Cuando Giorgio Jackson enreda el debate tributario y la oposición no sabe aprovechar el momento político
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Las castas parlamentarias lograron ser centro de mesa de la política nacional al sintonizar con el clamor popular. Hecho que fue posible porque un ramillete de senadores y diputados oficialistas votaron una reforma constitucional contra su gobierno en caída libre, y por razones fundamentalmente electoralistas. Fue para que un magro 10% de los fabulosos montos totales acaparados por las AFP volviera al bolsillo de los ciudadanos. Esos dineros servirán para sobrevivir en tiempos de pandemia agudizada por la incapacidad del Estado de Chile para proteger a sus ciudadanos debido a razones de la persistencia y consolidación de los pilares del modelo durante toda la llamada transición pactada y hasta ahora. Fondos que, según la lógica del mercado, una vez gastados, otorgarán oxígeno a los grandes de la alimentación, al retail y un resto al sistema financiero. Dinero pues, que vuelve al sistema donde manda el gran capital.
En la mayoría de los países de la OCDE tal situación no se da, de manera tan extrema y difícil para los sectores populares. Sin embargo, no se menciona esta realidad en Chile, puesto que su participación en el organismo de países desarrollados (la OCDE) es presentado por las elites chilenas como certificado de que Chile es realmente un país con una economía en “crecimiento” y adaptada. Siempre esa mala leche en las autoridades chilenas. El engaño sistemático de la opinión pública. Con el silencio mediático de sus periodistas e intelectuales, cómplices orgánicos del sistema.
Vamos viendo. En la gran mayoría de los países desarrollados de la OCDE el problema de la pandemia de Covid-19 ha sido el impacto sanitario de las malas políticas económicas, más bien recientes: ¿que errores cometimos para impedir que el virus se propagara con tanta rapidez pese a que nuestro sistema hospitalario-sanitario resistió?
En algunos se identificaron las fallas y las malas decisiones. Como el deterioro de la red pública de salud debido a recortes presupuestarios guiados por el prisma neoliberal y al impacto sobre las condiciones de trabajo del personal hospitalario. Es el caso de Francia con los socialistas Jospin, Hollande y los neoliberales-conservadores Sarkozy y Macron. Y de España con la derecha y los socialistas.
Los problemas ligados a la globalización también fueron parte del problema pues no había producción local de mascarillas ni de hidrogel ni menos de kits de test en Europa. Tampoco de ventiladores mecánicos. Para qué hablar de materias primas para tratamientos intensivos, como por ejemplo con el curare producido en India. Todos bienes cuya producción han sido localizados en Corea del Sur, China o India por costos de producción y por la “división mundial del trabajo” (a la Adam Smith) en la alabada “economía globalizada”, pero controlada por las mega transnacionales de las materias primas, del agro-negocio, de las farmacéuticas (privadas y no estatales, otra deficiencia develada) y por el aparato financiero. (1)
En algunos países de la OCDE la protección de los hogares de ancianos privados, semi privados y estatales fue el eslabón frágil debido a que el personal que allí trabajaba era mal remunerado y hubo poca vigilancia estatal. El que para liberar camas en hospitales por temor de colapso se trasladaran adultos mayores a aquellos centros fue un grave error. Pero en lugares donde las remuneraciones del personal eran buenas, o las autoridades obligaron a aumentar sueldos y contratar personal de urgencia, y se impidió la circulación de los trabajadores (y que el virus fuera y viniera) para cubrir varios centros de ancianos (mucho personal dejó de trabajar porque los subsidios a trabajadores cesantes por parte del Estado fueron mayores que sus salarios) logró controlarse rápidamente la situación. Fue el caso de Canadá donde la Provincia (federal) de Colombia Británica logró frenar de inmediato la progresión del virus al adoptar medidas de este tipo. Al contrario del descalabro de la ciudad de Montreal donde el Estado de la provincia de Quebec no supo resguardar a sus adultos mayores. Y como los medios hicieron su trabajo, cabezas ya rodaron en la elite política y otras van a ser decapitadas.
En resumidas cuentas, en algunos países de la OCDE, a diferencia de Chile n la desesperación para sobrevivir fue menor. No hubo que tocar los fondos del sistema de pensiones. Se focalizó en la aplicación de las medidas barreras de base y en el confinamiento. El sufrimiento lo vivieron los sectores más pobres y excluidos como los inmigrantes.
