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El neoliberalismo, irreconciliable con un Chile más justo y digno

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Con el inicio del cálido verano era previsible que la rebelión social y popular del 18 de Octubre se fuera de vacaciones, como la mayoría de la gente, con la promesa de volver “con todo en marzo”. Nadie pudo presagiar, sin embargo, que en marzo arribaría al país un inesperado visitante llamado Nobel Coronavirus . El diminuto virus conocido también como Covid-19, se convirtió en pocos días en una pandemia a escala planetaria que amenaza literalmente de muerte a la humanidad entera.

Con el Covid-19 instalado en el país y la aparición de los primeros infectados, el presidente Sebastián Piñera y su gobierno entendieron de inmediato, que el Coronavirus era la oportunidad anhelada para conseguir la paz social que ninguna medida represiva o acuerdo político anterior habían logrado. El gobierno con prontitud decretó Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe por 90 días y luego toque de queda en todo el país.

El estallido social espontáneo de los estudiantes secundarios, que tuvo como detonante el alza de las tarifas del metro es, por cierto, la acción más audaz de resistencia del movimiento popular en contra de las iniquidades sociales, la explotación y los abusos del modelo económico y el sistema político neoliberal impuesto por la dictadura cívico militar.

El neoliberalismo irrumpe en el debate político nacional a partir del 18/O y ha concentrado, desde entonces, las criticas y las iras del movimiento social. La denuncia y el desafío quedan enunciados, durante las primeras manifestaciones, en un gran lienzo con la frase “El modelo neoliberal nace y muere en Chile”.




Para entender el momento histórico que se vive y para pensar colectivamente el futuro, es fundamental conocer el pasado y estudiar la historia reciente de nuestro país.

Chile fue, no hay que olvidar, el primer experimento neoliberal conocido en el mundo. La dictadura cívico militar de Augusto Pinochet, ofrecía las condiciones ideales para convertir al país y a sus habitantes, en el laboratorio perfecto para ensayar las teorías económicas de Arnold Harberger y Milton Friedman.

La estrategia política del capitalismo neoliberal diseñada por Friedman ha sido definida como la “doctrina del shock” por la intelectual y escritora canadiense Naomi Klein y consiste en la utilización de las crisis a gran escala para vender las empresas del estado e impulsar políticas que profundizan sistemáticamente la desigual, enriquecen a las élites y perjudican a todos los demás. El objetivo es conseguir con rapidez que las reformas sean permanentes, mientras los ciudadanos aún no se recuperan del trauma. 1

Milton Friedman delineó, en uno de sus ensayos más influyentes, la estrategia del capitalismo neoliberal diciendo que “sólo una crisis —real o percibida—da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable”. 2

La crisis utilizada en Chile, como es sabido, fue el sangriento golpe de estado y la brutal represión impuesta por la dictadura terrorista de Pinochet. La situación traumática en la cual se encontraba el país, ofrecía las condiciones ideales para realizar grandes transformaciones económicas en un breve período de tiempo.

Los Chicago Boys, un grupo de economistas con estudios en la Universidad de Chicago becados por Estados Unidos, con Sergio de Castro a la cabeza asumieron después del golpe militar, el mando de la economía del país y de inmediato comenzaron aplicar sus propuestas de privatización, desregulación y cortes al gasto social, tres medidas que constituyen la santísima trinidad del libre mercado.

Algo, sin embargo, no funcionó bien en el “experimento de libre mercado” de Pinochet y los Chicago Boys. En 1974, después de un año de aplicación, la situación económica era caótica y el país se debatía en la desesperación. La inflación alcanzó a 375 %, una de las tasas más altas en el mundo y casi el doble de su punto más alto durante el gobierno de Allende. Los precios de los productos de primera necesidad tales como el pan y la leche se dispararon por las nubes. Al mismo tiempo los trabajadores perdían sus empleos, porque las industrias nacionales estaban quebrando incapaces de competir con las importaciones baratas que comenzaron a inundar el país. El desempleo alcanzó cifras récord y el hambre se extendió por todo el país. El experimento neoliberal era una completo fracaso. 3

El plan económico de los Chicago Boys se encontraba en muy serios problemas y en peligro. Es el momento en que se decide poner en acción la “artillería pesada” y mandar a buscar a los gurus del neoliberalismo. Friedman y Harberger arribaron a Santiago en marzo de 1975 con la misión de salvar el experimento neoliberal.

Durante su visita, en clases magistrales, conferencias de prensa y en un encuentro personal con el dictador, Friedman machacó persistentemente en una sola idea. El economista de la Universidad de Chicago planteó que el gobierno militar había comenzado bien a hacer las cosas, pero que necesitaba abrazar e impulsar con más decisión las políticas de libre mercado.

Friedman uso en sus discursos y entrevistas un término que nunca antes se había aplicado a una crisis económica en ninguna parte. Prescribió un “tratamiento de shock” para la economía chilena, afirmando que “era la única medicina. Absolutamente, no hay otra forma de hacerlo. No hay otra solución a largo plazo”, insistió. 4

Pinochet se convenció e inmediatamente después de la visita de Friedman, despidió al Ministro de Economía y en su reemplazo designó a Sergio De Castro. El año 1975 marca el inicio del desmantelamiento del estado de bienestar que Chile había logrado construir, paso a paso, en más de medio siglo.

