Chile y el mundo hacia la tormenta perfecta: la otra pandemia que está entre nosotros
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Nos encaminamos a un shock social dramático en Chile, como en muchos otros países: vamos a enfrentar una depresión de la economía del planeta que se está desarrollando ahora mismo, que va sumir a decenas de miles de hogares en la necesidad por la pérdida de los trabajos. Una verdadera tragedia en un país como Chile en el que la deuda promedio de los hogares es el 75% de sus ingresos. El desempleo se ha disparado desde la semana pasada, en gran parte es paro forzoso encubierto por el espantoso Dictamen de la Dirección del Trabajo que permite mandar a trabajadores para la casa sin pagarles con la excusa de la emergencia y la cuarentena.
Esta situación se va a agravar. El gobierno no toma medidas efectivas suficientes para la pandemia, sus medidas parecen erráticas muchas veces o con objetivos distintos no confesados. Parece casi inevitable que el sistema de salud público colapse en los próximos meses; todos sabemos que así sucede cada invierno con la aparición de las enfermedades infecto respiratorias sin ninguna pandemia.
Cuando hablamos de insuficiencia de medidas efectivas basta preguntarse ¿Cuál es el sentido para evitar el contagio de un toque de queda nocturno cuando la gente circula masivamente en el día y no en la noche? Me atrevo a decir que el ciclo de movilización social parece cerrado por ahora, el Covid 19 ha servido como excusa excelente al gobierno para ejercer el control social militarizando la sociedad y creyendo que han resuelto el problema de orden público que les pareció siempre el problema central del levantamiento social desde octubre de 2019. Tampoco se entiende porqué la tardanza en introducir una cuarentena social efectiva acompañada de medidas sociales de subsidios, moratorias de pago y condonaciones sin las cuales la cuarentena no puede realmente funcionar en las poblaciones precarias o endeudadas que no pueden permitirse dejar de tener trabajo e ingresos. ¿Cuál es el sentido de una cuarentena parcial solamente en seis comunas del Gran Santiago? ¿Por qué no se encargaron y se comenzaron masivamente a realizar test para reducir y aislar a los individuos infectados antes de que se masificara la epidemia? … y podríamos seguir.
La protesta social demandaba Dignidad, esto es derechos sociales, fin a los abusos generalizados, un Estado eficiente que intervenga activamente en favor de la gente trabajadora, de los y las necesitadas, por la igualdad contra la creciente desigualdad y la corrupción… con políticas públicas sociales o francamente socialistas. Intervención masiva auto convocada. Todo esto en el contexto de un desprestigio generalizado del conjunto de las instituciones empezando por el presidente de la República, el Congreso y los partidos políticos tradicionales.
Esto es solamente una pausa. Parafraseando al pensador Yuval Noah Harari: se equivoca completamente la elite del partido del poder, las fuerzas que van a remodelar el mundo están fuera de las instituciones del sistema político, que no las ve, como ya apareció en octubre por fuera de todas las agendas de los aparatos de poder, económicos y políticos. Me atrevo a aventurar que el levantamiento social renacerá más fuerte y duro que antes del actual interregno porque las condiciones serán más difíciles y la ira y la frustración más amargas.
Todas las pandemias en la historia de la humanidad han producido cambios de fondo, esta también confirmará el grito y anhelo de la rebelión popular en Chile, “nada volverá a ser como antes”.
Recesión tan mala o peor que la de 2009.
El planeta ha entrado en una crisis económica peor que la de 2008 en adelante. Se perderán decenas de millones de puestos de trabajo. La situación actual no comenzó con la pandemia del coronavirus, la verdad es que se arrastra desde la crisis capitalista global del 2007-2008. De esa catástrofe económica y social salió la clase dominante recurriendo a la bajada permanente de los tipos de interés de los bancos centrales para inyectar dinero barato a la banca, más la política monetaria de Flexibilidad Cuantitativa o en palabras antiguas con la masiva la impresión de dinero, que ahora en su mayoría son datos digitales, al estímulo del endeudamiento generalizado, pero el resultado estuvo lejos de una recuperación sólida y permanente porque el grueso del dinero dulce terminó en la especulación financiera y en incontables burbujas con precios inflados artificialmente. En los últimos años las tensiones entre las principales economías del mundo no dejaron de crecer, culminando en las sanciones de EEUU contra Rusia y muchos otros países, pero sobretodo en la abierta guerra comercial de EEUU contra China convertida en una de las dos primeras economías mundiales. La gran banca occidental nunca se recuperó completamente del golpe de 2008, ni de las malas prácticas de las que extrae sobre ganancias a costa de aumentar el riesgo. Instituciones como el Deutsche Bank, el principal banco europeo y uno de los diez más grandes del mundo en el pasado cercano, vive al borde del colapso, y como este hay muchos.