Ha habido menos agravios cuando el modelo es de reparto, con pensión de vejez universal, más suplementos de todo tipo, junto con posibilidad de ahorro individual que se hace durante los años de trabajo, y para reducir el pago de impuestos por los ingresos. Definitivamente hay países mejor organizados que otros. Allí en ese sistema de reparto los jóvenes trabajadores contribuyen al pago de las pensiones de jubilados en un clima de solidaridad intergeneracional que contribuye a la cohesión social. Y además con sistema universal de salud gratuito y un sistema de pensiones que es consenso universal. Agreguemos vivienda decente, ya sea de propiedad individual o social y/o cooperativa.
¿Y porqué sucede así? Hay condiciones de posibilidad de que suceda cuando el sistema fiscal de estos países es eficiente y los organismos de control probos. Porque hay deber de pagar impuestos; por el patrimonio, por los ingresos individuales y por las ganancias de las empresas, más los royalties. Y la presión de la opinión pública, de los sindicatos y mediática es fuerte sobre los gobiernos que aplican planes de austeridad a la neoliberal; para que no desmantelen los sistemas públicos. Todo lo contrario al modus operandi chileno y al fracaso estruendoso de su modelo de Isapres. De la cantinela de prevalencia del mercado eficiente por sobre lo público.
¿Habrá que estar siempre comparándose con otros para probar que las cosas pueden hacerse como se debe en Chile?
Una lástima. La defensa de los economistas neoliberales “expertos” chilenos del modelo de AFP y de todo lo privado es una vergüenza nacional. Una verdadera traición al bienestar general de la población y una afrenta al sentido común. Un testimonio más de la calidad de profesionales a sueldo de la oligarquía chilena dueña del poder y la riqueza. Son los mismos que se oponen a una política de justicia fiscal eficiente y pragmática, donde los que más ganan y poseen más paguen más. Lo justo. Un sistema tributario moderno, progresivo y democrático.
- Jackson no rompe con el “consenso neoliberal”
Pero también la actitud timorata de muchos políticos da para pensar en lo que respecta a su preparación intelectual. Así, por ejemplo, cuando Giorgio Jackson acaba de sostener que si se establece un impuesto a los súper ricos debe ser por única vez en el contexto de la pandemia ya que “en general, la poca evidencia que hay sobre impuestos patrimoniales, es que cuando se hacen permanentes tienen algo de impacto en las inversiones”. Y el dirigente de Revolución Democrática añade para enredar más: “de lo que se trata acá es distinto, que sea por una vez, no hay algo así como un desincentivo a las inversiones futuras, porque se trata precisamente del patrimonio que está acumulado al día de hoy. Esto permite que el gravarlo no genere incentivos posteriores, sino que genere una tributación a lo que ha existido hasta ahora”. Ni se le ocurre a Jackson de que ya es hora que el Estado invierta en estructura pública de salud por ejemplo y así generar empleos.
En efecto, el razonamiento del dirigente de Revolución Democrática no puede ser más falaz. Seguramente lo hace aconsejado por la economista estrella Claudia Sanhueza del FA — de corte neoliberal con matices de socialdemócrata de derecha, o “social liberal” como se los caracteriza también.
Estas opiniones de la cúpula de RD, que no han sido democráticamente discutidas en ninguna instancia del partido de Jackson, Crispi o Sanhueza, se sitúan en el mismo “consenso neoliberal” que domina en Chile. Y lo peor es que van contra todas las evidencias y conclusiones de estudios recientes acerca de la necesidad de crear en las sociedades desiguales un sistema permanente de tributación para los más ricos y a sus patrimonios, que garantice entradas al fisco como las que se dieron en Europa entre guerras y después del término de la II Guerra Mundial y que posibilitó un sistema de protección social universal. Lo que se denominó el Estado benefactor o Social, idea de génesis socialdemócrata.
Estamos muy de acuerdo en que lo importante es que “esta crisis no la paguen principalmente los trabajadores y las trabajadoras, como ha sido la tónica”, tal como añade Jackson. Pero para que esto suceda, es decir que los que han concentrado ingresos, capitales y patrimonios desde 1973, y que se han beneficiado con el neoliberalismo a la chilensis efectivamente paguen lo debido, tal como lo aconseja un experto reputado en la academia y en los medios de economistas heterodoxos (los que no profesan la ortodoxia del dogma neoliberal) como Thomas Piketty, en su último libro “Ideología y Capital”, habría que aumentar de manera sustantiva y permanente los impuestos a la propiedad patrimonial (y no como dice Jackson una sola vez porque “no habría evidencia). Ya que es uno de los medios clave para combatir la desigualdad social como bien, y al contrario del diputado de RD, debe ser lógicamente de forma permanente como lo plantea T. Piketty.
