Crónicas de un país anormal

Asamblea Constituyente y las propuestas políticas del historiador Rafael Luis Gumucio

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Establecer plebiscitos revocatorios para todos los cargos de elección popular.

 

Promover la iniciativa popular de ley y la intervención ciudadana en el calendario legislativo, (urgencia, suma urgencia, discusión inmediata…).

 

Suprimir el Senado y elegir una Asamblea Nacional, integrada por 500 miembros: la mitad de ellos, elegidos en una sola circunscripción nacional, y la otra mitad, corresponde a circunscripciones regionales. El sueldo de los asambleístas no deberá superar el equivalente a tres sueldos vitales, (entre un millón y dos millones de pesos).

 

Se eliminará el mandato fiduciario – según Edmund Burke – en que el representante no es controlado por los representados mientras dure el mandato fijado por la ley, y sólo es revocado en las elecciones siguientes si los ciudadanos así de deciden, y dicho mandato se reemplazará por comanditario, (J.J. Rousseau), es decir, el mandatario deberá cumplir las órdenes de sus mandates, los ciudadanos, los verdaderos detentores del poder.

 

El Presidente de la República no tendrá derecho a veto, suspensivo o aditivo respecto a las leyes acordadas por la Asamblea Nacional.

 

Se eliminarán las leyes de quórum calificado, es decir, todas serán aprobadas y/o reformadas por mayoría simple – la mitad más uno de asambleístas -.

 

Los temas fundamentales respecto a los derechos ciudadanos, así como el sistema político y las reformas constitucionales serán sometidos a referéndum. La pena de muerte y el asesinato de un ciudadano por parte del Estado, quedan excluidos de toda discusión, por cuanto ningún poder popular puede poner en cuestión el derecho a la vida, y la obligación del Estado es protegerla.

 

El único sistema político – a mi modo de ver – que garantiza la división de poderes, los pesos y contrapesos es el parlamentario, en que mandan las mayorías, por consiguiente, se hace imposible el poder fáctico de las minorías. (El sistema presidencial norteamericano, así como los presidencialismos latinoamericanos, no son democracia sino monarquías electivas). Para la mayoría de los chilenos parece posible el sistema semipresidencial, pero su vertiente gaullista, por ejemplo, se parece más una dictadura presidencial que a un sistema dual del poder, ya que el Primer Ministro, normalmente en este sistema, está supeditado al Presidente de la República. (Podría salvarse por la exitosa experiencia de la coexistencia, (Mitterrand-Chirac, por ejemplo).

 

En los semipresidencialismos hay variantes: desde un parlamentarismo puro y neto hasta un presidencialismo extremo.(Irlanda,  Finlandia vs FRANCIA  Y PEOR  RUSSIA)

 

El sistema judicial deberá basarse en la elección popular de los jueces o, bien, empleando el mismo de jurados anglosajones. Los miembros del poder judicial, (como todos los cargos de elección popular), también estarán sometidos al plebiscito revocatorio.

 

Las leyes actuales que rigen el Ministerio Público y el Código de Procedimiento Penal serán redactadas íntegramente, y los fiscales serán pasibles de acusación constitucional, así como los jueces, y la prevaricación tendrá una alta penalidad y, sobre todo, el delito económico tendrá altas penas aflictivas.

 

El cargo de Presidente de la República será limitado a sus facultades políticas en aquellas que se refieren a la administración del Estado, al mando de las Fuerzas Armadas, y se eliminarán las facultades legislativas, como la iniciativa de proyectos que implican gastos fiscales, que serán compartidos con los miembros de la Asamblea Nacional, como tampoco podrá determinar y fijar el calendario legislativo. Se eliminarán los vetos presidenciales y sólo le resta la representación de la nación y las relaciones internacionales, co-administradas con la Asamblea Nacional.

 

Los Ministros de Estado serán propuestos por el Primer Ministro – si el sistema semipresidencial – o bien, por el líder del partido o alianza mayoritaria en la Asamblea Nacional – sistema parlamentario -.

 

Los Presidentes de la República y los asambleístas durarán cuatro años en sus funciones, sin ninguna posibilidad de reelección.

 

Chile se declara un país multicultural, multi-lingüístico y multiétnico, y los pueblos originarios serán reconocidos como nación, y sus lenguas originarias, al igual que el castellano, serán obligatorias para su uso en la administración pública, (todo texto oficial deberá estar redactado en lengua originaria y castellana).

 

Desaparecerán los intendentes, y sólo se elegirán gobernadores, con amplias facultades políticas y administrativas, sobre todo, la percepción de impuestos erogados de empresas instaladas en la región.

 

Los alcaldes durarán en sus funciones durante cuatro años no reelegibles. Junto a los consejeros locales estarán los cabildos, instancia legislativa, que son los entres superiores de la comuna, incluso, dentro de sus funciones y atribuciones podrán    vacar el cargo de alcalde. (Mi ideal sería un Chile netamente federal, pero las experiencias latinoamericanas aún no han sido óptimas).

 

Estas son algunas sugerencias que sólo me comprometen a mí, como ciudadano.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

11/01/2020                

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