El Norte de Europa se ha negado a colaborar con el Sur, ya colapsado a causa de la pandemia: para los Jefes de Estado de Holanda y Alemania los países del Sur son sólo “mendigos”, pues la indisciplina e irresponsabilidad los ha llevado al actual crítico estado sanitario y económico, (en el caso de Italia, la deuda externa supera al producto interno bruto).

El sábado 18 de abril, la Canciller, Ángela Merkel, declaró que Alemania ha controlado la circulación del virus, (no es lo mismo que su desaparición). Según los especialistas e investigadores, la cifra de contagiados germanos sólo alcanza a traspasarlo al 0,7 de personas que, si compara con el comienzo de la peste, en algunos casos llegó a cuatro personas susceptibles de ser contagiadas. Este éxito no se debe sólo al mito de la disciplina de los alemanes, sino sobre todo a un sistema de salud muy desarrollado y descentralizado. El federalismo de este país y de otros con este sistema está demostrando ser el eje democrático más importante y eficiente.

El sistema de salud alemán está tan descentralizado – igual que el de Austria y Suiza… – que no sólo cada estado, sino también cada comuna tiene consultorios y hospitales propios, perfectamente dotados de infraestructura, material médico y profesionales especializados que son quienes toman las decisiones pertinentes, independientes de burócratas y ministrillos – como ocurre en países unitarios, en que las decisiones están centralizadas y los datos estadísticos de la pandemia son manipuladas por los ministros de salud, cuando no por los autoritarios Presidentes, que sólo pretenden ser reelegidos -.

El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, en un discurso de cadena nacional, muy emotivo, dejó su papel de Júpiter e intentó hacer una autocrítica, por cierto, “muy humilde”, que sólo convenció a los periodistas comprados y a los cándidos que aún restan en este país del racionalismo. Jamás usó el yo, primera persona, sino el plural, nosotros, como si todos los franceses fueran culpables, por ejemplo, por la falta de mascarillas y del desastre del sistema de salud francés, que se jactaba de ser uno de los mejores del mundo, (cualquier parecido con la frase de, ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, es una mera coincidencia).

En este discurso de Macron, que tuvo un récord en audiencia, el Presidente demostró que cada vez perfecciona mejor las lecciones de actuación que le diera antaño su profesora Brigitte.




Como “actor consumado”, el neoliberal Macron, en este último discurso, se presenta como un gran keynesiano, por ejemplo, promete que no privatizará ni la educación, ni la salud; por otra parte, rinde un sentido homenaje a los doctores y a los demás profesionales de la salud, incluso, se muestra partidario del Estado-providencia, (salud y educación gratuita para los ciudadanos).

Macron colocó el 11 de mayo como fecha para poner fin a la larga cuarentena en su país e instó a soportar la prisión domiciliaria que resta y, para lograrlo, se hace necesario que el “gendarme” convenza al prisionero que le está aplicando las reglas requeridas para convertirlo en un ser sano y normal.

En su primer discurso ante el pueblo francés Macron comenzó anunciando el cierre de los jardines infantiles, los liceos y las universidades y, en último discurso, del 18 de abril, ordenó la apertura de estos mismos establecimientos educativos, que tendría lugar el 11 de mayo. El objetivo no es el aprendizaje de los niños y jóvenes, sino que sus padres puedan reincorporarse a sus labores para tratar de salvar la economía.

La Europa neoliberal ha demostrado una desunión rayana en el egoísmo para enfrentar la actual pandemia, ni siquiera ha sido capaz de aprobar el Corona-Bono, que permitiría condonar la deuda de los países del Sur de Europa, pero los países no quieren seguir salvando a los irresponsables países del Sur, incluso, la pandemia ha traído consigo los viejos odios nacionalistas que caracterizaron a la Europa de la Segunda Guerra Mundial. En la frontera francesa-alemana algunos franceses son insultados por los germanos, acusándolos de llevar la peste a su territorio.

La amistad franco-alemana, eje de la Unión Europea, con la reposición de las fronteras trae consigo la resurrección del nacionalismo, puerta de entrada al fascismo.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

20/04/2020

 



El Clarín de Chile

Ver comentarios

  • Que lástima que aquello de "La Unión Europea" sólo fuera el título del libro con 28 hojas diferentes que resultaron " 28 libros diferentes en el libro grande" ; Cero de solidaridad , cero de entendimiento , cero de empatía....sólo negocio abusador
    entre ellos y ahora , la fresa de la torta , con sus fronteras cerradas , discriminación y xenofobia por causa del corona virus.
    No son un buen ejemplo de unidad.

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