En resumidas cuentas, Jackson se traga la ideología del Capital, que hoy está en su fase neoliberal, le respondería T. Piketty.
Las gárgaras socialdemócratas de una parte de la oposición
Por lo tanto, es el momento para la casta política parlamentaria, sobre todo la que hace gárgaras ahora con la “perspectiva socialdemócrata”, de acometer una tarea pendiente en el plano de política fiscal: imponer una reforma constitucional urgente para aplicar medidas de justicia fiscal y así poder recaudar dineros destinados a financiar las carencias populares y de manera permanente financiar pensiones, salud y educación pública mediante el aumento de los tributos a los más ricos. Se puede. Y no olvidemos atacar de frentón los intereses de los que tienen plata escondida en los paraísos fiscales.
Así pues, el grupo internacional creado por T. Piketty utiliza series cronológicas de la distribución del ingreso del World Inequaliy Database y de l’École d’économie de Paris que confirman que el período de alto crecimiento económico que hubo en Europa entre 1945 y los 80 coincidió con una disminución importante de las desigualdades entre los sectores sociales de Europa atlántica y de USA y Canadá. Es evidente que esto fue el resultado de la aplicación de impuestos progresivos al ingreso, a los patrimonios (herencia y propiedad) e impuestos especiales a las grandes fortunas. En EE.UU el impuesto al ingreso fue del 60% en 1910, 78% en 1935. ¡Y durante el New Deal (tildado de socialista por los neoliberales y conservadores) llegó hasta el 92% para financiar el esfuerzo de Guerra! Un modelo de política para hoy; en tiempos de catástrofe sanitaria. El no manejo e ignorancia consciente de la casta política de estos análisis revela una mentalidad de colonizados por el dogma neoliberal. Pero además habría que plantearse si el crecimiento extractivista y a la neoliberal tiene sentido en medio de una profunda crisis ecológica interconectada directamente con la generación de virus y pandemias tal como lo demuestra el enfoque “Structural One Health”.
Por Leopoldo Lavín Mujica
1 . Según los académicos norteamericanos John Bellamy Foster e Intan Suwandi “La epidemia de Covid-10 acentuó y develó de manera brutal las vulnerabilidades ecológicas, epidemiológicas, sanitarias y económicas impuestas por el capitalismo que hoy actúan de manera interdependiente. Mientras que el mundo entra en la tercera década del siglo XXI, asistimos según los investigadores a la emergencia de “un capitalismo de catástrofe”, es decir que la crisis estructural toma dimensiones planetarias. Desde el fin del siglo XX, la llamada globalización capitalista ha adoptado cada vez más la forma de cadenas de mercancías o bienes interconectadas y controladas por gigantescas sociedades transnacionales, que vinculan zonas de producción, principalmente en lo que se denomina el “Sur Global”, con un alza o peak del consumo de transacciones financieras y de acumulación de capitales mundiales principalmente en el “Norte Global” (Norteamérica, Europa). Estas cadenas de mercancías constituyen los principales circuitos materiales del capital a escala mundial y constituyen el fenómeno del capitalismo tardío, que se caracteriza por el ascenso del capital financiero de manera generalizada.” Estos sectores han presionado las autoridades de los países del Sur Global para que sigan produciendo sin preocuparse de los riesgos de pandemia aseguran los autores. Es lo que explica que la producción minera en Chile, subordinada a las decisiones del capitalismo central, continúe y que los riesgos de propagación del virus aumenten en el Norte de Chile.
Diego says:
Jackson es la versión moderna del Mapu revolucionario, no hay que creerle. Si le dan mas tiempo estara sentado a la diestra de la derecha
Leopoldo Lavín Mujica says:
Completamente de acuerdo Gino.
Leopoldo
Gino Vallega says:
Hoy es el momento también de plantearse un impuesto mayor a las empresas y transnacionales que han estado practicamente subvencionadas por el gobierno como las mineras , papeleras , madereras , salmoneras que resultan beneficiosas sólo para los paraísos fiscales.El tiempo del esperado «chorreo» es ahora para levantar cabeza después de las pandemias vírica y social.