Poder y Política

Cátedra de Género de la U. de Chile rechaza nombramiento de nueva ministra de la Mujer por no garantizar legitimidad para tiempos de crisis

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Ante la emergencia sanitaria, social y política se requiere una ministra de la Mujer y la Equidad de Género que encabece una autoridad legítima para abordar de forma integral el agravamiento de la violencia y discriminación contra las mujeres. Rechazamos el nombramiento como ministra de Macarena Santelices por sus antecedentes y planteamientos, que son contradictorios con las justas demandas del movimiento feminista por la igualdad de derechos. Asimismo, llamamos a asegurar el sustento y la integridad de todas las mujeres durante la pandemia en Chile mediante un plan trazado en conjunto con las dirigentas y organizaciones sociales. No es aceptable en un país digno que sean las mujeres quienes se lleven, una vez más, la carga más pesada.

Las justas demandas de los movimientos feministas en los recientes años nos llevaron a instalar en el sentido común un rechazo total a los abusos contra las mujeres, a la violencia sexual, a las discriminaciones de género en todo ámbito, tanto privado como público, intrafamiliar o laboral. Llegamos hace apenas un par de meses a aprobar un camino de paridad para la elaboración de una nueva Constitución democrática. Y fue con esas demandas por la igualdad de derechos, la emancipación y libertad de decidir sobre el propio cuerpo que la marcha de conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, este 8 de marzo, hace justo dos meses, convocó a dos millones de mujeres que se manifestaron en todas las ciudades chilenas.

Sin embargo, desde este 8 de marzo estamos viviendo el desarrollo creciente de la infección de Covid-19 en nuestro país, que ha tenido, además, graves consecuencias para las mujeres, revirtiendo muchos de los significativos logros de las luchas feministas. La más grave es sin duda el aumento ostensible de la violencia intrafamiliar y violencia de connotación sexual derivada del necesario confinamiento y que ha sido atendida muy superficialmente. Pero esa no es la única consecuencia.

No puede soslayarse la carga que recae en las mujeres que han tenido que agregar a sus labores, frecuentemente no remuneradas o de empleos precarizados, la educación escolar de sus hijas e hijos. No podemos ignorar a las trabajadoras del sector salud expuestas especialmente al contagio personal y de sus familiares. A tantas mujeres que cuidan a enfermos y a adultos mayores, a las mujeres migrantes, doblemente discriminadas. A las mujeres trabajadoras que en Chile constituyen casi la mitad de la fuerza de trabajo, pero a quienes se mantiene con un salario 12% más bajo que el de los hombres y que ahora además han perdido sus fuentes de ingreso. Y a las mujeres que luego de trabajar toda su vida, reciben una pensión promedio de 6,74 UF mensual, mientras la de los hombres es de 9,41 UF, y que por este indigno monto de jubilación, sufren adicionales vejaciones. Es por estas graves y sostenidas discriminaciones que las mujeres en Chile están llevándose la peor parte de la pandemia del Coronavirus.

Hoy, el gobierno, luego de dos meses de demora, nos sorprende con el nombramiento de la periodista Macarena Santelices como ministra de la Mujer y la Equidad de Género, debido a que sus antecedentes y planteamientos públicos son conocidos y no concitan el necesario respeto amplio que hoy requerimos para conducir una crisis que no sólo es sanitaria sino que también es política y social. Nos ha parecido oportuno manifestar en este momento nuestra alarma por el aumento en la discriminación, violencia y abusos hacia las mujeres que a su ministerio le correspondería enfrentar con urgencia, eficacia y decisión. Las medidas tomadas en este plano por el gobierno hasta ahora han sido tan extremadamente superficiales que se tiñen de tolerancia al dejar sin atender una realidad que se va agravando.

Como académicas, académicos y dirigentas sociales preocupadas por la convivencia democrática en Chile y la construcción de una sociedad más justa, creemos firmemente que en tiempo de pandemia deben aumentarse esfuerzos para que no se profundicen los abusos contra las mujeres, sino que, por el contrario, se revisen y modifiquen urgentemente los enclaves institucionalizados que los permiten y se apoye decididamente a las mujeres con medidas efectivas e inmediatas. Más allá de un número de contacto para llamados de emergencia, que también es necesario, se requiere atención integral del problema que describimos y apoyo financiero en la forma de un ingreso mínimo que asegure el sustento a todas las mujeres en este territorio durante la emergencia. Para tomar medidas de esta naturaleza se necesita una autoridad legítima con capacidad de convocar a dirigentas y organizaciones sociales, única vía para tomar acciones inmediatas.

 

Comité académico de la Cátedra de Género Amanda Labarca
Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones
Universidad de Chile

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