De Castro redujo, de un sólo golpe, el gasto público en un 27 % y continuó los cortes hasta 1980, alcanzando a la mitad de lo que era durante el gobierno de Allende. La salud y la educación pública fueron los servicios públicos más afectados. De Castro privatizó casi quinientas empresas y bancos estatales regalando prácticamente muchos de ellos. Sin ninguna consideración con las empresas nacionales, disminuyó aún más los aranceles aduaneros eliminando como era previsible, más de 177 mil puestos de trabajo en el sector industrial en el decenio 1973-1983. 5

Pinochet y su equipo económico se adentraron, impasibles, todavía más en el terreno experimental y aplicaron las políticas vanguardistas de Friedman. De esa manera el sistema de educación público fue sustituido por el sistema vouchers (cupones escolares) y las escuelas charter, que en la realidad chilena toma la forma de una educación básica y media en escuelas o colegios municipales y privados con subvención parcial o total del estado.

Lo más radical, sin embargo, fue la privatización del sistema de seguridad social chileno. José Piñera, Ministro del Trabajo y artífice del programa, dijo que la idea se le había ocurrido después de haber leído el libro Capitalismo y Libertad de Milton Friedman, considerado la biblia del capitalismo neoliberal.

La meta era hacer de Chile un país de propietarios, donde todos y todas podrían llegar a ser “pequeños capitalistas” o “emprendedores”. Una de las reformas económicas más importantes de la dictadura fue la creación de un sistema previsional que dio origen a las infames Administradoras de Fondos Previsionales (AFP). Con las AFP los trabajadores y trabajadoras, de acuerdo al mito neoliberal, son dueños de sus cotizaciones obligatorias y tienen la posibilidad de invertir su dinero mediante los fondos de pensiones. En otras palabras, usted no es un simple trabajador es un inversionista que trabaja con su propio dinero. 6

El neoliberalismo no sólo es una forma de estructurar la economía, sino también es una manera de administrar el estado y de organizar la sociedad entera. Los principios y valores de la ideología neoliberal se proyectan a todos los ámbitos de la sociedad.

La competencia es el principio fundamental que rige las relaciones económicas y sociales. Se parte de la premisa que «el libre mercado» produce beneficios que no se podrían obtener mediante la planificación y convierte a los ciudadanos en consumidores cuyas opciones democráticas se reducen como mucho a comprar y vender. En ese proceso se premia el mérito y se castiga la ineficacia, lo cual crea una jerarquía natural de triunfadores y perdedores. La desigualdad es una virtud, una recompensa al esfuerzo y un generador de riqueza que beneficiaria a todos.

La pretensión de crear una sociedad más justa e igualitaria, según el neoliberalismo, es contraproducente y moralmente inadmisible. El mercado es quien debe asegurar que todas las personas reciban lo que merecen. 7

El capitalismo neoliberal ha sido exitoso, de manera incuestionable, en forjar durante 47 años una sociedad desigual. En la década de los 80 Chile llegó a ser uno de los países más desiguales en el mundo y hoy sigue siendo una nación con altos niveles de desigualdad de acuerdo al reciente informe Panorama Social de América Latina elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En 2017, el 50% de los hogares de menores ingresos accedió al 2.1% del total de ingresos del país o Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el 10% se adjudicó un 66,5%. En el otro extremo, el 1% más rico de los habitantes se quedó con el 22.6% de los ingresos y concentra en sus manos el 26.5% de toda la riqueza del país. El instrumento de medición usado por CEPAL es el Indice de Gini, en el cual cero representa la perfecta igualdad y 1 equivale a la total iniquidad. El indice obtenido por Chile fue 0.45. 8

Los datos de la CEPAL son indignantes y la conclusión, igualmente, conmovedora: el capitalismo neoliberal beneficia y funciona muy bien sólo para el 1%, es decir, para los súper ricos, para la oligarquía empresarial.

El gobierno de Sebastian Piñera y las élites políticas se sorprendieron, “no la vieron venir” y todavía siguen sin entender que las causas de la rebelión social y popular, hay que buscarlas en la crisis del propio sistema capitalista neoliberal.

La aparición imprevista de la pandemia del Covid-19 y el repliegue momentáneo del movimiento social para proteger la vida de los pueblos y la ciudadanía, le dieron un nuevo respiro al gobierno de Piñera, pero no por mucho tiempo.

La denuncia y el desafió planteado en la consigna “El modelo neoliberal nace y muere en Chile” continúan vigente y el movimiento social volverá con más unidad, organización y fuerza a luchar por sus derechos fundamentales y transformaciones radicales las cuales apuntan al cambio del modelo neoliberal por ser, definitivamente, irreconciliable con la aspiración de un Chile más igualitario, más justo y más digno.

 

Por Rolando H. Vergara

 

El autor es investigador del Latin American Research Institute (LARI), Canada.

Notas:

  1. Marie Solis, Coronavirus, El Desastre Perfecto para el Capitalismo del Desastre, Vice Media, Brooklyn, 2020
  2. Naomi Klein, The Shock Doctrine, The Rise of Disaster Capitalism, Alfred A. Knopf Publishing, Canada, 2007, Pag. 7
  3. , pag. 92-93
  4. , pag. 94
  5. , pag. 95
  6. José Ossandón, ¡Abajo el Neoliberalismo! Pero ¿Qué es Neoliberalismo? CIPER, Santiago, 2019
  7. George Monbiot, Neoliberalismo: La Raíz Ideológica de Todos Nuestros Problemas, El Diario, España, 2016
  8. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama Social de América Latina, Santiago, 2019



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    QUE RENUNCIE DE UNA VEZ EL PIRAÑA Y SUS SECUACES

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