defensa abierta a sus palabras y la oposición reiteró sus críticas. Finalmente, la verdadera reacción política sigue en las calles, con caceroleos, barricadas y lienzos de repudio en todas las ciudades y pueblos de Chile

 

 



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