Trump vs Obama
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El fracaso de Donald Trump en el combate contra el Coronavirus no puede ser más estruendoso: 1) ya se completa un millón quinientos mil infectados y noventa mil muertos; 2) la cesantía llega al 30% de población trabajadora; 3) extrañamente, en la recesión más grande en la historia de los Estados Unidos las Bolsas siguen subiendo, (¿sospechoso?); 4) Trump continúa escribiendo insensateces a través de twitter, como recomendar el medicamento Hydroxicloroquina, o bien Lavanda, con el fin depurar los pulmones, (acaba de confesar que él toma diariamente su dosis de Hydroxicloroquina).
No se puede negar que Trump es un “boxeador” quien, por muy golpeado que esté no se dará por vencido hasta que caiga a la lona: es un león herido, pero aún no está muerto.
La mejor estrategia para evitar el reconocer la derrota, sabemos, es inventar un chivo expiatorio al que se le culpa de todos los males: el primero se refiere a China, país al que culpa de ser el responsable de la muerte de seres humanos al no haber informado a tiempo de la irrupción del Coronavirus, incluso, acusa al gobierno chino de haber usado este virus como arma biológica; el segundo, a la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organismo de Naciones Unidas, al que acusa de ser una pantalla al servicio de China; tercero, para sumar a sus estrategias ahora ha aparecido Barack Obama, a quien quiere perseguir para asegurar su elección de noviembre.
Está claro que Joe Biden es un mal candidato para las elecciones presidenciales de noviembre próximo, (si no padece demencia senil u otro trastorno de salud, está a punto de llegar a contraerlo), y la mejor estrategia es mantenerlo en un “bunker”, y lo óptimo sería que no hablara, estrategia muy aconsejable, (Trump, por sí solo, se auto-propina golpes cada vez que habla o escribe).
En cuanto a Barack Obama, se filtró recientemente un llamado por teléfono a sus partidarios demócratas por el cual acusaba a Donald Trump de haber administrado caóticamente el problema suscitado por la pandemia Covid-19, contenido de la filtración que indignó a Trump quien, de inmediato, twitteó la “enigmática” palabra ObamaGate. Se calculan más de 70 twitts contra Obama, en los cuales compara el Obamagate con el Watergate, (de Richard Nixon), diciendo que el Obamagate es mil veces más grave que el de Nixon.
Trump siempre ha odiado a Obama, incluida la época de su gobierno, en que lo acusaba de no ser norteamericano, (a causa de esta calumnia, la esposa de Obama; Michelle, lo odia hasta hoy).
Los escándalos generados por los supuestos negocios del hijo de Biden con el gobierno de Ucrania ahora carecen de todo interés al haber fracasado el impeachment contra el Presidente Trump, (el ex vicepresidente de Obama, (Biden), es un “perro chico” si se compara con Obama, y el mismo Trump osó burlarse de Biden al acusarlo, en una manifestación, de ser el “lameculos” de Obama).
En cuanto a las elecciones de noviembre, Joe Biden ha prometido nominar a una mujer como candidata a vicepresidenta, y tres poderosas mujeres disputan este cargo: Elizabeth Warren, Camela Harris y Michelle Obama; la primera tiene la dificultad de no contar con mucho apoyo en el poderoso estado de California; la segunda, a pesar de ser muy empática, es temida por los jefes del Partido Demócrata; la tercera, la mejor de todas, ha manifestado, en todos los tonos, que no quiere ser candidata.
El Rusiagate ha dominado la controversia, prácticamente, durante el tiempo del gobierno de Trump. La investigación del fiscal especial, Robert Müller, terminó sin culpar a Trump, pues no pudo probar la intervención de Rusia en la elección de Donald Trump.
Hoy, parece que la situación se está dando vuelta concediéndole la razón al Consejero de Seguridad Nacional, en primera instancia, durante el gobierno de Obama y, en la segunda, en el gobierno de Trump. El muy condecorado general, Michael Flynn, personaje que acaba de ser liberado por el nuevo fiscal, William Barr, de las acusaciones con respecto al supuesto perjurio, dictamen que permitirá a Flynn el poder querellarse contra sus acusadores por injurias y calumnias.
El abogado de Flyn acusa al equipo de Obama, (la CIA, el FBI, y otras Organizaciones de Seguridad), de haber preparado, a partir de 2014, un libelo acusatorio en contra del candidato a la presidencia, Donald Trump, en el sentido de que el multimillonario se habría coludido con el gobierno ruso para ganar las elecciones de 2017. Al parecer, según Trump, la situación se dio al revés, pues Putin prefería “diablo conocido a diablo por conocer”, por consiguiente, era más ventajoso para Rusia el apoyo de Hillary Clinton en vez de un advenedizo Trump.
Trump, felino y vengativo, quiere iniciar en el senado un juicio que implicaría a las principales personalidades de los dos períodos de gobierno de Obama, entre ellas, a James Comey, ex jefe del FBI, también a Susan Rice y James Clapper, e intentar convocar como testigo, bajo juramento, al propio Barack Obama, lo sería francamente una bomba a escasos seis meses de las elecciones en ese país.
El senador republicano Lindsey Graham, está decidido a llevar el asunto hasta sus últimas consecuencias.
Estados Unidos tiene poco de una verdadera democracia, pues sus Presidentes son elegidos no por la voluntad soberana del pueblo, sino por el voto de los representantes de los distintos estados, por consiguiente, la voluntad de los ciudadanos para elegir a sus representantes no tiene ninguna validez. Sería loable que no confundiéramos democracia con plutocracia.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
21/05/2020