Chile al Día

Carta abierta desde la Primera Línea de combate contra el Covid-19

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Desde la primera línea de combate contra el COVID-19, llega esta desgarradora carta abierta que busca, entre otras cosas, dar a conocer qué se vive en los centros hospitalarios colapsados y cómo la soberbia y poca transparencia de las autoridades ha jugado en contra de las y los más humildes. La misiva fue escrita por un médico especialista de un Hospital de Santiago que pidió mantener su nombre en reserva. A continuación puedes leerla:


Todo se ha reducido en estar de turno o posturno, jamás pensé ver de manera tan descarnada la representación de la inequidad de nuestro sistema económico en nuestro sistema sanitario. Siempre creí que vivíamos una pseudo pandemia en los periodos de invierno, con las mal llamadas “campañas de invierno” que podrían haberse llamado “campañas de administración de pobreza pública”. La salud siempre ha necesitado más que una administración política de turno, la salud pública en chile necesitaba una mirada de sociedad, una visión país, requería definirla como un derecho inalienable a todo ser humano que nazca en este hermoso país.

 

“no nos ven llorar porque no podemos hacerlo frente a ustedes, pero no les quede ninguna duda que cada vez hay que hacer esfuerzos más importantes para mantenerse erguidos ante ustedes, ya habrá tiempo de abrazarnos nuevamente”.

 

No fue así, claro está. ¿Y qué tenemos? Un sistema sanitario absolutamente colapsado y sobrepasado por la alta demanda, funcionarios públicos doblando o triplicando esfuerzos por aminorar la sensación de los pacientes de ser atendidos con poca dignidad, políticos insuficientes en aspectos técnicos y no técnicos, incapaces, con poca empatía, no dialogantes, autoritarios… porque en ausencia de liderazgo la autoridad es todo lo que queda. La emoción que embarga no es precisamente de estar dando una “lucha contra un virus miserable”, es más bien de vergüenza y rabia de haber construido una sociedad centrada en el mercado y en el éxito, con escasez de empatía y bondad, y, además, de no haber sido categóricos y exigentes, verdaderos promotores de una salud publica digna, robusta y equitativa para todos. De haber sido cómplices en el silencio de ver cómo año tras año se viven los mismos escenarios de escasez que ponen a prueba la creatividad de cualquier profesional e incluso se transforma en un desafío personal administrar la pobreza de modo que no se note tanto. Fue un error de país, político, social y profesional. Es una profunda tristeza que sabiendo esto, las autoridades políticas del país hayan optado por un manejo turbio, con faltas graves a la veracidad y transparencia, que es lo único que puede aliviar en algo el dolor de ver ciudadanos humildes morir en condiciones indignas. La verdad os hará libre, ya decía un iluminado. Pero no tenemos derecho a eso, no hay verdad, no hay justicia, no hay empatía, no hay consuelo entonces. Nunca voy a olvidar los rostros de hombres y mujeres curtidos por el trabajo, personas decentes de esfuerzo, a esos que les dijeron por la televisión abierta que “a ningún compatriota le faltará un ventilador mecánico y tampoco cuidados intensivos”, entonces se dirigieron a su centro asistencial más cercano y pese a que estaba colapsado, creyeron, tuvieron fe y esperaron pacientemente algunos horas, otros días, algunos sentados otros con más suerte en camillas en un hospital de campaña que no es otra cosa que una carpa a medio armar que se filtra el frio, la lluvia y la miseria. El cumplimiento de la promesa nunca vino, urgencias colapsadas, estacionamientos llenos de ambulancias capturadas usadas como box por falta de camas, funcionarios cansados física, psicológica y emocionalmente tratando de hacer lo imposible pero sabiendo que nadie está llamado a aquello, trabajan incesantemente para movilizar a los pacientes de la carpa y de la urgencia, a veces parece un milagro y se logra dar respuesta insuficiente pero al menos respuesta a la demanda, otras veces parece ser que estamos bajo una enorme masa a agua que no deja respirar que no permite ver ni luz ni salida, hacia donde mires ves pacientes esperando la promesa ampliamente difundida, y lo único que encuentran son personal sanitario sobrepasados pero siempre dispuestos a ayudarlos con la escasez de recursos disponible y con la humanidad y espiritualidad que aflora naturalmente al presenciar de tan cerca semejante herida profunda a la salud de los pacientes de este país.

Porque ser la autoridad legal sanitaria y manejar una pandemia en Chile cuando afecta a la Suecia que hay en Chile no es novedad ni desafío, pero manejar una pandemia en el verdadero Chile, en el que no es Suecia, como si fuera Suecia es, al menos, criminal.




A nuestros pacientes un abrazo fraterno de esperanza en medio de tanto dolor y sufrimiento, esto pasará… porque de algún modo todo pasa, sepan que sentimiento es compartido, no nos ven llorar porque no podemos hacerlo frente a ustedes, pero no les quede ninguna duda que cada vez hay que hacer esfuerzos más importantes para mantenerse erguidos ante ustedes, ya habrá tiempo de abrazarnos nuevamente. Pero les suplico que no haya olvido que nunca más tengamos un sistema sanitario público tan precario y que juntos construyamos la salud que una sociedad decente y bondadosa se merece, y elijamos representantes políticos que respondan con veracidad y transparencia.

 

Fuente: Primera Línea

 



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