Cuando Chile era «un oasis»
Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 59 segundos
El siguiente artículo fue escrito hace casi exactamente un año atrás. Es interesante observar cómo ese país exhibía sobre un andamiaje espurio las fracturas que precipitaron su colapso y posterior derrumbre a partir del 18 de octubre.
Una forma recurrente de esconder los problemas propios, en este caso los nacionales, es lanzar una cortina de humo destinada a poner el foco sobre problemas que afectan a otros; ahora se ha elegido la crisis en Venezuela, como maniobra de distracción, estrategia en que el presidente Sebastián Piñera y sus asesores son verdaderos expertos. De ahí a que los medios de comunicación y, luego, la opinión pública se centre sobre el tema elegido para el efecto, es un hecho que funciona de forma casi automática, sobre todo si se posee la propiedad y el control de los medios de comunicación, de forma casi absoluta en manos de la derecha económica.
El método señalado, ha sido usado por el gobierno de Sebastián Piñera de manera sistemática. Toda vez que los problemas nacionales se profundizan, aparecen los temas instrumentales, destinados a desviar la atención y quitar el foco de lo realmente importante tales como: la desocupación que ha ido en aumento el último tiempo, las alzas de precios de comestibles y artículos de primera necesidad, los salarios que no crecen, los delitos de distintos tipos que van en aumento,(a pesar de las promesas de campaña del actual presidente) las pensiones de los chilenos que son indignas en la mayoría de los casos, los temas migratorios que no se resuelven y, por el contrario, han sido manejados de forma casi circense por las autoridades. Todo ello viene a confirmar que quienes realmente creyeron en la consigna de la campaña electoral de la derecha de “tiempos mejores”, tendrán que continuar esperando indefinidamente, como ha sido históricamente en nuestro país.
En días recientes hemos sido testigos de una nueva maniobra de distracción realizada por el presidente y su equipo de gobierno. Esta vez se trata del reconocimiento que el mandatario, a nombre de Chile, hizo a un gobierno paralelo instaurado en Venezuela, inserto en una campaña dirigida por los Estados Unidos de Norteamérica y extendida a varios países latinoamericanos y de la Unión Europea, con el objetivo de poner fin al actual gobierno de Nicolás Maduro en ese país. Este hecho político intervencionista, al que se ha sumado Chile, es una acción coordinada por países cuyos gobiernos son ideológicamente afines e instrumentales a los intereses norteamericanos y, por lo tanto, se trata de una maniobra geopolítica del imperialismo norteamericano que nada tiene que ver con “restaurar la democracia en Venezuela”. Muy por el contrario, Estados Unidos es reconocido universalmente, no por democratizar naciones precisamente, sino por provocar golpes de estado y destruir distintos tipos de gobiernos que no son serviles a los intereses del imperio, para luego apropiarse de su riqueza. Esperamos que Venezuela no llegue a ser despojada de su petróleo y se convierta en una democracia como: Afganistán, Irak, Libia, Siria, por citar algunas de las naciones “democratizadas” por los Estados Unidos en años recientes. Sin olvidar, por cierto, los golpes de estado provocados en nuestro continente, de los cuales Chile fue uno de los blancos favoritos en el periodo de la guerra fría.
Mientras en Chile la realidad transcurre en un escenario de conflictos, el gobierno de Piñera se pone al servicio de los intereses norteamericanos y asume una pretendida postura de líder regional, al tiempo que tenemos una serie de situaciones pendientes en nuestro país, sin que hayan sido abordadas con urgencia y seriedad. Revisemos algunos de los problemas nacionales que dan cuenta del abandono o postergación de temas urgentes, en función de la pirotecnia internacional que viene a servir para desentenderse de muchos de los problemas reales que afectan a los ciudadanos del país.
El conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche se encuentra inserto en una compleja situación que mantiene pendiente una deuda histórica que afecta a los pueblos originarios desde hace siglos. Recientemente, se ha agravado debido a los hechos ocurridos en la Araucanía y que tuvo como resultado el asesinato de un comunero mapuche y el posterior intento de encubrimiento del crimen por parte de funcionarios policiales y civiles, sin que el gobierno haya asumido debidamente sus responsabilidades políticas en los hechos. En la actualidad, el gobierno se encuentra en un marasmo político mientras la situación en la región se complica cada día más.
El Estado de Chile ha sido nuevamente cuestionado en materia de Derechos Humanos, por parte de organismos internacionales. En la Trigésima Segunda Sesión de Examen Periódico Universal sobre Derechos Humanos, celebrado en Ginebra, Suiza, Chile recibió 266 recomendaciones de los Estados Miembros de la ONU. (1) Temáticas: Incluyen materias como protección de Derechos Humanos de los pueblos indígenas y el abuso de la fuerza policial. Sanciones de violaciones de Derechos Humanos ocurridos en dictadura, en su mayoría pendiente. El reconocimiento y protección de los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y adolescentes. También se señala la situación de la población migrante, etc. De acuerdo a un informe elaborado por Amnistía Internacional (2) la ONU denuncia a Chile por violación de Derechos Humanos en Centros del SENAME: “casos de abuso sexual, tortura y tratos crueles e inhumanos”.
A lo anterior, se puede agregar el Sistema de Capitalización de AFP que es un sistema creado para despojar a los trabajadores de sus fondos previsionales, en función de enriquecer a las administradoras de fondos, los que finalmente quedan en manos de un reducido grupo de capitalistas parásitos del sistema. De acuerdo al informe de pensiones de diciembre 2018, la mitad de los nuevos pensionados recibieron menos de 46.254 pesos. El promedio de nuevas pensiones autofinanciadas, diciembre 2018 fue de 145.664 pesos. (3)
Lo anterior, corresponde sólo a algunos ejemplos de situaciones agobiantes que viven los chilenos en su diario acontecer. Por cierto, no somos un ejemplo para nadie en muchos ámbitos de la vida en sociedad. Lejos estamos de ser un país ejemplar. Tenemos una gran cantidad de problemas pendientes y, por lo tanto, no estamos en condiciones de dar lecciones a ningún otro país. Sobre todo, si todavía mantenemos la Constitución Política que nos legó la dictadura en forma de candado para impedir el ejercicio de una democracia real. Estamos lejos de poder entregar recetas sobre democracia, si agregamos que el modelo de economía impuesto también por la dictadura, ha creado un abismo entre el reducido grupo de millonarios y la enorme masa de ciudadanos endeudados, al punto de ser uno de los países con mayor desigualdad en el mundo.
Nos encontramos, por tanto, en el peor de los escenarios para atribuirnos una condición de superioridad frente a otras naciones. Sólo una suerte de megalomanía neoliberal puede explicar semejante despropósito y, por supuesto, también por la fanfarronería instrumental de gobernantes que utilizan la siempre útil cortina de humo para tratar de cubrir los verdaderos problemas que van dejando en el olvido, como parte de una estrategia que diseñaron para esos fines.
- Austral Valdivia (27/01/2019.
- El desconcierto.cl (Camilo Pinto. 31/07/2018)
- El Clarín de Chile (Patricio Guzmán. 26/01/2019).
Higinio Delgado Fuentealba. 25/01/2019.