Lo que está en cuestión es el capitalismo
Numerosos medios reprodujeron las declaraciones de Kristalina Georgieva, presidenta del FMI, quien dijo que el mundo ha entrado en una recesión tan mala o peor que la de 2009. “Está claro que hemos entrado en una recesión”, señaló la titular del FMI en una conferencia de prensa virtual. La economista búlgara afirmó que el derrumbe de la actividad económica será igual o peor que en 2009, después de la crisis financiera mundial.
Lo que está en cuestión es el centro de la arquitectura global del capitalismo, que necesita desesperadamente el crecimiento económico a costa de lo que sea, incluso del daño al propio planeta del que nosotros formamos parte.
Al mismo tiempo la posición del dólar como moneda fiduciaria hegemónica se fue socavando tanto por la emisión gigantesca sin respaldo como por el abuso de los Estados Unidos al imponer sanciones que obligan a los países castigados a buscar alternativas en su comercio exterior. El acuerdo de los países productores de petróleo (OPEP) más Rusia se fue al garete con la caída inicial del precio y la oposición de Rusia a una nueva reducción de la producción de crudo; como respuesta Arabia Saudí rebajó unilateralmente el precio y el precio del petróleo se derrumbó. Esto dejó fuera de competencia la producción de petróleo de esquisto de EEUU, con un alto costo de producción.
Los elementos para una nueva recesión global se acumulaban, y eran muchos los analistas que nos advertían que sería peor que la que siguió en 2009 a la crisis financiera global debido al sobreendeudamiento y el abuso de las medidas de política monetaria de disminución de las tasas de interés y producción masiva de dinero. Sobre este cielo cargado, estalló la pandemia del coronavirus. Todo se multiplicó rápidamente, la obligada ralentización o paralización de la vida económica ha hundido al planeta en una recesión global, probablemente ya estamos en una depresión en toda regla.
En Estados Unidos se ha pérdido el 23% de los empleos
Según anunció el jueves de la semana pasada un alto funcionario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el número de puestos de trabajo que desaparecerán en todo el planeta debido a la crisis del coronavirus podría ser «mucho mayor» que los 25 millones que estimó hace apenas una semana antes. Según informaron medios internacionales un sondeo indica que casi uno de cada cuatro adultos norteamericanos ya ha perdido su trabajo o ha sido suspendido por la pandemia del COVID-19. Los resultados de un sondeo de Reuters/Ipsos publicados el viernes revelan que el 23 % de los norteamericanos han sido despedidos definitiva o temporalmente por el brote de coronavirus.
De acuerdo con un estudio de Bloomberg, China en donde comenzó la epidemia, verá reducir su crecimiento económico a 4,5% en 2019 desde el 6% el año anterior. En Sudamérica Chile, Perú y Brasil tienen al gigante asiático como primer socio comercial. Después de la crisis global de 2008 la recuperación rápida del crecimiento de la economía china sirvió como locomotora para jalar del resto de las economías en el mundo.
Chile tiene dos fuentes principales de crecimiento económico. De una parte las exportaciones, en primer lugar minera, y de otra parte la demanda interna.
Un primer problema que hay que considerar es que la demanda interna está basada en un creciente y no sostenible endeudamiento. Como ya dijimos antes, según el Banco Central, las deudas de los hogares llegan al 75% de sus ingresos. Al quedarse sin fuentes de ingresos, basta imaginar lo que esto significa cuando masivamente la gente trabajadora no pueda pagar sus deudas y compromisos, muchas veces contraídos a intereses usureros. No solamente se desplomará la demanda agregada sino muchísimas cadenas y empresas, y quizá incluso instituciones financieras vinculadas.
Para una economía como la chilena altamente dependiente de sus exportaciones mineras, agropecuarias o de piscicultura sin valor industrial añadido, el frenazo del crecimiento de la economía china tendrá un efecto inmediato y serio. También en términos de impacto sobre el empleo directo e indirecto. El Estado chileno desde el golpe de Estado cívico militar en adelante no ha tenido políticas públicas sociales redistributivas vigorosas, los neoliberales de la derecha y de la Concertación y la ex Nueva Mayoría tendrán la excusa perfecta para insistir en no implementarlas por la disminución de los ingresos del Estado vinculados a la caída de las exportaciones.
No obstante, las elites político empresariales están erradas si creen que podrán repetir tranquilamente la profundización del crecimiento con su modelo extractivista como en los años dorados de la Concertación. El mundo está cambiando. Antes de la pandemia una gigantesca ola de rebeliones populares había comenzado en el orbe, en nuestro país está claro que se produjo un cambio profundo, tal vez una verdadera revolución, en la percepción de la gente que se movilizó por millones de Octubre a Marzo, dispuesta a romper con la conciencia individualista y a buscar soluciones colectivas enfrentando a las elites tradicionales. Ese pueblo movilizado volverá pronto a sorprender a las clases dominantes con su determinación.
Por Patricio Guzmán